Diré hola luego de VEINTICUATRO 🍟

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Para cuando se hicieron las doce y veinte pasadas, mi estómago ya había vuelto a su silencioso cotidiano y yo continuaba con los ojos pegados en algún libro que encontré en mi mochila, pretendiendo no sentir que cada minuto parecía burlarse de mí por lo que parecían ser horas.

Pero entonces el silencio sepulcral que rodeaba la habitación se rompió.

Bill Cooke estaba levantando una mano hacia el frente.

"Ah, sí, son las doce y media, ¿será que podemos comer o...? "

Al profesor no le quedó más remedio que asentir y reconocer que los estudiantes son personas que merecen que sus derechos sean respetados.

Puse los ojos en blanco cuando mi estómago comenzó a rugir de nuevo.

Violeta Dun destapó una cajita con lo que parecían ser galletas horneadas en casa, porque apenas estuvieron al aire, su aroma se desperdigó por todo el lugar. Las galletas en casa tienen tres veces más calorías que las industrilaes. Sobretodo las de chocolate.

Bill Cooke tenía tacos en su mochila y el refresco en sus manos siseó cuando desenroscó la tapa. La cantidad de azúcar que tenía una coca cola podría salvar a cualquiera con la presión baja de sufrir un desmayo.

Mis ojos se dirigieron hacia Lisa.

Pero ella permaneció inmóvil frente a mí. Y no es que mire mucho a la gorda ni nada, pero fue extraño notar que sus hombros estaban demasiado restos. Demasiado tensos.

Ella es gordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora