♤~Capítulo XV~♤

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—¿Tara

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—¿Tara..?—susurré. No podía creer lo que estaba observando. Huntara se veía igual de sorprendida que yo, pero seguro no en el mismo modo. Ella frenó a sus dos amigos, los cuales pude reconocer que eran del orfanato, e ingresó al McDonald's, directo a nuestra mesa.

—¿Adora?¡En verdad eres tú, Adora! Ha pasado un tiempo... ¡Y Catra! Pudieron reencontrarse, qué alegría.

—Sí, hemos sido afortunadas—dijo Catra. Su sonrisa tenía aires de incomodidad.

No deberíamos haber hablado de ella anoche, prácticamente le dijimos al universo que queríamos verla...

—¿Cómo te está tratando la vida, Tara?—. Catra levantó una ceja inquisitiva hacia mí, sólo pude sonreír apenada en respuesta. Supuse que ella no estaba al tanto de nuestra cercanía.

—Muy bien, la verdad. Tengo unos padres severos, pero amables. Se preocupan por mí—. Luego de echar un vistazo a su vestimenta y a su cuerpo, pude notar los extremos cambios que había pasado, además de la pubertad.

—¿Estás practicando algún deporte, no?—pregunté. Me llamaba mucho la atención que se haya vuelto tan... grande.

—Pues, mi padre es profesor de boxeo, así que sí. Me divierte mucho, la verdad. Me desestresa y me permite liberar mi enojo sin matar a alguien en el proceso...—dijo riendo. Se estaba rascando la nuca en señal de incomodidad, así que supuse que no lo decía muy en serio. Catra y yo reímos en respuesta.

—Estaría bueno que nos reunamos uno de estos días, Adora. Podríamos hablar sobre lo que pasó en nuestros años que no nos vimos y no sé... ¿Tomar un café?—. Sinceramente, no me podía negar. Lo único que podría pedir sería que esto sea una casualidad o coincidencia y no que ella me haya encontrado buscándome.

Eso sonó tan egoísta.

—Seguro, Tara. Cuando tenga un día libre te hablo —dije sonriente. Las expresiones de Catra eran un poema, uno muy bien narrado. Su perplejidad se veía, o por lo menos para mí que la conozco lo suficiente como para descifrarlo. Huntara, contenta, escribió su número en un papel y me lo entregó para despedirse de nosotras e irse con sus amigos otra vez.

—Adora. ¿Qué acaba de pasar?

—¿Por qué la pregunta?

—¿Es un chiste?—. Catra parecía tener los pelos de punta—. ¡Anoche estábamos hablando de ella, Adora! ¿Acaso no te parece raro que apareciera así?¿De la nada? ¿Justo donde estamos almorzando?—. Su paranoia no estaba incorrecta, yo también me había asustado al principio, pero luego de procesar el contexto y su reacción, caí en la coincidencia.

—Fue sólo una casualidad, Catra. O eso espero... Ella nos vio por la ventana y entró a saludar—. Tomé de mi gaseosa, restándole importancia.

—¿Adora, sabes de dónde eran sus padres?—. Catra me miró de manera inquisitiva, una vez más.

—Sí, de Londres. ¿Por?

(Love &) Hate [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora