Los Maddox

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Scott

había viajado casi cinco horas desde la unidad de reclutamiento hasta Boston
Donde vivía mí camarada Marck, nosé si ya lo nombre pero es casi un hermano para mí, En fin dónde tambien existe la posibilidad de que me encuentre a su hermana, cadete a mí cargo en la unidad especial Bravo.
Joder si estoy nervioso. Pero hice casi una hora solo por querer disculparme por un error de mis camaradas. El castigo fue un desastre, y eh quedado como un completo idiota por confiar en mis subalternos sin nombrar de la paliza que se llevaron cada uno de esos cadetes.

Sino fuese por aquel dispositivo que se había extraviado quizás no estaría aquí.

Al tocar la puerta y ser recibido por aquella mujer, que intentaba verse lo más presentable posible y fallar inevitablemente, perdí aquellos nervios. Es más la situación me causo gracia y solo quería reír.

Marck me invitó a pasar y no tardó mucho en presentarme a sus padres, quienes me recibieron con mucha alegría. Excepto el señor Maddox quien se mantenía en su papel de militar con órdenes exclusivamente de no sonreír.

- toma asiento, le diré a soph que prepare café debes estar congelado. Si mí hijo hubiera avisado que vendrían visitas te hubiéramos recibido de otra manera.

- muchas gracias señora Maddox no es necesaria la molestia , a decir verdad yo debía confirmarle a Marck que vendría pero no lo hice, tienen ustedes una hermosa casa.

-eso se lo debemos a mí hija quien en sus tiempos libres de la universidad jugaba a ser diseñadora de ambientes- habla por fin el señor Maddox.

- oh eso es genial.

Un incomodo silencio se genera en ese momento el cual es roto por Marck y su hermana.

- deberíamos patearle el trasero Sophie así le aclaramos las ideas de una vez por todas. O es más tendrías que cambiar tu número. Dicelo papá.

- por favor que sucede no estoy entendiendo nada.

Todos miramos a la chica Maddox esperando a que hable.

- Edward llamo y el metiche de Marck respondió la llamada. El quiere venir hoy a hablar.

Genial, y ahora que?!

- y tu que es lo que quieres hija, ya eres una mujer adulta y aquí todos respetaremos tu decisión. Y dije todos no es así?-  la vos dura de aquella mujer va llena de advertencia a su hijo y a su esposo. Quienes se miran entre ambos y ocultan total complicidad.

- si, lo que digas madre.

-yo no quiero verlo, no volveré con él de acuerdo. Pero no quiero confrontarlo y no quiero que ustedes lo traten mal. Entienden lo que digo?

La situación era algo complicada, había escuchado esa frase un par de veces agregándole un idiota o imbesil quizás, pero presenciarlo delante de su familia era distinto. Aquella conversación quedó de lado cuando Maddox, mí Maddox osea la cadete Maddox comenzó a preparar algo que olía de maravillas, eran casi las cuatro de la tarde y moría de hambre.
Con Marck salimos al patio trasero en donde arreglaba una motocicleta antigua pero bien conversada. Le ayude a quitar varias piezas que debía cambiar mientras me contaba las últimas noticias de Parwan.
El caos generado en aquella zona tras las nuevas tiendas de control norteamericano que habían sido puestas hace unas semanas, era desastroso. La gente que no tenía nada que ver con aquella guerra estaba feliz con que estuviéramos allí, pero otras sentían que el echo de que vigilaramos esos territorios era solo una provocación para los guerrilleros que no dejaban de atacar cada móvil de la ONU o de alguna ONG que se encargaba de llevarles agua o alimentos.
Pero nosotros solo recibíamos órdenes solo debiamos rastrear bombas, desactivarlas, rescatar gente o denunciar algún brote epidemiológico.
En fin no lo entenderian, apenas entienden lo que intentamos decir con señas.

HONOR, DEBER Y AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora