Una Melodía triste #2

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Al ritmo de AC/DC cuyas canciones hacían vibrar sus parlantes, condujo hasta la escuela, miles de pensamientos inundaban su mente

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Al ritmo de AC/DC cuyas canciones hacían vibrar sus parlantes, condujo hasta la escuela, miles de pensamientos inundaban su mente.

La cita en el café, él con su café negro e Izuku con su capuchino, su tierno rostro con aquel bigote de espuma que en su mente quitó lentamente con su lengua, pero que en la realidad tuvo que decirle al pecoso que ruborizado se lo quitó con una servilleta.

La última cita escuchando Soul y Blues en un bar, que no era el de Shinso, debido a sus recientes memorias en dicho lugar. Ver a su Deku cerrar los ojos dejándose llevar por el ritmo de cada canción. La maldición de tener que pretender ser un amigo más, amigos con miles de momentos en común y con un sentimiento doloroso y pesado en el corazón.

Sacudió su cabeza haciendo a un lado los pensamientos negativos que amenazaban su asertiva decisión.

<Un kilómetro y estaré contigo nerd>

–¿Estás seguro de esto hijo?Inko preocupada veía el semblante decaído de su hijo

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–¿Estás seguro de esto hijo?
Inko preocupada veía el semblante decaído de su hijo.

–Más que seguro mamá, solo es difícil despedirme de todos... Los quiero mucho.

Se permitió dejarse abrazar y recibir las caricias de su madre, ella nunca supo de su pasado con el rubio ni de su presente con él. Siempre tuvo la esperanza de que serían una pareja ¿cómo podría presentárselo algún día si ella conociera todo lo que ha sufrido por él?

Sus amigos llevaron su equipaje al área de abordaje para que fuera colocado en el avión.

Al regresar, Izuku los vio con lágrimas en los ojos.

Entre todos sostenían una pancarta con la frase:

¡Lucha por tus sueños Izuku!
Te extrañaremos 🖤

–¡Yo también los extrañaré!

Corrió a abrazarlos. En medio del cariñoso gesto levantó su vista hacia los pasillos que daban a la entrada del aeropuerto, por un breve instante deseó ver al dueño de sus suspiros y musa de sus más complejas sonatas, deseó que él llegara a pedirle que no se marchara... Pero eso no pasó, era lógico pues él se estaba yendo del país sin despedirse de él.

–Pasajeros del vuelo 187 con destino a Nueva York, acercarse al área de abordaje, repito pasajeros del vuelo...

–Ya es hora Izuku, cuidate mucho ¿sí? No importa la hora a la que llegues llámame.

–Ok mamá.

–Izuku, prometeme que estarás bien... Quiero verte triunfar.

Un último abrazo con su amigo bicolor, ambos lloraron al separarse, Todoroki se convirtió en su mayor apoyo desde la secundaria. Inasa abrazó a su novio cuando se alejó del peliverde.

Iida y Uraraka se despidieron también, para luego quedarse al lado de la señora Midoriya que con un pañuelo limpiaba sus lágrimas, todos vieron cuando Izuku se marchaba para subir al avión que lo llevaría lejos, de ellos y de su vida en Japón.

•••

Sin saber que el rubio gritaba en la recepción de su academia, exigiendo información del pecoso.

–¡¿A qué se refiere con que ya no estudia aquí?!

–Lo siento joven, el alumno Izuku Midoriya se retiró por una beca en el extranjero.

–¿E-en el extranjero? ¡¿Cuándo se va?!

–Perdone no dejo darle esta información si no se trata de un familiar.

–Escúcheme extra, he estado enamorado de ese bastado desde la maldita secundaria ¡no quiero perderlo!

La pelinegra vio en los ojos del muchacho la sinceridad de sus palabras, cansada suspiró, solo quería irse temprano a casa y no tener que lidiar con él hombre histérico que tenía enfrente.

–Ok, señor Bakugo, el joven Midoriya se marchó hoy– Vio su reloj de pulsera –Sí se apresura es posible que todavía lo alcance en el aeropuerto, su vuelo sale a las 5:00 pm.

El rubio vio el reloj en la pared detrás de la mujer, solo faltaban 15 minutos y estaba a varios kilómetros del aeropuerto. Agradeció y salió corriendo hacia su auto.

Debía llegar, exigir una explicación, quizás con un poco de suerte... ¿Impedir que se fuera?

No.

No podía hacer eso, ¿no era por sus sueños que el pecoso se iba?

Era por lograr su meta de ser el mejor violinista... No podía truncar su futuro con su egoísmo.

Detuvo su auto en la orilla de la carretera antes de llegar al aeropuerto, colocó las luces de emergencia y aprovechando la soledad de la autopista se permitió desbordar, a través de sus lágrimas, todos los sentimientos que llevaba atorados en su pecho.

–Deku... ¡Me convertiré en alguien digno de alcanzarte!

 ¡Me convertiré en alguien digno de alcanzarte!

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RITMO EXPLOSIVO 💥 [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora