Flor Mortal

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Las cosas en White Grove Mountain estaban empeorando, tan solo unos días tras la partida de Kaleb y lo que su padre más temía se había hecho realidad, el consejo no espero mucho para demostrar su interés en intervenir en la manada y descubrir cada secreto o documento que pudiera funcionar para que mantuvieran el poder, ahora mismo un equipo de guardias de primera clase, provenientes del consejo, se encontraban apostados en cada esquina del lugar, cada entrada y salida estaba siendo resguardada, incluso el alfa ahora se encontraba siendo vigilado, y lo peor, el consejo aún tenía el descaro de decir que esto era para evitar ataques contra una manada tan antigua, milenaria. Según ellos los ataques de inmundos se hacían cada vez más y más descontrolados, solo deseaban protegerlos. lo que ellos no sabían era que la manada estaba rodeada con una cantidad considerable de piedras alma, una extraña combinación entre sangre de cambiante y plata, no se sabía cómo o cuándo aparecieron, pero nunca habían fallado en detectar a un enemigo de naturaleza no humana impidiéndoles el paso y destruyendo a cualquiera que quisiera cruzar. Los inmundo nunca los alcanzarían, jamás podrían atravesar la formación de rocas en la base de la montaña, por eso y mucho más el alfa sabía que algo andaba mal.

—¿Cuanto más se supone que debamos aguantar esto? —Preguntó su esposa al entrar al despacho, se veía molesta e insatisfecha con todo lo que estaba pasando, se suponía que al haber dado a su precioso hijo a una manada tan sanguinaria como los Black evitaría este escenario, eso le había dicho su esposo, el mismo hombre que ahora ni siquiera era capaz de mirarla a la cara. —Debes detenerlos, esto es un abuso, ahora comenzaron a preguntar sobre asuntos fuera de su rango.

—Por el momento es la única manera, debemos soportar. —Respondió con frialdad el alfa, ya no podía hacer nada, ocultar la verdad tanto a su esposa como a su hijo le causó un enorme dolor, pero era lo que debía hacer, no había otra manera.

Su esposa, estupefacta por la respuesta se quedó en silencio por algunos segundos antes de poder reaccionar y decir algo. —¿Es-estás loco?, podrían descubrir a los omegas, ¿En verdad estás bien con esto?

De inmediato un golpe sacudió el escritorio, cortando las palabras de la mujer, también ganando una mirada de odio por parte de su esposo. —No digas que no me importa, son de los míos, claro que no me siento cómodo con esto, pero es lo que debemos...

—No, no debemos. De verdad, ¿no notas lo malo de esta situación?, el consejo nos quiere doblegar, nos tienen a su merced y tu no haces nada. —Replicó la mujer.

—Lo siento, pero ya no puedo hacer nada, solo nos queda esperar. —Eso fue todo, su esposa no pudo aguantar más, dándose la vuelta y dejándolo atrás, mostros su enojo al azotar la puerta cuando salió.

Si tan solo supiera lo que les esperaba, al menos había salvado a su hijo de todo esto, de alguna forma sabía que esto ocurriría y definitivamente conocía las razones del consejo para tomar estas acciones preventivas para ellos, de alguna forma sabia de cada acción y consecuencia, y él tendría que afrontarlas, después de todo, aunque no pidiera salvarse a sí mismo, les daría una oportunidad de escapar a los suyos, no caerían, aunque él lo hiciera.

Aunque si Kaleb escuchará esas palabras, probablemente reprobaría a su padre, pero ahora el no estaba aquí ahora era parte de los Black.

¿Qué tan difícil resultaba ser agradable, amable y considerado? Bastante difícil o al menos para Bastian Black parecía ser una tarea imposible, pensaba Kaleb mientras se adentraba en el bosque recordando cada una de las cosas por las que lo había hecho pasar a lo largo de la semana, porque si, ya había completado una semana de estar con los Black.

Recordar el cómo lo miro de manera tan molesta y fastidios mientras el médico de la manada vendaba sus heridas en la habitación, ni siquiera esperó a que el hombre saliera del cuarto para empezar a decirle una que otra cosa sobre el desafiarlo y que esperaba que esta experiencia le hubiera servido para darse cuenta de que no era invencible. Kaleb en realidad nunca se había considerado a sí mismo un ser invencible o invulnerable, estaba bastante consciente de que en cualquier momento podía perder su vida, pero no se molestaría en decírselo a Bastian, él solo creía en sus palabras y puntos, nada más.

La Manada: Amanecer Oscuro [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora