RITMO EXPLOSIVO 💥 [Terminada]

Estridente realidad

Cada nota entonada en su canto iba cargada del amargo sentimiento que guardó en su corazón, cada una golpeó certera sobre el joven de rubia cabellera.

Shinso abrió los ojos sorprendido, al notar la lágrima que bajaba por el rostro del cenizo.

<Lo siento Katsuki... ya es tarde> Respiró profundo mientras preparaba un trago fuerte para él, sabía que lo necesitaría. Que regresaría más tarde a beber.

Izuku abrió los ojos, estaba decidido a no llorar, suficiente lo había hecho ya.

Katsuki no reclamaría ¿cómo podría?

Los aplausos no se hicieron esperar, la emotiva voz del pecoso conmovió a todos en el bar.

Elogios y gritos emocionados por el hermoso canto inesperado, como rompiendo el hechizo de fortaleza, Izuku reaccionó. Tímido se bajó del escenario para ir directo a su mesa.

Katsuki sonrió melancólico, Deku seguía siendo el mismo chico tímido del que se enamoró.

<Fui un idiota Deku... Pero quizás con un poco de tiempo logre conquistarte> Katsuki es un hombre fuerte, con la determinación para luchar por sus sueños, Izuku es uno de ellos.

Pero, el tiempo no siempre está de nuestro lado.

La mañana se anuncia con la suave melodía de las avecillas que trinan en la ventana, los rayos de luz solar que llenan la habitación de claridad.
Y un bicolor que confuso se intenta levantar, siente un peso que se lo impide y una extraña calidez que lo rodea.

<Siempre despierto con frío... ¡¿Qué?!>

Un fuerte brazo rodea su cintura, se da cuenta de que durmió con alguien, y que ese alguien sigue a su lado aferrado en un abrazo posesivo.

No sé mueve, perplejo no sabe qué hacer.

Pasan los minutos, al parecer el atractivo y musculoso pelinegro no planea despertar pronto, se dedica darse un recorrido visual por todo el lugar, siente un alivio brutal al ver que no es una habitación de hotel.

Nota los trofeos de fútbol, basquetbol y otros deportes que ni siquiera conoce, un póster de AC/DC llama su atención.

<Al menos le gusta la música>

Una fotografía familiar sobre el buró le hace detenerse, ve al joven abrazando a sus padres.

–Qué hermosa sonrisa.

–Gracias lindo.

Se sobresalta al escuchar esa voz, cada fibra de su ser lo reconoce, esa voz que en la noche susurró sensuales palabras en su oído. Recuerda cada pose, cada caricia y cada gemido.

–Buenos días Shoto.

Cubre su rostro avergonzado, no logra recordar su nombre <¿Mikasa... Dakasa... O era... ¡Inasa!>

–B-buenos días... Inasa.

Lo dice un poco inseguro mas se tranquiliza al ver esa hermosa sonrisa de frente.

–¿Quieres comer algo? Puedes ducharte mientras lo preparo.

Al pensarlo, siente el estómago un poco revuelto igual que la cabeza, no había bebido antes por lo que no tenía experiencia con la resaca.

–Me encantaría, gracias... Aunque m-me siento un poco indispuesto.

–No te preocupes, es normal... Bebiste mucho anoche.

–Sí...

Sonrió nervioso.

–Vamos.

Inasa se levantó y buscó rápido una toalla para cubrirse, Todoroki se sonrojó al ver el bien trabajado cuerpo del pelinegro.

–Toma.

Le dio otra toalla sonriendo, sabía que debajo de esa sábana el hermoso bicolor estaba en su misma condición.

–Gracias.

–No te preocupes, allí está la ducha, al terminar te esperaré en la cocina, mi departamento no es muy grande así que no te perderás.

–Ok.

Todoroki por primera vez se sentía nervioso, como cuando vio a Izuku por primera vez en aquella azotea. Solo que ahora era él el que se lanzaría al vacío, enamorado de un desconocido.