JUDITH
Con el pulso acelerado y la respiración entrecortada, acabo de salir furtivamente de la habitación que creo es de Deam y me quedo unos segundos pegada contra la puerta que acabo de cerrar tras fisgonear en una propiedad que no es mía.
Veo a Esther alejándose por el pasillo; pero la alcanzo inmediatamente y le salto encima, lanzando un pequeño grito estridente, pero ella parece estar al borde de un ataque de nervios.
―¡Llevo veinte minutos buscándote! ¿Dónde te habías metido? ¡Creí que te había pasado algo y hasta vi tu funeral!
Ah, que linda. Vio mi funeral.
―Bajé con Thiago a bailar, pero luego me arrepentí y me perdí cuando quise regresar. Es que este lugar parece un laberinto ―le contesto balbuceando, evitando revelar lo de la habitación.
Ella me mira algo desconfiada, luego parece creer, o tal vez no quiere saber realmente qué estaba haciendo porque no pregunta nada más mientras caminamos por el pasillo.
Bajamos las escaleras, y, de repente, tenemos que caminar más rápido para evitar a un grupo de borrachos que intentan subir mientras tambalean de un lado a otro. Deambulo con la mirada por el primer piso de la mansión desde mi posición, filtrándome a través de los estudiantes universitarios y no universitarios, algunos caminando desnudos, inhalando cocaína, fumando marihuana y viviendo jodidas vidas vanas.
Su salto al son de la música a todo volumen no es diferente a una versión retorcida del baile. He estado en esta fiesta durante más de una hora y todavía no he visto nada que merezca mi verdadera atención.
Miro por última vez donde vi esos ojos azules, pero ya no se encuentra ahí. De seguro está cogiendo.
De seguro es el típico picaflor con ego sobreinflamado y fragilidad de un cristal.
Después de cruzar la puerta, Esther y yo nos despedimos, donde cada una cogemos un taxi en direcciones opuestas.
Y él llega a mi mente: ¿se habrá ido? ¿Por qué siento todo eso desatado en mi interior solo con su toque?
Llego a la puerta de mi casa, busco en mi pequeño bolso de mano mis llaves, apenas abro la puerta y pongo un pie dentro, subo corriendo las escaleras al darme cuenta que estoy sola, mamá salió y aún no ha llegado. Así que, cuando entro a mi habitación, me subo a la cama sin cambiarme, solo quito mis zapatos para dejar que la oscuridad me abrace.
No sé cómo llegué hasta aquí, pero mis ojos ahora están recorriendo una pequeña sala subterránea.
Hay cuatro cubos de sangre desordenados en fila contra la pared, como los niños de un jardín de infancia que se ponen en fila para ir a comer. Qué hermoso.
Trago saliva, tratando de disimular mi conmoción para poder entender qué está pasando exactamente. Estoy mirando cuatro cadáveres suspendidos boca abajo por ganchos de carne. Hay líneas sangrientas en sus gargantas y sangre seca que mancha los rostros aterrorizados. Es una expresión extraña: emociones grabadas, pero sin vida en los ojos. Casi como mirar esas espeluznantes estatuas de cera en esos museos macabros.
En mi interior, debería haber sentido repulsión por la escena que tengo delante. Lo sé. Pero no lo siento, no importa cuánto tiempo los mire. Son cosas sin vida que cuelgan en un sótano refrigerado y ya está. Podría haber sido la ropa colgada de alguien por lo que siento, o un simple pedazo de carne. Tal vez más tarde pensaría en esto, temblaría y lloraría. Pero ahora no. Hoy solo es una gran sorpresa y decir "qué mierda es esto".
Sigo caminando cuando un grito retumba en los pasillos haciendo que un escalofrío recorre mi columna vertebral. Mis ojos se abren de par en par y me pongo de puntillas hacia el lugar de donde procede el sonido. Una puerta está abierta, la luz aún apagada. No se oyen más gritos, sino una cacofonía de efectos sonoros perturbadores: ruidos húmedos, gruñidos, respiraciones agudas.
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Snap [Psyche#1]
Mystery / ThrillerEra una fiesta normal. Una fiesta con un simple e inocente juego de pulseras de colores. ¿Qué tan malo puede ser eso? Él ya lo había hecho con anterioridad, pero nunca fue encarcelado por sus crímenes porque nadie nunca sospechó que su rostro angeli...