Afecto.

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—¿Te cuento un secreto? Creo que vi llorar al abuelo Bruce —
Eddy soltó una risita al notar que su mamá también lo hacía. Al escuchar las palabras de su hija, Bruce no pudo evitar indignarse, pues eso manchaba su reputación, sin embargo, había decidido que sólo por ese día dejaría que todos se rieran por ello, que tenía una pequeñísima parte de razón.
Toda la familia estaba reunida en la casa de Adele y Conner, pues por supuesto que era motivo de celebración ver al pequeño de vuelta en casa.
—¡Eddy! —
Chilló Max corriendo hacia el mencionado, pidió permiso para abrazarlo y cuando pudo hacerlo, dijo que lo había extrañado... aunque realmente no sabía con exactitud lo que había pasado, sólo escuchaba que todos decían eso y él no quiso ser el único en no decir lo mismo.
—Entonces... ¿si puedo llamarlo así? —
—Sólo por hoy... exclusivamente este día tienes permitido llamarme "suegro"... sólo HOY, a partir de mañana vuelvo a ser señor Wayne para ti —
Conner asintió ante las palabras del mayor, sonreía con una gran satisfacción puesto que su suegro estaba siendo amable con él.
—Suegro... woah, se siente bien decirlo —
Murmuró el chico sin dejar de sonreír.
—No te emociones —
—Así que... dígame suegro, ¿cómo van las finanzas? —
—Apuesto mi mansión a que no tienes idea de lo que quieres decir con esa pregunta estúpida —
—Tiene razón suegro, ese mundo no es para mi, suegro —
—Conner, me estoy empezando a arrepentir —
El mencionado decidió no perder su valiosa oportunidad -y su vida-, por lo cual, mejor fue al lado de su esposa e hijo. Abrazó al pequeño y fue con Clark, que estaba ansioso por volver a iniciar una pelea con Bruce.
—Yo te extrañé más que el feo y amargado abuelo que está por allá —
Habló el hombre de acero con una sonrisa victoriosa plasmada en el rostro.
—¡Te escuché Kent! —
—Ti isquiche Kint —
Dijo de forma infantil, a lo que el bebé soltó una risa, pues le pareció divertido escuchar eso.
—No le hagas caso a ese señor mentiroso... yo te extrañé más —
—Ajá —
—Si quieren pelear, que sea lejos de la vista de mi hijo —
Sentenció Adele, alejando al menor de los abuelos "tóxicos" -como los llamaba Holly-.
—Suegro... —
—Su voz suena más a irritante cuando me llama así —
Dijo entre dientes, mientras miraba como su más grande dolor de cabeza y ladrón del corazón de su hija, se acercaba a él.
—Suegro —
—¿Qué quieres? —
—Realmente nada, sólo quiero usar mi oportunidad de llamarlo así... que estoy seguro de que será la primera y última —
—Perfectamente dicho, niño bonito —




Los meses pasaron rápido, Eddy llevaba poco más de un año y durante todo ese tiempo, Adele se había vuelto más precavida, siempre procuraba estar cerca de su hijo para así cuidarlo y evitar que algo malo le pasara. Por nada del mundo quería dejarlo en manos de alguien más, sólo alguien de su suficiente confianza podía cuidarlo.
—Maldición... sólo dormí tres horas —
Murmuró Adele apagando la alarma de su teléfono, se levantó y dió una ducha rápida. Se vistió formalmente y con una zapatilla puesta y la otra en la mano, corrió a la habitación de su hijo, para prepararlo. No debió dormirse por cinco minutos en la ducha.
Abrió la puerta y se encontró con que Eddy ya estaba listo para ir a la casa del abuelo Clark.
—Por eso te amo —
Dijo mirando a su esposo, para después plantarle un beso en los labios.
—¿Estamos listos? —
—Si —
Salieron de la casa y se dirigieron a la casa de los Kent. Al llegar, se despidieron de su hijo y prometieron volver pronto.
Conner dejó a su esposa en la empresa y se dirigió a su trabajo.
Afortunadamente no hubo mucho que tratar en la dichosa reunión, la verdad es que se sentía cansada, con ganas de volver a casa y abrazar a su hijo, así que ordenó que cancelaran sus pendientes y que los aplazaran para el día siguiente. Además, la noche anterior había salido de patrullaje y recibido una herida en el abdomen.
Tomó su bolso y cuando iba a avisar que se retiraba, por la puerta entró una de sus personas menos favoritas.
—¿Qué haces aquí? —
Cuestionó con el ceño fruncido.
—Yo sólo venía a... a preguntar cómo está Eddy —
—Adivino, tu papá te envió, ¿no es así? —
Alzó una ceja y apretó los puños.
—Por supuesto que no, yo vine por mi propia cuenta para decirte algo —
Dejó el bolso encima del escritorio y se acercó a Lina para escuchar lo que ella tenía que decirle. La rubia guardó silencio por un momento.
—Habla —
Ordenó enfadada.
—Sucede que... tú y Conner deben mantenerse muy alerta con Eddy —
—¿Por qué? —
Relajó la expresión al escuchar el nombre de su hijo.
—Mientras estuvo con nosotros, Lex ordenó que le suministráramos un líquido para que sus poderes tengan más fuerza... verás, él heredó parte de esas habilidades extraordinarias de su padre, sin embargo de esa herencia no recibió tanto como mi padre quería... —
—¿Dices que estuvieron experimentando con mi hijo? ¡¿Es eso lo que quieres decir?! —
Estuvo a punto de propinarle una bofetada, pero se lo guardó para el idiota de Lex.
—Si... pero te prometo que estuve siempre al tanto de que no lo lastimaran —
—¡Claro! Como si mucho te importara mi hijo... ahora mismo iré a asesinar a tu padre —
Tomó el bolso y empezó a caminar decidida para acabar con su dolor de cabeza, pero Lina tomó su brazo y la hizo girar.
—No lo vas a encontrar, ¿crees que no se sabe esconder? —
—Iré, incluso hasta la Luna, para arrancarle la cabeza —
—Adele... sólo vengo a pedirte que lo cuides mucho... —
—Por supuesto que lo haré, soy su madre —
Se soltó del agarre y la vió con molestia. No entendía porque tanto el interés de Lina por su hijo. Después de traerlo de vuelta a casa, la hija de Lex hizo lo que pudo para verlo, pero por obvias razones nunca obtuvo acercarse lo suficiente.
—Ahora dime... ¿qué demonios es lo que quieres? ¿Por qué te importa tanto lo que le pase a Eddy? —
—Simplemente se ganó mi afecto —
—Jamás voy a creer eso... en verdad agradezco que me lo hayas devuelto, sin embargo sigo pensando que es un truco —
Se cruzó de brazos y por su cabeza paso que en algún momento ella diría que si, que efectivamente todo era un truco y que pronto irían tras su amado hijo.
—No lo es... yo al igual que tú, quiero a ese niño —
Habló con total sinceridad. Y si, era verdad, sin saber cómo, Eddy había ganado parte de su corazón, tal vez era porque era un niño agradable y muy risueño...
—Escucha... no me importa si aprecias o no a MI hijo, no voy a dejar que uno de los tuyos se le acerque, por la simple y sencilla razón de que lo único que le han traído a mi vida, han sido dolores de cabeza —
—Adele... —
—Es la última advertencia que doy, si se acercan a mi familia, los liquidaré —













Pst...
El siguiente capítulo responderá a la pregunta que muchos se han hecho en el transcurso de la historia...
😉
¡Gracias por leer!
¡Les mando un enorme abrazo!
❤️

The Life of a Wayne Girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora