Súper papá.

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Adele llegó a la dirección que había investigado. Soltó un suspiro. Entró y la encargada la recibió de forma amable con una sonrisa. Empezaron a dar un recorrido por el orfanato, habían muchos niños jugando, otros conversaban alegremente.
—No quiero sonar indiscreta, pero, ¿qué la trajo hasta acá, señorita Wayne?—
Preguntó la mujer.
—¿Leyla? ¿Ese es su nombre?—
—Así es.—
—Bien...yo nunca había venido a un orfanato, y bueno, sentí que era lo correcto...es decir, Wayne Enterprise entrega donaciones importantes y es necesario saber cuáles son las necesidades de los niños.—
Respondió Adele buscando con la mirada a cierta niña. Leyla sonrió, le pareció un lindo acto que ella se tomará la molestia de hacer algo como eso.
—Como verá, este lugar esta como esta, gracias a la caridad de su padre.—
—Si...hay tantos niños.—
Murmuró la chica un poco nostálgica. De no haber sido por Julia y Michael, probablemente a ella también le hubiese tocado vivir en un orfanato, como aquellos niños y como sus hermanos.
—Y lamentablemente, no todos tienen la oportunidad de ser recibidos en una familia. Muchos de ellos, llegan a la mayoría de edad sin antes haber tenido el calor de un verdadero hogar.—
La joven hizo una mueca. Eso sonaba muy triste. Ella siempre había sido muy delicada en esa cuestión, es decir, en la que un niño saliera herido. Siempre había pensado que los niños tenían una inocencia tan pura y que nadie tenía el derecho de arrebatárselas.
—Normalmente, ¿por qué los dejan aquí?—
—Sus padres fallecen, los abandonan, o no tienen la capacidad para cuidarlos; mayormente por eso.—
«O porque los apartan de sus padres.» Pensó, recordando como a ella la habían alejado de su verdadera familia.
Adele soltó un suspiro. Tal vez sí ella hubiese crecido en un orfanato, sería totalmente distinta a lo que era. Probablemente no estuvo con sus padres biológicos desde un principio, pero le había tocado recibir amor. A ella la habían amado infinitamente.
—¿Ellos vienen a adoptar?—
Cuestionó la peli-negra mirando a una pareja, algo joven. Leyla asintió sin mirarla.
—Y es triste ver como muchos pequeños se ilusionan.—
—Debe ser el peor dolor.—
—El peor dolor es perder un hijo, señorita Wayne.—
Adele la miró algo confundida. Leyla había dicho eso, como sí tuviese experiencia. No comentó nada al respecto, pues supuso que así era. Su vida no había sido nada fácil, por eso ella protegería con todo su ser a sus hijos del futuro. Los amaría con todo su corazón, de ser necesario daría la vida por ellos. También sería capaz de asesinar a aquel que se atreviese a herirlos.
—¿Adele?—
Una vocecita conocida la hizo voltear. Sonrió cuándo vió a la niña.
—¿Al..Elif? Elif, ¿lo dije bien?—
—Si.—
Leyla volteó a ver a la niña.
—¿Qué haces aquí?—
—La vi y quise saber porque había venido...¿has venido a adoptar a un niño? ¿Deseas ser madre?—
Cuestionó curiosa la menor, algo alegre por poder ser ella la elegida.
—Oh, yo sólo vine a...vine a visitar a todos los niños, por lo pronto no esta en mis planes ser madre.—
Trató de no sonar desilusionante. Elif sonrió.
—Eso pensé...aún eres muy joven...además...no trajiste a tu esposo.—
Comentó divertida.
—N-no, y-yo no estoy casada.—
—¡Ah! Es que...entonces, ¿novio? Novio si tienes, ¿verdad?—
—Si, novio si tengo.—
—Elif, no molestes a la señorita.—
Sentenció Leyla usando un tono autoritario. La menor soltó una risita traviesa.
—Sólo soy curiosa.—
—Leyla, te buscan.—
Habló una chica acercándose a las tres. Leyla miró a la chica como pidiendo disculpas y luego, miró a Elif, dándole a entender que era hora de despedirse de su nueva amiga.
—Deja que me quede, Leyla, ¿si?—
—Molestarás a la señorita.—
—No, está bien, deje que se quede.—
Dijo Adele, la mujer le preguntó sí estaba segura, cuando ella dijo que si, se retiró. Elif miró a la joven con una sonrisa.
—¿Sabes? Todas las niñas aquí, quieren ser como tú, cuando sean grandes.—
—Wow, me siento tan...tan halagada.—
—Y también quieren un novio como el tuyo.—
—¿Cómo Conner? No sabía que tenía admiradoras. Cuando se lo diga, se reirá.—
Elif se sentó en una banca y le dió una palmadita a su lado, mirándola para que se sentara. La chica se sentó y siguió mirando a los niños.
—¿Tu novio no quiere un hijo?—
Adele abrió los ojos ampliamente. Ese tema nunca lo había tocado con Conner. Y él tampoco había tenido interés en mencionarlo.
—N-no lo sé.—
—¿Y por qué aún no te ha pedido matrimonio? ¿No piensa darte el anillo?—
—N-no lo sé.—
—Según las revistas, llevan mucho tiempo saliendo.—
La joven sonrió algo nerviosa. La niña la volteó a ver sonriendo.
—Cuando tengan un hijo, apuesto a que será muy bonito, además de que tendrá una familia muuuy grande y amorosa.—
La peli-negra asintió con una leve sonrisa en los labios. Podía apostar que Bruce, Selina y Alfred se volverían locos con tantos niños en la mansión.
—Apuesto a que tu primer bebé será un niño.—
—¿Ah si? ¿Eres una vidente o algo parecido?—
Preguntó divertida la chica Wayne.
—Bueno, a veces mis predicciones suelen cumplirse.—
—¿Si? Bien, pues dime más.—
Le prestó mayor atención a la pequeña, ella sonrió de forma traviesa.
—Será un niño de mejillas regordetas, ojos azules y se parecerá mucho a su papá.—
—Vaya, creo que tendré un hijo muy guapo.—
—Así será.—
Ambas soltaron una risita traviesa. Miraron a los niños ir de acá para allá, todos se veían felices a pesar de que por dentro tuvieran un vacío en el corazón. Adele siguió hablando con Elif por un rato más, le prometió volver otro día para traer regalos a todos los niños del orfanato.



The Life of a Wayne Girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora