ADICTIVO ... 1 ✔

CAPÍTULO 138: "EL GENERAL VIENE A SALUDAR"

Al final, ¿quién debería abrir la puerta?

Los dos se miraron, no se movieron ni pronunciaron una sola palabra mientras el silencio cubría toda la habitación.

Bai Luoyin acababa de terminar de aplicar el medicamento y, lo que es peor, todavía tiene que ponerse los pantalones. Gu Hai, por otro lado, estaba agobiado por las heridas que había sufrido con todo el tiempo. E, incluso cuando caminaba, parecía que lo estaban torturando.

Finalmente, con las cejas juntas, mostrando el dolor que habitaba debajo, Gu Hai apretó los dientes y enderezó su cuerpo.

"Iré."

Bai Luoyin empujó a Gu Hai hacia abajo y lo presionó fuertemente, en un esfuerzo por refrenarlo: "Iré, se bueno y acuéstate. No te muevas."

Estás haciendo esto a propósito. Quieres que se rían de mí cuando me vean así, ¿no? respondió Gu Hai. Una de sus cejas se levantó con sospecha mientras sus ojos se volvieron aún más vigilantes mientras penetraban en los ojos de tierra de Bai Luoyin.

"En este momento, tú y yo estamos atados en el mismo bote,  ya sea que nos hundamos o nademos lo haremos juntos. Si tuviera que decirles la verdad, ¿no me estaría arrastrando? Usa ese culo roto tuyo y piénsalo por un segundo."

"Tú..." Gu Hai usa con odio la colcha para cubrirse.

Bai Luoyin sostuvo suavemente su cintura mientras continuaba soportando en silencio el dolor. Se levantó involuntariamente, se enfrentó a la puerta principal y se dirigió hacia ella. Con cada pequeño paso que daba, el timbre seguía interminable sonando, como burlándose de él, desafiándolo a acelerar su ritmo. No afectado por ello, llegó con calma a la puerta principal. Tomó dos respiraciones profundas antes de enderezarse inmediatamente la cintura y la espalda. En menos de un segundo, exhaló, forzando una expresión relajada en su propio rostro y abrió la puerta.

"¿Tú aquí?"

Zhou Shi Hu se sorprendió bastante cuando vio a la persona abriendo la puerta. De repente golpeó a Bai Luoyin en el hombro por un tiempo. La fuerza en su mano era bastante fuerte, casi causando que el chico con dolor cayera al suelo.

"Ja, ja, ja ...... Yin Zi, ¿tú también estás aquí?"

Li Shuo también estaba bastante desconcertado. Hace unos días, el joven maestro incluso les había prohibido mencionar la existencia de esta persona. ¿Cómo es que, en tan poco tiempo, vuelven a vivir juntos?

"¿Dónde está Da Hai?" preguntó Li Shuo.

Con mucha dificultad, Bai Luoyin esbozó una sonrisa en la superficie de su rostro, pero internamente frunció el ceño a los invitados no deseados.

"En el habitación."

"No puede ser. ¿Aún no se ha levantado todavía?"

Los dos hablaron mientras se dirigían hacia el dormitorio.

Bai Luoyin caminó deliberadamente detrás de ellos, y tan pronto como se dieron la vuelta, alejándose de él, inmediatamente dobló la espalda hacia adelante, con la mano apretada fuertemente sobre su cintura mientras mordía y hacía una mueca ante el dolor insoportable que había vuelto a sentir, diseminado por todo su cuerpo.

Cada vez que giraban la cabeza hacia un lado o para mirarlo, Bai Luoyin se enderezaba rápidamente la cintura y la espalda, permitiendo que esa expresión distante se volviera a ver en su rostro, como si nada estuviera mal.

"Da Hai, eres realmente un maldito flojo. ¿Ya es tan tarde y todavía no te has levantado? dijo Li Shuo hablando y riendo al mismo tiempo, y en poco tiempo, miró en dirección a las nalgas de Gu Hai. En un abrir y cerrar de ojos, su mano se elevó ligeramente y la abofeteó de repente.