Capítulo XXVl

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Puedo sentir el roce de su suave piel junto a la mía. Mi corazón palpita, y yo no siento nada más que genuina felicidad.

Decidimos ver una película y ambos nos hemos quedado dormidos.

Soy la primera en despertar, y me siento totalmente confundida sobre la hora e incluso el día en que nos encontramos.

Dejo salir una sonrisa al poder despertar por primera vez en mucho tiempo junto a el hombre de mi vida a mi lado. Lo admiro un momento, sin poder creer toda la belleza que posee. Le beso la frente y marco un camino de besos hasta sus dulces labios, para luego pasar mis dedos entre sus cabellos, y simplemente poder observarlo.

Recuerdo cómo todos hablaban de Benjamín y de sus ojos. Que eran su atributo más grande, eso en opinión del público. Pero si me preguntabas a mi; la forma de sus labios, la comisura estos, y su sonrisa era lo que particularmente me hacían totalmente vulnerable ante él.

El se empieza a mover, despertándose y encontrándome admirando su rostro. Yo no quito mi mirada de él, pero ahora decido sonreírle.

—¿Que? ¿Que pasa? —Dice en voz baja cuando nota que pasan varios minutos y mi mirada no se mueve de su rostro.

—Pasa que sos el hombre más hermoso del mundo. —Respondo. El suelta una carcajada, y pasa su brazo sobre mi cabeza, haciendo que esta sutilmente caiga sobre su pecho, y acaricia mi espalda con sus dedos.

—No se si soy el más hermoso, pero a tu lado soy el más feliz.

Siento un hormigueo pasar por todo mi rostro ante cada palabra que sale de su boca.

—¿En está relación vos siempre vas a ser el más cursi o como funciona? —Le pregunto irónica.

El voltea a verme, parece sorprendido ante la etiqueta que al fin decidí ponerle a lo que sea que tuviéramos, y empieza asentir.

—Como siempre lo fue. —Replica con su voz lenta.

—Como siempre lo será, también espero. —Agregó tímida. Noto un particular brillo en sus ojos, y es que yo por primera vez en años estoy actuando acorde a lo que siento, sin miedos y sin excusas.

—Si. —Veo una sonrisa formarse en su cara, y siento que mi corazón también lo hace.

Vuelvo a posar mi cabeza en su pecho, y puedo escuchar cada latido de su corazón.
Un sentimiento amargo aparece en mi, aterrándome totalmente a que alguna de mis inseguridades o mis miedos vuelvan a interponerse entre nosotros.

—Perdoname por hacerte esto. —Dejo salir sorprendiéndome a mi misma con mis palabras.

Yo volteo a verlo, y ahora mi barbilla está sobre su pecho, y lo observo.

—Perdóname por simplemente aparecer y arruinar todo lo que habías construido sin mi. —Vuelvo hablar, y un nudo se forma en mi garganta. Un pequeño dolor aparece. —No me merezco todo esto.

El me mira, y me toma del rostro.

—Sos la mujer más oportuna que conozco, lo acepto. —Bromea riéndose. —Pero no hay lugar donde preferiría estar ahora que no sea a tu lado.

Tomo sus palabras como música para mis oídos, aunque muy en el fondo aún ese miedo a no ser suficiente para él se mantenga, quiero simplemente disfrutar del momento más feliz que al fin he decidio darme.

—Me muero de hambre. —Manifiesta sacandome de mis pensamientos, y veo pasar sus manos por su rostro.

—Te diría que podríamos cocinar algo pero...

El Último Adiós de un Gran Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora