Leonora

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Dos semanas habían pasado desde su visita a Alay en el centro médico de la manada Black y en ese tiempo las cosas habían cambiado mucho.

Aquella noche, Kaleb convenció a Said de dejar salir a Alay de la habitación y convenció a Bastián de llevarlo a su hogar, había una muy buena cantidad de habitaciones vacías y podrías ser vigilado más de cerca, fue esta última razón la que convenció a Bastián de dejarlo quedarse, no tenía más razones ya que Alay no le daba buena espina y mantendría uno ojos sobre él en todo momento, además tener a unos cuantos betas a su alrededor en la casa aumentaría la seguridad.

Otro cambio para la joven pareja se hizo obvia cuando ambos recordaron el hecho de tener que dormir juntos en la misma cama, y vaya que eso no fue cómodo en lo absoluto. Kaleb no fue capaz de pegar el ojo en las dos noches siguientes, mientras que Bastian se esforzaba por fingir dormir en paz cuando la realidad era muy diferente. Digamos que para ellos era una tortura que algo normal para una pareja acoplada.

El cumpleaños de Kaleb también llegó sin que nadie lo supiera, pero el más joven no se molesta en anunciarlo, solo hasta que Raisa pregunto en la noche fue capaz de descubrir el cumpleaños número veinte. Esa noche Kaleb no pudo evitar llorar en silencio bajo las mantas mientras intentaba no despertar a Bastian al recordar a todos sus amigos y familiares que este año no habían estado con él hasta este día, solo fue un recordatorio de que ya no podría verlos.

La vida daba muchas vueltas, y Kaleb nunca creyó que algo así le pasaría a él, siempre fue un buen hijo, excelente amigo, bueno con los suyos y con otros. Se vio siempre rodeado de personas que lo querían, pero ahora se sentía solo.

Kaleb temblaba bajo las sábanas mientras mordía sus labios para no dejar escapar ningún sonido que delatara su estado, poco sabia el, que Bastian hacia mucho se había dado cuenta de su tristeza solo hasta que los brazos del mayor lo rodearon por la espalda fue capaz de darse cuenta. Aun así, no se alejó y mucho menos repudio a quien le brindaba consuelo, solo se derrumbó y dejo de ser orgulloso, sus sollozos llenaron la habitación por completo hasta que, en medio del llanto, Kaleb inconscientemente se dio la vuelta y se apoyó en el pecho de Bastian sin dejar de llorar, aprovechando para desahogarse, mientras su acompañante guardaba silencio y acariciaba lentamente su espalda, esperando pacientemente a que las lágrimas dejaran de salir.

Al final, en medio de un montón de cosas, las personas de la manada Black empezaban a dudar de las mentiras creadas por el anciano Frey y el resto, Kaleb y Bastian sabían disimular bien sus desacuerdos, y vaya que eran bastantes, ninguno de los dos creía que alguien pudiera discutir tanto en un par de días, pero se sorprendieron a ellos mismo. Aun así, parecían un poco más unidos que cuando se habían acoplado, Y vaya que necesitarían estar unidos, con la inminente transformación de Kaleb, las cosas podrían salirse de control muy fácilmente.

Para Bastian, Kaleb era fuerte y sin duda lograría sobrellevar el cambio tan bien como lo hizo con su frenesí, no debía temer, pero para el más joven de ambos, la realidad estaba siendo mucho más traumática de lo que creyó. Tenía que hacer un gran esfuerzo para mantener la compostura y no estallar en llanto, enojo o descontrol, sus instintos básicos se hacían más fuertes con cada día que pasaba y aunque hacía todo su esfuerzo, temía no poder mantenerlo en la noche de luna llena. Se veía calmado en el exterior, pero en su interior no dejaba de preocuparse.

—Kaleb... ¡Kaleb! —El llamado proveniente de una voz femenina lo sacó de su ensoñación, haciendo que se diera cuenta de lo absorto que había estado en sus pensamientos al mirar a los dos pares de ojos que lo observaban llenos de confusión y algo de diversión. —Presta atención Alay, eso es a lo que te enfrentas cuando empiezas a enamorarte.

De inmediato los ojos de Kaleb se abrieron llenos de sorpresa, mientras Alay no podía evitar estallar en risas hasta casi caer al camino del bosque por las carcajadas incontrolables. Alay, después de unos cuantos días al lado de Kaleb se había convertido en la segunda persona en que más confiaba en la manada Black, de cierta forma se identificaba con él, ambos eran extranjeros y no eran bienvenidos, además Alay, después de que superara su timidez inicial, realmente podía ser un chico muy agradable y divertido, incluso hasta parlanchín. Definitivamente era una buena persona a la cual se le había dado un destino muy tormentoso. —Raisa, por el amor de... ¿Cómo puedes decir eso?, apenas y hablamos y no somos compatibles.

La Manada: Amanecer Oscuro [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora