Amarga Partitura #1

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Izuku llegó a la Escuela, pronto se marcharía al Conservatorio Musical a Estados Unidos, así que ya tenía en cajas muchas cosas, se sentía sólo en su dormitorio. Se dejó caer en la cama y lloró, lloró al recordar al rubio que movió su mundo por completo hace algunos años, sacó de su estuche a su fiel compañero el violín que ha estado con él desde que perdió el primero en secundaria a manos del chico al que amó pero que desearía no encontrarse otra vez.

Desbordando su talento, bajo la influencia de sus tristes emociones, una melodía sonó por los dormitorios, el llanto dulce y triste de su violín.

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6 años atrás, un pequeño peliverde se mudó a la ciudad, enamorado de la música, todo un nerd para las clases y lindo. Una combinación que atrajo la atención de demasiados en su salón. Especialmente del más cruel y abusón.

–¡¿Lo quieres pequeño nerd?!

–¡Devuélveme mi violín Bakugo!

–¡Ve por él idiota!

Sus ojos se llenaron de lágrimas al verlo caer desde la azotea de la secundaria.

Las risas de Bakugo eran llevadas por las ondas sonoras que se esparcían en el aire circundante, resonando en sus tímpanos como una melodía de la que amaba cada tono pero odiaba el desprecio que le transmitían.

El rubio cenizo le dio un último vistazo antes de chasquear la lengua y bajar las escaleras alejándose de allí.

<¡Maldición! ¿Por qué putas le hago daño? Solo quería que dejara de ver a los demás y me prestará atención a mi> Molesto consigo mismo salió de la secundaria para irse a su casa.

Izuku se quedó unos minutos de rodillas, limpió sus lágrimas y se levantó.

Caminó hacia la baranda y se inclinó hacia adelante para ver cómo su violín estaba deshecho en el patio trasero de la secundaria.

<No soporto esto ¿Qué te hice Bakugo?> Recordó que desde la mañana le había dicho que se vieran en la azotea, su corazón sintió una calidez ilusionándose con que el rubio le diría algo especial está vez, pues desde el primer día había notado su interés.

Suspiró resignado <Tendré que inventarle algo a mamá>

Desde abajo un bicolor que pasaba por la calle se asustó al ver al pecoso peligrosamente inclinado sobre la baranda.

Corrió hasta la cerca que limitaba la secundaria de la calle y gritó asustado.

–¡¡¡Hey chicoooo!!! ¡Lo que sea que te suceda tiene solución! ¡¡No saltes!!

–Eh? ¿Saltar?

Se dio cuenta de su posición y asustado se lanzó para atrás cayendo de espaldas en el suelo.

<¡Qué miedo!>

Bajó las escaleras, pasó por la clase a traer su mochila y al patio por su violín, corrió a la salida donde el chico de cabello blanco y rojo lo esperaba.

–¿Estás bien?

Lo tomó por los hombros inspeccionándolo.

–Sí E-estoy bien, gracias. No iba a saltar sólo veía esto.

Le mostró su violín deshecho.

–¿Tú lo destrozaste?

–N-no...

El peliverde se quebró frente a él, su llanto lo conmovió, esa tarde Izuku hizo su primer amigo, aunque no era de su misma secundaria su amistad y amor por la música los unió, pues el bicolor también deseaba ir a la escuela de música Yuei al salir de la secundaria.

RITMO EXPLOSIVO 💥 [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora