—Pude sentir a la perfección que los ánimos estaban muy tensos en el comedor Raisa, ¿Qué ocurrió mientras estaba inconsciente? —Dijo Kaleb al sentarse en uno de los sillones en la habitación, observando a la mujer en la cama que parecía estarlo ignorando. Raisa simplemente había cerrados sus ojos mientras acariciaba su vientre al estar recostada en la cama con la espalda recostada en el cabecero, fingió no estarlo escuchando y solo respondía:
—Kaleb, lo que allá pasado, no debería preocuparte, cariño, deja que las cosas sean. Más bien deberías preocuparte en como controlar lo que vendrá, la primera luna no es una experiencia agradable, estarás solo y podrías…
Los ojos de Kaleb se abrieron llenos de sorpresa ante las palabras de la loba, no quería pero interrumpió sin querer. —¿S-Solo? —Para él era increíble pensar que dejarán a alguien solo en un momento tan doloroso y difícil.
Raisa abrió los ojos por un instante para poder hablar con el joven más amablemente, logrando haberlo distraído lo suficiente. —Si, solo cachorro, no es posible acompañar a un sin forma en su primer luna, sería un riesgo para el acompañante. —Raisa no tardó mucho en entender porque la confusión de Kaleb y el aparente estado de miedo que empezaba a hacerse evidente. —...En tu manada no era de esa forma, ¿cierto?.
Kaleb asintió ante la suposición de la loba. Por Supuesto que era diferente. —En mi hogar, cuando llega la primera luna de un cambiador más, algunos de los padres, un hermano o un amigo acompaña al lobo durante todos la noche, asegurándose de que esté a salvo.
Raisa se sintió sorprendida ante esto, quien quería estar a solas con un cambiante en plena primera luna, además de ser doloroso de ver, sería difícil mantenerse a salvo. —Eso es… muy valiente.
Kaleb sonrió con alegría al recordar esos momentos con sus padres en donde ambos discutían en juego para ver quién lo acompañaría a él, algunos de sus amigos intentaron entrar en la contienda algunas veces pero sus padres definitivamente ganaban las contiendas normalmente, era agradable ver esos momentos en el pasado y recordar la felicidad que le trajeron. Lastimosamente parecía tener que soportar este difícil momento solo.
—Lo siento cachorro, son las leyes.
Kaleb negó lentamente con la cabeza, entendía muy bien que nada era lo mismo en este lugar, fue muy ingenuo de su parte creer que en realidad sí podrían tener eso en común, además, quien lo hubiera acompañado, ¿Raisa?, imposible, estaba embarazada, demasiado peligroso para ella mientras cargara a su bebé, Alay… no era muy seguro para Alay ni para él y bueno, Bastian… de él no había ni el más mínimo deseo de acompañarlo.
Ya para Kaleb el día había empezado muy mal. A menos de dos semanas de su primera luna no tenía ni siquiera la opción de estar en compañía de alguien, eso era deprimente, y si él se sentía mal, no imaginaba cuán mal se estarían sintiendo sus padres.
Para Kaleb algunas reglas instauradas por el consejo no eran más que una simple forma de mantenerlos a raya unos a otros. Estaba muy seguro de que algunas acciones de su manada estaban hechas para crear un lazo más fuerte entre los mismo habitantes, se encontraba explícitamente aclarado en los pergaminos de la biblioteca en su hogar, ahora bajo su poder, significaba que nadie más conocía ese efecto en las acciones y que el consejo podrá crear cuanta ley se le antojara solo porque sí, alegando que era “peligroso”. Necesitaba más información sobre lo que el consejo hacía a espaldas de los suyos, ¿pero como saberlo?
—Raisa, ¿cuánto crees que se quede Leonora?
Casi al instante la postura de Raisa se enderezó levemente y sus ojos se oscurecieron, realmente odiaba a esa mujer y él no quería preguntar el porqué, antes muerto, aunque tenía serias sospechas.
ESTÁS LEYENDO
La Manada: Amanecer Oscuro [EN EDICIÓN]
Hombres LoboTanto Kaleb como Bastian son forzados a entrar en una unión que pretende ser por conveniencia pero que es mucho más que eso. Sus vidas se llenan de desafíos y tormentosos sucesos que los hará odiarse y amarse hasta un punto sin retorno. Sus vidas co...