—La próxima vez que desees sabotearme, al menos intenta que no me dé cuenta de que fuiste tú, Leonora. —Reclamo con frialdad el joven de ojos negros mientras su mirada filosa se posaba en la joven que en ese momento intentaba no parecer perturbada por las acusaciones de Gael.
—Mi intención era que lo supieras. —Replicó ella mientras pretendía organizar los libros y pergaminos de la biblioteca. Una tarea titánica si sentía como Gael la asesinaba con la mirada. —Con tal de que yo sea la causante de tu miseria y seas consciente de ello, haría eso y mucho más. —Tomando un poco de coraje, Leonora al fin se atrevió a mirar a su compañero a los ojos, enfrentando al demonio que creía ver en él. Ciertamente era intimidante y demasiado cruel para hacerle frente más de una vez. Todo esto había salido así en un arrebato de rabia en donde le faltó astucia para preveer que su futuro podría tornarse mucho más oscuro si molestaba a la zorra de su maestro.
Gael se movió en un instante y casi todos los libros que Leonora tenía que organizar cayeron al suelo creando un sonido estridente, aun así, el rostro estoico de Gael no se vio afectado en lo más mínimo. —Tú, eres solo una fea mancha que estoy seguro, debe desaparecer. —Mencionó entre dientes mientras las hermosas facciones de su rostro se distorsionaban y una oscura expresión se instaló en él. —¡No te conviene meterte conmigo o saldrás perdiendo! No te sigas entrometiendo en mis asuntos o la que va a terminar rodeada de miseria y sufrimiento serás tú.
El silencio llenó el lugar y poco después Gael se dio la vuelta y salió de la biblioteca bastante satisfecho con su advertencia. De haber sido otra persona sus acciones habrían sido simples, pero con Leonora ni siquiera eso valía la pena, era nadie y no merecía su tiempo.
Ya en la tarde Gael había superado ese molesto episodio y ahora llenaba unos informes investigativos con respecto algunos comportamientos de alerta en manadas alejadas y marginadas.
De cierta forma parecía cruel y despiadado lo que el consejo hacía con los de su propia especie, pero era necesario para la supervivencia de todos y Gael se encargaría de que todo saliera perfecto, perder el control significaría la caída de la estructura cambiante y la protección contra otras amenazas como: los humanos y... cosas demasiado inimaginables para que fueran de conocimiento general.
Para gobernar se necesitaba un poco de miedo que sirviera para evitar cuestionamientos, si ese miedo era algo que el consejo debía crear para llegar al amor y agradecimiento de todos entonces el sacrificio de unos pocos por el beneficio de la mayoría era totalmente aceptable.
—No deberías estar aquí hoy. ¿qué forma de pasar tu día libre es esta? —Aunque las palabras parecían ser de reproche, el tono de la voz parecía ser más de alivio que de cualquier otra cosa. No tenía que girarse para saber quién era.
—Digo esto temiendo sonar un poco imprudente maestro, pero realmente creo que tengo mejores cosas que hacer aquí que en mi hogar, me necesitan más aquí. —Respondió suavemente el joven peli negro mientras sus movimientos se alentaban y su voz se hacía más misterioso y sugerente. No quería hablar de su hogar, ni ahora ni nunca.
Tras unos segundos de silencio, Gael sintió como su cintura era sujetada y las caricias se percibían cálidas sobre la ropa, sus músculos se tensaron mientras el latido de su corazón se aceleraba. Tenía el fuerte impulso de cerrar los ojos y dejarse llevar por el toque cálido, pero se negó a sí mismo a caer tan rápidamente, este era un lugar en donde cualquiera podría verlos. Una cosa era que todo el mundo estuviera enterado de los métodos ocultos que se hacían en el consejo para lograr favores y una cosa muy diferente era presenciar un acto así de imprudente.
—Supongo que es razonable, aun así, me gustaría ver que dejas estás paredes. —La voz de Lucius sonaba grave mientras su cuerpo se apretaba contra el de su joven aprendiz, quien notó el calor que emitía el cuerpo del mayor. —Muchos han tomado el tiempo para irse, pero admitiré que soy egoísta al aliviarme un poco con tu presencia. —Susurró sobre el oído de quien ya respondía a su toque tan exquisitamente. —Ya que prefieres seguir aquí, agradecería tu colaboración.
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La Manada: Amanecer Oscuro [EN EDICIÓN]
Loup-garouTanto Kaleb como Bastian son forzados a entrar en una unión que pretende ser por conveniencia pero que es mucho más que eso. Sus vidas se llenan de desafíos y tormentosos sucesos que los hará odiarse y amarse hasta un punto sin retorno. Sus vidas co...