Te odio

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Para Kaleb estas últimas horas habían sido insoportables, llenas de pensamientos que no lo dejaron descansar en toda la noche. Cada vez que cerraba los ojos veía a Bastian y a Leonora juntos compartiendo besos y caricias. Esas imágenes lo mantuvieron despierto gran parte de la noche. Incluso quiso salir de la habitación para no alterar el sueño tranquilo de un Alay que cayo como piedra en cuanto toco las sabanas.

No sabia porque se atormentaba con esas imágenes, él ni siquiera había presenciado el encuentro de esos dos, pero su mente se empeñaba en torturarlo con imágenes ficticias y no tenía idea del porqué.

Al final fue demasiado molesto seguir en el mismo lugar en donde sabia que esos dos también estaban, prefirió salir a hurtadillas de la gran casona y escabullirse en el bosque por un rato. Así fue como llego a un lugar conocido que en realidad lo único que hacia era recordarle al causante de su malestar.

Aquel lugar en el que habían despertado la noche después de su frenesí y el mismo en donde conoció a Alay. En realidad este lugar era muy hermoso, una lástima que su primer recuerdo de él lo llevara a pensar en Bastian. No podría escapar de él, lo sabia. Todo a su alrededor estaba lleno de recuerdos con el alfa, ya fueran agradables o no.

La suave Brisa de la tarde agitaba las hojas de los árboles creando un sonido un tanto relajante, casi obligándolo a cerrar los ojos y percibir el mundo a su alrededor, la calma que lo rodeaba, pero que no podía interiorizar en esta ocasión.

"Te lastimo"

Afirmo una voz en su cabeza. Una voz lo suficientemente fuerte para sacarlo de su intento de calma.

—Lo sé.

No serviría de nada mentirse a si mismo, su lobo lo conocía muy bien, es decir, sus mentes y cuerpos estaban conectados, no existían secretos.

"Te afecto más de lo que creíste, ¿no es así?"

Esa voz suave en su mente tampoco se escuchaba como antes, no es como si hablaran a diario pero no podía evitar notar el leve tono de disgusto y desanimo, tampoco se sentía bien con esto.

—Creo que fui un tonto al creer que no haría algo como esto. Él no es como las personas en mi manada, no entiende el compromiso como lo hacemos nosotros, no entiende el sacrificio que tuve que hacer al venir aquí y estar con él. Es mi culpa el haber tenido tanta fe. —Dijo lleno de resignación mientras sus pies se movían y atravesaba el terreno, la brisa movía su cabello.

El día de hoy todo parecía demasiado calmado, demasiado estático para su gusto.

"¿Piensas en abandonarlo?"

La respuesta a eso era un rotundo "SI", pero no era posible, al menos no en su situación, no con la vida de las personas de su manada dependiendo de esa condenada unión.

"Eso fue un si muy fuerte, ¿como si realmente quisieras hacerlo?"

—Si lo deseo, pero estamos atados.

"Oh, nonono, a mí no me mientas como lo hiciste con él o con los demás, sé que hay más que solo deber. Por algo soy tu lobo, siento y pienso igual que tú... la mayoría del tiempo Kaleb"

El pecho del nombrado se elevó rápidamente y su boca se abrió para poder refutar a la voz en su mente. Lastimosamente, nada salio, solo un sonoro suspiro que incluso logro detener sus pasos.

—No es amor. —Dijo en voz alta, no solo para convencer a su lobo, sino para convencerse a si mismo.

"Te creo, no lo siento como amor. Pero no esta lejos, te atrae, o mejor dicho, nos atrae"

La Manada: Amanecer Oscuro [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora