Acuerdo

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—Por lo visto hiciste lo último que necesitabas para que te odiara. —Fue lo primero que escucho Bastian al dejar la habitación de Kaleb.

En realidad, dudaba que Kaleb fuera un alfa, las posibilidades eran ínfimas, pero si no era así entonces ¿Qué otra explicación había?, todo a su alrededor era extraño, no había ni la más mínima lógica, tal vez en un principio creyó que Kaleb había sido dejado como su pareja para el beneficio de ambos, pero con el tiempo, tal vez sería más dañino que beneficioso, no solo para los suyos sino para ellos mismos, no eran compatibles.

—En ocasiones se tiene que hacer lo que se tiene que hacer. —Respondió Bastián sin ser capaz de levantar la cabeza.

—Y tu decidiste poner a un anciano cascarrabias por sobre tu pareja. —Raisa ni siquiera quiso seguir hablando, inmediatamente lo pasó de largo antes de abrir la puerta y cerrarla tras de sí. Esta vez Bastián no tenía derecho a enojarse, no estaba haciendo lo correcto o al menos eso gritaba su mente una y otra vez.

Al entrar Raisa vio el cuerpo tembloroso recostado sobre la cama mientras lo sollozo imparable se hacían más fuertes. La imagen le partió el alma, no sabía cómo acercarse al desafortunado joven que en menos de dos semanas le había alcanzado a robar el corazón, claro existían los altibajos, pero eso no evitaba que le generara cierta ternura, tal vez era el instinto de madre actuando.

A cauteloso se acercó al lado de la cama antes de sentarse con delicadeza, Kaleb ni siquiera notó su presencia gracias a las lágrimas.

—Llorar no arregla nada cachorro. —Susurro Raisa mientras una de sus manos se acercaba a los hombros de Kaleb con la intención de reconfortarlo, pero este se retiró al instante, levantando su rostro y dándose cuenta de que ahora ya no estaba solo. Ante esta acción Raisa no tuvo otra opción sino retraer su mano, entendiendo perfectamente el mensaje.

—Piensas igual que el, ¿no es así? —Cuán herido tenía que sentirse Kaleb como para que su mirada se viera de esa manera, sus ojos rojos e hinchados, estaba por enfrentar una situación difícil, sufriría y existía la posibilidad de perder a su lobo solo por acusaciones sin fundamento, lo único era su aroma, un aroma característico de lo que a ella le parecía más una omega pero que para aquellos que no sabían la verdad sobre él, pensarían que en efecto, era un Alfa solo por lo destacado del mismo, debió haber pensado en esa opción antes, tenía que ver si en los libros y pergaminos que su padre le había obsequiado, si encontraba una manera de que su olor no fuera perceptible entonces fácilmente podría salirse de esta aprieto.

—Yo no pienso de la misma forma que Bastian, aunque no lo creas, confió en ti y en el fondo Bastian también. —Aseguró Raisa sin intentar acercarse nuevamente, entendiendo la actitud a la defensiva de Kaleb, el pobre se enfrentaba a algo bastante fuerte a lo que nadie querría enfrentarse.

—Por favor no mientas. —Respondió Kaleb con agresividad antes de ponerse de pie mientras las lágrimas gruesas no dejaban de salir y sus manos se cerraban en puños producto del enojo. —Tu lo escuchaste cuando me acusó y mucho menos cuando dijo que ordenaría la prueba, sabe perfectamente lo que podría provocar, pero no le importa. —Sus manos se cerraron en puños sobre las sábanas. —Un cambiante que pierde a su animal no sirve, está muerto en vida y eso es lo que me ocurrirá si ordena la prueba, pero no le importa. Me odia, lo sé, pero créeme Raisa, si antes lo odia, ahora soy capaz de hacer lo que sea para salvar a mi lobo, si lo pierdo yo me encargare de causante. —Dijo Kaleb con la voz entrecortada pero cargada de odio, sin mirar a la mujer que en ese momento prefería escuchar al joven y luego intervenir.

—Kaleb, no es como si Bastian... —Dijo Raisa de inmediato esperando prevenir una catástrofe, pero fue interrumpida por el joven.

—No lo digas, el me odio. Para de defender sus sentimientos frente a mí porque no sirve de nada.

La Manada: Amanecer Oscuro [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora