Inmundo

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Se sentía tan cómodo el calor a su lado, acogedor y correcto.

Bástian no pudo evitar acercarse al objeto que le generaba tal sensación mientras era guiado por el suave aroma que lo sedujo al acercarse, ni siquiera había abierto los ojos, pero podía estar seguro de que no había amanecido de manera tan placentera desde hacía muchos años.

Un sonido suave y rebosante de satisfacción llegó a sus oídos, pero la pesadez en sus ojos no le permitieron abrirlos y ver que le generaba tanta sensación y provocaba tales sonidos, incluso la leve presión sobre su pecho lo hizo sentir cómodo hasta el punto de asegurar que, quien estuviera con él en ese momento lo estaba utilizando cómo almohada y ese no era un pensamiento que lo molestaba, no con el torrente de buenas sensaciones.

El alfa sintió la brisa fría que rosó su piel, tal vez una ventana medio abierta se le escapó la noche anterior cuando...

De inmediato los recuerdos asaltaron la mente del alfa. El lobo de Káleb, sus palabras, todo volvió a él en destellos borrosos hasta el momento en que se perdió en el beso más intenso que alguna vez recibió, después de eso todo fue oscuridad hasta ahora. Sus ojos se abrieron rebosantes de cansancio, justo antes de que el sol escasamente brillante le revelara una imagen impresionante e increíble. Káleb se encontraba recostado a su lado, sus manos apoyadas suavemente sobre su abdomen mientras la cabeza del joven reposaba tranquilamente sobre su pecho, sus labios rosados y entreabiertos mientras sus mejillas mostraban un sonrojo natural lograban crear una imagen difícil de ignorar, de no ser por su cabello revuelto Bástian habría jurado que era una de las imágenes más perfectas que había visto jamás.

Por su parte Bástian tenía rodeado a su joven pareja entre sus brazos, acercándolo e incluso tenía su nariz enterrada en esa cabellera ondulada y desordenada, ese era el aroma delicioso con el que había despertado. ¿Por qué no podía recordar casi nada de la noche anterior?, incluso antes del beso sus recuerdos eran un desastre.

En medio de sus pensamientos caóticos y confusos, Bástian sintió como el cuerpo de Káleb comenzó a moverse y un jadeó incómodo escapó de sus labios ahora apretados. Sus parpados se movieron y poco después se abrieron, revelando esa mirada esmeralda levemente cristalina debido a las lágrimas acumuladas en sus ojos por el sueño.

Lo único de lo que estaba seguro era de que ese beso fue lo único intimo en lo que se involucraron la noche anterior, y como una prueba sus ropas se encontraban en su lugar, desorganizadas, pero sobre sus cuerpos.

—Hmmm... —Escuchó Bástian por parte de Káleb antes de que este, aun desubicado por el sueño, empezara a levantarse y se quedara sentado a su lado, la evidente confusión sobre su situación era obvia, el joven en otra ocasión no habría sido capaz de estar tan calmado al encontrarse tan cerca uno del otros, no en el escaso tiempo que llevaban de conocerse. En sus recuerdos solo aparecían impresionantes ojos Azules, manchas borrosas, palabras demasiado lejanas para distinguirlas y por supuesto el beso, quería recordar, mejor dicho, lo necesitaba.

—¿... Dónde estoy? —Preguntó Káleb al sentirse totalmente perdido. Bástian estaba seguro de que, al igual que él. Káleb no recordaba nada y ambos requerían una explicación de los acontecimientos después de llegar.

—Estamos en uno de los lugares más tranquilos del bosque, es un claro oculto al oriente de la ubicación de la manada, prometí traerte aquí anoche después de que iniciara tu frenesí. —Explicó el alfa con una voz profunda causada por el sueño. Káleb se congeló al instante. —¿Lo has olvidado cachorro?

Káleb guardó silencio por algunos segundos mientras pensaba en cómo hacerle frente a Bástian, ¿debía estar avergonzado de sí mismo o actuar con indiferencia?, tal vez era mejor simular que nada había pasado, si no podía recordarlo entonces no fingiría, no podía hacerse responsable de lo que no veía en sus recuerdos. 

La Manada: Amanecer Oscuro [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora