Tarde de hermanos.

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—¿Qué prefieres? ¿Que te coma una vaca o que tú te comas a una vaca?—
Damián la miró con una ceja alzada.
—¿Por qué querría comerme una vaca?—
—Sólo responde.—
—Prefiero comerme a una...espera...—
—Sí dices que prefieres que la vaca te coma, significa que eres débil y prefieres que tu oponente te destruya...sí eliges, comerte una vaca, rompes con tu ley vegetariana.—
Adele alzó las cejas de forma divertida. Él rodó los ojos. Ella estaba aburrida, así que lo molestaba.
—Contesta enano.—
El chico de ojos color esmeralda volteó a ver a su segundo hermano mayor, con una expresión molesta.
—¿Tú que haces aquí?—
—¿Te importa?—
—Estás en mi habitación, así que si me importa.—
Jason rodó los ojos. Luego lo miró con una sonrisa divertida.
—Bruce es el dueño de está casa, por lo tanto ni un mocoso podrá echarme de aquí.—
—¿Quieres apostar?—
—Adelante.—
Damián sonrío.
—Adele, molesta a Todd.—
—¡Genial!—
—No, no, no...así está bien.—
La última vez que Adele había molestado a Jason, él había terminado lleno de pintura, maquillaje, serpentinas y uno que otro pandita de golosina.
Todos se quedaron en silencio hasta que Dick habló.
—Yo opino que Damián se parece a un koala.—
El mencionado lo miró molesto.
—¡Oh! ¿Verdad que si? Es tan adorable como un koala y no quiere parecerlo, por eso saca su katana, como los koalas, sólo que ellos sacan sus garras.—
Comentó Adele. El de ojos color esmeralda los miró molesto, les lanzó a la cabeza lo primero que encontró, una almohada a su hermana -fue considerado con ella- y la lámpara de la mesita de noche al mayor.
—¿Por qué las cajas de pizza son cuadradas sí ellas son redondas?—
Habló después de un rato Adele, con un tono muy serio. Damián la miró con una ceja alzada.
—¿Por qué no piensas en cosas importantes?—
—Eso es algo importante.—
—¿Sólo piensas en eso? ¿En tu cabeza no pasan cosas realmente importantes?—
La chica sonrió.
—A veces pienso en el porque tú eres todo un grinch.—
—¡Uh enana! Mejor piensa en las cajas de pizza.—
—Aún no logramos entender porque Damián es tan Damián.—
Comentó Tim. El mencionado le lanzó la silla de su escritorio al tercer petirrojo. Jason soltó una risa, por lo gracioso que se vió la escena.
—¡Oye!—
—¡¿Qué?! Tú no tienes derecho a opinar.—
Damián -quien estaba sentado en la cama de su hermano- se puso de pie para empezar una pelea con Tim.
Adele y Jason sólo miraban la pelea con una sonrisa divertida, ambos apoyando a cada hermano, -ella a Damián y él a Tim-. Dick trataba de separarlos, pero no lo lograba.
—¡Vamos Timbo! ¡Dale en el estómago!—
—¡Dami! ¡Dale en la cara!—
—¡Golpéalo con más fuerza!—
—¡Dami! ¡Rómpele los huesos!—
Todd miró a su hermana. Dick también la miró. Los que peleaban, detuvieron la pelea para verla.
—¿Qué? Es sólo una opinión.—
—De acuerdo, buena idea.—
Dijo Damián volviendo a iniciar la pelea.

Más tarde, Damián y Tim estaban sentados en la cama, una en cada esquina. Tenían varios moretones en la cara. Se miraban con molestia el uno al otro.
—Babybird...—
—Adele no me digas así.—
—Pero, Dicky te dice así y no le dices nada.—
—Grayson se quedó sin neuronas...tú aún conservas dos, así que espero que si lo entiendas.—
Adele hizo una mueca. Richard se llevó una mano al pecho y abrió la boca totalmente indignado.
—¿Eso debería tomarlo como algo bueno?—
—Si...no te considero una tonta.—
La chica sonrió. Ese había sido un bonito cumplido. De Damián Wayne nunca se recibía un cumplido, nada halagador...así que la cosa más mínima que sonara bonito se consideraba un halago. Hubo una pausa larga. Ninguno de los hermanos decía nada. Hasta que Adele habló:
—Dami, ¿Por qué los elefantes no pueden ser rosas?—
El de ojos color esmeralda cerró los ojos.
—¿Por qué tú no puedes ser normal?—
—¿Y qué me dices de los delfines? ¿Ellos no pueden ser morados?—
—¿Por qué no molestas a Todd?—
—De acuerdo, lo haré...Jay, Jay, ¿por qué el agua rosa de Australia no se puede beber?—
—No sé, mejor pregúntale a Timbo, es el genio de la casa.—
La chica iba a decirle algo a su tercer hermano mayor, pero él se le adelantó diciendo:
—¡Mira! Una mariposa.—
Él le señaló con un dedo un rincón de la habitación, ella volteó hacía donde le indicaban, feliz. Pero no había nada.
—Eres un mentiroso.—
Susurró la menor. Por su cabeza pasó algo realmente ridículo que preguntar.
—Dami...Sí le pones pantalones a Titus, ¿dónde se los pondrías?—
Damián volteó a verla. Tenía el entrecejo fruncido. Ya se había cansado de las ridiculeces de su hermana.
—Adele...anda colorea esto.—
Le pasó un libro de colorear que tenía encima de la mesita de noche. Lo tenía ahí, pues sus sobrinos solían usarlo.
—Colorea el tigre.—
—¿Puede ser púrpura?—
Pregunta la menor con un cierto tono emocionado. Damián asintió. La chica tomó el libro de colorear y empezó a colorear el tigre de púrpura.
—Adele, estás aburrida, ¿cierto?—
Le preguntó Dick a la menor. Ella asintió.
—Tiene sentido.—
Susurró. Ella preguntaba y hacía ridiculeces cuando estaba aburrida. Dick estaba de pie, se escribía con su esposa. Adele lo miraba atentamente.
—¿Qué tanto le ves a Grayson?—
Le preguntó Damián a su hermana. El mayor de los hermanos Wayne dejo el teléfono a un lado y le prestó atención a sus hermanos menores.
—¿Por qué a él se le ven mejor los pantalones que a mí?—
Preguntó con un puchero la menor.
—Es un don.—
Le contestó el mayor.
—Tu tienes un trasero más bonito que el mío...eso es injusto, yo soy una niña ¡y tú un niño! ¡No debería ser así.—
—¿O sea que por ser un niño no puedo tener un bonito trasero? ¿Me estás discriminando?—
—Es lo único que te envidio.—
Susurró la chica. Jason la miró.
—¿Y a mi? ¿Que me envidias?—
—Siendo honesta...nada.—
Todd se indignó por la respuesta de su hermana. Tim y Damián rieron.
—El único maestro que he odiado en toda mi vida, es Thompson.—
Comentó la menor de los Wayne después de un rato. Sus hermanos concordaron con ella, excepto Dick.
—Ese hombre me detesto desde el primer día que me dió clases de Física...me dijo, "¿Conoces a Jason Todd?" Y yo le dije "Si, es mi hermano " y ¿saben que me contestó? Me dijo, "Claro...pésimo estudiante, siempre lo odié y a ti también...desde ahora".—
Exclamó la chica.
—Siempre he dicho que Thompson nos ha odiado por culpa de Jason.—
Comentó Tim.
—Él nunca me odio.—
Replicó el mayor de los cinco.
—¿Tú que Dick? A todo mundo le agradas...además con tu sonrisa y ojitos de perrito a medio morir, los convences de cualquier cosa.—
—Bueno, como he dicho antes, es un don.—
—Te odio a ti y a tu estúpido trasero bonito.—

The Life of a Wayne Girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora