¿Sorpresa?

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—Bien... tú puedes hacerlo —
Murmuró para sí misma Batgirl, mientras miraba hacia abajo. Era la primera misión más emocionante que tenía desde que había regresado de la luna de miel. Las otras, eran más sencillas a su parecer.
Hizo una mueca y volteó hacia atrás, notó que más de esos extraños alienígenas venían tras ella y como siempre sintió un gran terror hacia ellos, no dudó más en saltar de ese edificio. Uff... irónico, ¿no? Es decir, temía de los alienígenas y se había casado con uno... ¿o con la mitad de uno? Porque Conner llevaba también ADN humano.
Cerró los ojos y sonrió al sentir los fuertes brazos de su amado chico de acero.
—¿Qué estabas pensando? —
Le regañó Conner, al llegar al techo de otro edificio.
—¿En cuidar mi cerebro de lo que sea que esos alienígenas querían hacerle? —
—Adele... —
—Sabía que me atraparías —
—¿Y sí no lo hubiese hecho? ¿Ah? —
Se cruzó de brazos y la miró con el ceño fruncido.
—Sé que siempre estarás ahí cuando te necesite... confío en ti, cariño —
Dijo con una sonrisa, que no tardó en plasmarse de igual manera en los labios de Superboy.
—En verdad, aprecio que confíes en mi... lo que sucede es que me preocupo mucho por ti —
—No tienes que hacerlo... ademas algo salió mal con el gancho y por eso no pude saltar a otro edificio —
Comentó de forma divertida, haciendo que su esposo riera junto a ella.
Regresaron a seguir con la lucha, sólo por esa noche Adele perdió el miedo a los alienígenas.
Al volver a su hogar, hablaban -por no decir que casi discutían- de una misión que Dick había asignado, en la que participarían él, Conner, Holly y Wally. Subieron a la habitación que compartían y ahí, Adele entró al baño para ducharse.
—¡Sigo pensando que es mala idea, Kon-El! —
Gritó desde dentro, con molestia. El joven soltó un suspiro y no dijo más, dejó de escuchar más quejas por parte de ella. Se sentó en el borde de la cama y miró su anillo, sonrió. A pesar de que en ocasiones, tuvieran problemas -que eran causados, la mayor parte del tiempo, por el miedo de uno de perder al otro-, siempre sabían cómo solucionarlos y por nada del mundo, pensaban separarse.
—Cielo... —
—¡Tres meses, Kon! ¡Tres meses! Dick dijo que mínimo durarían ese tiempo... ¡¿cómo diablos quieres que me sienta, sí le respondiste con un "si" sin siquiera dudarlo o pedir mi opinión?! —
Le dió la espalda y cepilló su cabello. Conner la dejó refunfuñando cosas, porque no quería hacer más grande el problema. Entró también a ducharse y se puso a pensar en lo que Adele había dicho. Tenía razón en parte, pues ya eran un matrimonio, como un equipo; además, habían prometido no ocultarse nada y siempre tomar en cuenta la opinión del otro.
Pasado un tiempo, la azabache sólo miraba con un puchero a su esposo, que preparaba una mochila.
—Lo siento... tan sólo me preocupo por ti —
Susurró con la cabeza gacha, saliendo de la habitación.
—Regresaré en una sola pieza... cielo, no hay nada de que preocuparse —
Respondió el joven, abrazándola por atrás
—¿Lo prometes? —
—Lo prometo —
Le dió la vuelta y besó su frente.
—Está bien... trataré de no ahorcar a Dick, por venir a alejarte de mi lado, gracias a una tonta misión —
Él soltó una risita y siguió acomodando sus cosas en una pequeña mochila color negro. Adele hizo una mueca y sólo se quedó observándolo; lo amaba demasiado y el hecho de que fuese a otra parte del mundo a una misión sumamente peligrosa, la hacía sentir asustada. Temía perderlo, porque sabía que no soportaría vivir sin él; ese chico era lo mejor que le había pasado, en definitiva. Sólo él la hacía sentir especial, sólo él la conocía a la perfección, sólo él sabía como calmarla en sus malos momentos, sólo él sabía como amarla.
Tan sólo habían pasado tres meses desde su boda. En la casa que Conner había conseguido para que formaron su propia familia, llevaban aproximadamente dos meses.
—Te extrañaré —
Murmuró acercándose a él, para besarlo. Conner sonrió y se aferró a su cintura.
Él también la iba a extrañar. Ambos se complementaban. Ella era el motivo de sus sonrisas, ella sabía como hacerlo sentir único, ella era su verdadero amor... aquel que daba todo por verlo feliz.
—Yo también te voy a extrañar, cielo —
Susurró contra sus labios.









The Life of a Wayne Girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora