Discusión

322 26 9
                                    

—No Raisa, lo lamento, pero no, tendrás que buscar a alguien más. —Jacob inmediatamente dio un paso hacia atrás en cuanto la petición de Raisa salió de sus labios. —Lo siento Alay, me agradas, pero... no tengo espacio para ti.

—Tienes dos habitaciones Jacob, no mientas, dime algo convincente al menos. —Lo interrumpo la mujer mientras su paciencia se hacía añicos, lo que menos quería en ese momento era tener que estar parada frente a la casa de un beta poco creativo, tenía sueño, sus pies estaban hinchados y juraba por Dios que, si seguía teniendo problemas y disgustos el día de hoy, mataría a alguien.

—mis padres vienen de visita de vez en cuando y se quedan en la habitación extra.

—Mentira. Conozco a tu madre. Se queja conmigo siempre gracias a que tú nunca los vas a visitar y pocas son las veces que los invitas a quedarse, jamás los dejas quedarse una noche. —Atajo Raisa en contra de las mentiras descaradas de Jacob, quien en ese momento simplemente lanzaba escusas al azar sin siquiera pensar. —Ahora, muévete o yo te moveré.

Jacob tuvo el impulso de seguir negándose ante la petición, pero al ver la mirada asesina que le estaba obsequiando Raisa, prefirió simplemente rendirse y hacerse a un lado mientras su rostro reflejaba su descontento con la idea. Raisa no tardo en dar un paso hacia el frente, cambiando su mirada asesina a una increíblemente satisfecha cuando paso al lado de Jacob, seguida de cerca por un Alay que no se atrevía a levantar la cabeza por vergüenza, sentía que el beta realmente no deseaba dar su lugar a un perfecto extraño, mucho menos si ese extraño era mitad inmundo, lo comprendía perfectamente pero ciertamente le tenía mucho más miedo a la rabia de Raisa que a la de él.

—Gracias por... —Se atrevió a decir el más joven, deteniéndose frente al disgustado Jacob quien no lo dejo continuar.

—Solo entra de una vez. —Respondió bruscamente antes de darse la vuelta y adentrarse en la casa sin siquiera esperarlo.

Alay no estaba preparado para una respuesta así, pero decidió no decir nada y dejar las cosas así, no formaría una discusión por nada, no se sentía con el derecho.

—No te preocupes por él, tal vez solo le molesta ya no tener la oportunidad de hospedar a sus aventuras semanales en casa, eso es todo. —La voz suave y comprensiva de Kaleb llego a él junto con un suave y relajante toque a su hombro alentándolo a entrar.

La verdad es que, con el poco tiempo que llevaba Kaleb en la manada, era increíble que conociera tan bien los hábitos libertinos del beta líder pero la verdad es que no había sido difícil enterarse, una vez que comenzó a salir más con Bastian, todo tipo de rumores llegaron a sus oídos, le sorprendió escuchar tales cosas de Jacob, nunca se lo habría imaginado, siempre parecía alguien serio, aunque claro, no tanto como Bastian, tal vez porque nunca había tenido una conversación real con él tuvo una impresión errada o distorsionada. Aun así, Kaleb nunca había sido fan de los chismes, era entretenidos claro, pero no por eso debía creerlo por eso un día de curiosidad se atrevió a preguntarle a Bastian quien, después de mirarlo con cierto recelos y confusión, respondió, no sin antes dejar muy en claro que hablar de Jacob de esa manera no le agradaba, y en efecto, los rumores se le quedaban cortos, no había podido obtener mucha información, pero tuvo lo necesario, ni más ni menos.

—¿Que? —Pregunto ingenuamente el más joven de los dos, no sin antes abrir los ojos llenos de sorpresa.

Kaleb negó rápidamente mientras una sonrisa reconfortante se instaló en su rostro. —no te preocupes mucho, solo sigue a Raisa, él no se atreverá a hacerte nada. —Aseguro Kaleb antes de dar un paso hacia atrás para despedirse de su pequeño amigo.

—¿Tu no vendrás? —Pregunto apresuradamente Alay, sintiéndose aún más nervioso ahora que conocía esta nueva faceta del beta al lado del alfa.

—Lo siento, debí haber regresado con Bastian hace mucho, ya me retrasé y aunque no me guste la visita debo hacer al menos un acto de presencia para no discutir. —El suspiro que salió de los labios de Kaleb no podía ser más revelador y lleno de resignación, sabía lo que le esperaba en cuanto se quedara a solas con el imponente alfa. —Lo lamento, pero no tengo opción.

La Manada: Amanecer Oscuro [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora