Capitulo lll

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El día se siente amargo y triste. Me asomo a la ventana para asegurarme que no son ideas mías. Puedo ver el clima nublado y con ganas de llover. Siento que el clima se identifica conmigo, o yo con él.

Vuelvo a dirigir mi atención a Martina y Rita. Están en el suelo ambas, sonrío ante la imagen y voy a sentarme junto con ellas. Tomo asiento y Martina recuesta su cabeza sobre mi hombro. 

Ambos vemos a Rita jugar en el suelo, sonreímos, y siento una felicidad momentanea dentro de mi.

—¿Iremos mañana a lo de Aurora? —Pregunta Martina mientras voltea un poco su rostro hacia mi a tal punto que puedo sentir su respiración en mi mejilla.

—Si, obvio. No puedo faltar al cumpleaños de mi ahijada. Ni Rita puede faltar al cumpleaños de su prima. —Le respondo y le doy un beso en la cabeza.

Ella se mantiene observandome, yo le devuelvo la mirada.

—¿Qué sucede?

Ella mantiene su mirada sobre mi.

—Tengo un mal presentimiento, no me preguntes porqué, ni yo lo entiendo. —Contesta acariciandome un poco la mejilla para luego apartarse de mi.

—No entiendo que mal presentimiento te puede dar la fiesta de cumpleaños de una nena de doce la verdad, lo peor que podría pasar es que los dulces no estén buenos. —Respondo en tono gracioso. La miro a expectante de su respuesta.

—No lo sé —Contesta mientras se encoje de hombros. —Capaz solo son cosas mías.

Yo la miro, y la abrazo.

—Mi amor, nada va a pasar. Igual si tan preocupada estás podemos ir solo un rato y luego volver.

Ella mantiene su mirada en Rita.

—No, seguro no es nada —Termina de decir. — iré a seguir preparando los dulces para la fiesta. —Concluye y se levanta. 

Yo quedo en silencio, junto con Rita. No entiendo mucho lo que acaba de pasar, pero me admito a mi mismo que también tengo un sentimiento raro ante el evento de mañana.

 Veo a Martina volver a entrar a la habitación.

—¿Tienes idea de quien irá? — Pregunta pero yo noto que se esfuerza por sonar normal, y me preocupo.

—La misma gente de siempre, supongo. —Le respondo con simpleza. Ella asciente y vuelve a irse.

Yo me quedó pensando en su pregunta, trato de encontrarle una verdadera respuesta a el transfondo de lo que preguntó. La encuentro.

Dudo un segundo si es la razón que encontré. Frunzo el ceño, y me volteo para ir a decirle que probablemente vaya Camila, pero eso sería muy oportuno. 

Volver a verla, en estos momentos de mi vida.

 Me preocupo solo ante la idea, llevo tanto tiempo sin verla que me cuestiono que puedo llegar a sentir si la volviera a ver.

Nada, no puedo llegar a sentir nada por ella, porque no va a estar. Nunca ha estado, nunca estuvo, ni estará.

Me mentalizo en que lo más probable es que no la vuelva a ver, un pequeño dolor aparece muy en el fondo de mi pecho por esa idea pero lo puedo ignorar, porque ese dolor no existe, ¿Por qué existiría? Si ya la olvidé. ¿Por qué debería si quiera de sentir algo? Ella no siente nada, y yo soy recíproco en todo.

Deseo salir de estos pensamientos absurdos que plantó la pregunta de Martina porque ni si quiera debería de pensar en ella ahora, porque no tiene sentido. Soy feliz con lo que tengo, con lo que soy y con quienes están en mi alrededor. Empiezo a jugar con Rita y dejo atrás cualquier cosa que involucre a ella, como debí hacer hace mucho.


El Último Adiós de un Gran Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora