Era media tarde cuando Harry hacía su entrada por el aparentemente estrecho camino de la mansión de los Styles. Había empezado a caer una ligera cortina de agua; la corteza gris-plateada de los arces parecía más rojiza. La primavera llegaba por fin a las zonas heladas de Vermont. Pero Harry Styles estaba cansado de esperar.
Oyó voces en el salón, y el tintineo de copas. Aún no era la hora del cóctel, claro que Patsy no tenía reparos en empezar a beber en cuanto se le presentaba la ocasión. Debería entrar, servirse un buen trago del mejor whisky y mostrarse amable. Había cosas que no tenían arreglo.
Sin embargo fue directamente a los aposentos de Sally. Estaba dormida, su aspecto era peor con la luz del atardecer que se filtraba, y se acercó a los pies de la cama, observándola, buscando la rabia y el perdón.
Sally era su madre. Era así de simple, así de fácil. Daba igual lo que había hecho y quién era. Daba igual si se arrepentía o no de sus pecados egoístas, ella siempre le quiso lo mejor que supo. Y él la que ría; ahora podía reconocerlo. Como también reconocía que tenía que dejarla marchar.
No estaba sola en la habitación. Harry ni siquiera había notado la presencia de ________ en la penumbra, durmiendo, hecha un ovillo, en la silla excesivamente mullida. Entre las oscilantes sombras parecía etérea, deliciosamente bella. Era extraño que ella no supiera lo hermosa que llegaba a ser. Daba la impresión de que ________ había hecho todo lo posible para negar cualquier efecto que su belleza pudiera tener en la gente. Era una realidad innegable en ella, como su melena o las escasas pecas que poblaban su elegante nariz.
La habitación estaba tranquila y en silencio, sólo llenaba el aire el ligero zumbido de las máquinas, un relajante abejoneo que le hacía a uno olvidarse del mundo exterior. Harry tomó asiento en la silla que había a los pies de la cama, introdujo sus largas piernas debajo de ésta, y se dedicó a observar a las dos mujeres más importantes de su vida.
Sintió algo raro, casi irreal, mientras posaba su mirada en una y otra alternativamente, sus rostros se mezclaban, uno viejo, otro joven, el uno mayor y marchitándose, el otro prácticamente inmaculado. La nariz elegante, los ojos separados de la nariz, la misma boca generosa. Una mayor, la otra joven. La misma cara. La misma cara patricia, típica cara Styles, en ambas mujeres.
Su asombro era tal que no podía moverse, no podía reaccionar. ¿Cómo era posible que no lo hubiera visto antes? ¿Cómo era posible que nadie se hubiera fijado en el impresionante parecido físico? Una vez descubierto, era imposible volver a ignorarlo, y sin embargo, ________ no tenía la menor idea de lo que para él era evidente. Había sido tratada como una intrusa, aceptada por los Styles a regañadientes, sin saber aún que tenía más derecho que él mismo a estar allí.
¿De dónde había salido ________? Sally debía tener más de cuarenta y cinco años cuando ella nació, de ninguna manera podía ser su madre. Tessa sólo tenía unos cuantos meses más que ________, lo que eliminaba la posibilidad de que fuera Patsy.
Había algunos parientes lejanos, por supuesto, pero lo cierto es que en las últimas generaciones, a excepción de la progenie de Patsy, el linaje de los Styles había demostrado ser sorprendentemente escaso y parecía estar en extinción.
Lo que le llevaba a Warren. Siendo Harry un mocoso adolescente solía preguntarse si Warren era gay, y si las elegantes y refinadas mujeres con las que salía ocasionalmente no eran más que una tapadera. Resultaba incomprensible que un hombre pudiera encontrar cosas más interesantes que el amor y la pasión.
Pero ahora parecía evidente que, al menos durante un breve periodo de tiempo, la pasión y el sexo habían gobernado su vida, de lo contrario ________ no existiría.
Podía equivocarse. Warren jamás había mostrado el más mínimo interés paternal en ________; para él era una simple intrusa que a su vez le convenía. Al dar instrucciones a Sam Kinkaid, el impostor, sobre cómo hacerse pasar por Harry Styles, se había referido a ________ como si de una vulgar criada de la familia se tratara, carente de interés o de importancia. De hecho, si la memoria no le fallaba, Warren incluso se había quejado del pequeño fideicomiso que Sally había reservado para ella, diciendo que era totalmente innecesario.
A lo mejor Warren no era el padre de ________. Pero Harry no pondría la mano en el fuego por ello. Warren era el ser menos paternal y sentimental que había conocido nunca, dispuesto a embaucar a su hermana mayor en su lecho de muerte con el fin de hacerse con más dinero del que le correspondía. Probablemente, no dudaría un segundo en dejar abandonada a su hija. Tenía demasiadas cosas dándole vueltas a la vez en la cabeza, y Harry se levantó repentinamente en silencio, incapaz de enfrentarse a ninguna de las dos mujeres, conociendo y guardando sus secretos en el corazón. Definitivamente, necesitaba ese trago, aunque para ello tuviera que ver a tía Patsy y a tío Warren. Necesitaba coger una buena trompa, emborracharse como no recordaba haber hecho.