TREINTA 🍸 para pasar el mal gusto

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Pero justo cuando Lisa empezaba a no-fastidiarme-demasiado todo se arruinó.

Verás, ayer fue el último día de castigo juntas. Viernes.

A mí me habían dado dos semanas de detención, pero a Lisa solo una.

Por alguna razón, la primera hora de detención se escurrió como agua entre los dedos.

Sin darme cuenta, la hora del almuerzo llegó. Y Lisa Fane sacó un tupper de su mochila.

El problema no estuvo que Lisa tuviera hambre, ni que al abrir su tupper liberase el olor de las hambuerguesas que llevaba dentro. Ni siquiera me molestó cuando se volteó en su asiento para encararme.

El jodido problema fue cuando extendió una mano hacia mí, alcanzándome el tupper, señalando con su mirada una hamburguesa ahí dentro.

Y nunca sabes con Lisa Fane; nunca sabes si el brillo en sus ojos es porque es tu maldita salvadora.

O porque es un demonio del que deberías huir porque está planeando destruirte.

Ella es gordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora