—¿Qué demonios pasa aquí? —Warren Styles entró vociferando en la pequeña biblioteca, decorada a la perfección, y procedió a intimidar a ________.
Con aparente tranquilidad ésta cerró el talonario de tapas de cuero. El temperamento arrogante y bombástico de Warren tenía la virtud de alterar siempre su estado de ánimo, pero hacía años que había aprendido a disimularlo. Warren era el tipo de hombre que se crecía en las debilidades ajenas, y ________ disponía del suficiente sentido común para no mostrar las suyas más de lo necesario.
—Te he llamado —dijo ella, mirándole—, pero ya habías salido.
—Me ha llamado Sally en plena maldita noche —dijo Warren bruscamente, incluso de peor humor que de costumbre—, para contarme no sé qué ridícula historia sobre la reaparición de Harry. ¿Dónde está?
—No le he visto desde esta mañana. He estado aquí trabajando.
—Debe haberle pillado una tormenta de nieve de camino a casa. Yo he tardado una eternidad en llegar. Así pues, ¿qué opinas?
Warren no era un hombre que se interesara normalmente por la opinión de otros, en especial por la suya.
—¿Qué opino de qué?
—¡No seas obtusa! ¿Qué opinas del hijo pródigo? ¿Es él realmente?
—¿Y quién iba a ser sino? —dijo ________ con precaución.
—Un impostor. Todos supusimos que Harry estaba muerto, que había muerto hacía años. Hay mucho dinero en juego; cualquiera podría intentar quedárselo. ¿Le has hecho alguna pregunta? ¿Le has pedido alguna prueba?
—No me considero la más adecuada para hacerlo. Tía Sally le cree, y está más feliz de lo que ha estado en años. No voy a ser yo quien le diga ahora que se trata de un impostor.
—Pero piensas que lo es —afirmó Warren con astucia.
________ le miró. Warren, de casi setenta años, era un hombre atractivo, claro que los Styles no habían sido bendecidos únicamente con un tremendo encanto físico sino además con dinero. Era un soltero de oro más preocupado por su apariencia y sus posesiones que por cualquier otra cosa. Iba vestido, cómo no, con un traje gris de Armani y a pesar de ser ya un poco mayor para llevarlo, su aspecto se guía siendo elegante e intachable.
Nunca había sido un hombre que fomentara la intimidad y ella no estaba de humor para confiarle sus dudas.
—No lo sé —respondió ________, mintiendo. Warren sacudió la cabeza.
—Tendré que ver al chico, hacerle un par de preguntas capciosas...
—Ya no es un chico.
Warren encogió sus hombros estrechos y pulcros.
—¿Dónde está? ¿Dónde puedo encontrar a la oveja negra?
—Probablemente estará con Sally. Ha ido a su habitación después de desayunar.
—¡Qué escena tan bucólica! Sally es una mujer inteligente. Detectará con facilidad a un impostor. La verdad no tardará mucho en salir a la luz.
—No —repitió ________—, no tardará. —Pero algo le decía que no iba a ser tan sencillo.
—Bueno —dijo Warren, cada vez más impaciente—, ¿vienes con migo?
El día se iba volviendo más y más raro. Warren normalmente la trataba a caballo entre alguien con quien no se llevara bien y una criada de cierto rango, lo que de hecho describía bastante bien su posición en la familia Styles. En el pasado no había requerido nunca su opinión o su compañía, había aceptado su presencia sin más.