Su aspecto era deplorable. Harry no quería correr el riesgo de hacer un alto en su trayecto hacia el sur, pero como ________ parecía estar al límite de su resistencia, decidió parar en un restaurante de carretera cerca de la frontera de Massachusetts y prácticamente la obligó a comer algo del menú del desayuno. Comió como un autómata, negándose a mirarle, con las manos magulladas y sangrantes la cara llena de rasguños y comportándose con temerosa tranquilidad. Harry consideró llevarla a un hospital para que le hicieran una radiografía del tobillo, pero lo descartó. Tampoco cojeaba tanto, y le interesaba llegar lo antes posible a su lugar de destino.
Debería haberse imaginado que al llegar a Woods Hole el último ferry ya habría zarpado. Mientras reservaba dos plazas en el primer barco que saliera a la mañana siguiente, ________ permaneció sentada en el coche con bastante pasividad, y tampoco articuló palabra cuando luego la condujo hasta un anodino hotel y pidió una habitación para pasar la noche.
________ fue directa al cuarto de baño, y Harry pudo oír el agua de la ducha corriendo a toda presión. Se aseguró de que no hubiera otra forma de abandonar la habitación, para que ________ no pudiera escapar si de pronto sentía esa imperiosa necesidad. El motel no tenía servicio de habitaciones, pero Harry dio con un sitio que repartía comida china a domicilio e hizo un inmenso pedido. Cuando ________ salió, pálida y como una sopa, vestida con una ancha camiseta y unos tejanos que le iban grandes, Harry estaba poniendo los envases de cartón sobre la mesa.
—No te molestes en decirme que no tienes hambre —anunció Harry, anticipándose a su protesta—. Necesitas comer algo, y si no colaboras te ataré a la cama y te meteré el arroz frito por la boca.
Que esbozara una sonrisa como respuesta habría sido pedir demasiado. Simplemente se sentó en una de las incómodas sillitas y bebió de la lata que Harry había sacado de la máquina de fuera.
Como no tenían platos, le pasó el envase de fideos con un par de palillos, y procedió a comerse su carne con brécol.
—Los rollitos de huevo son para ti —comentó Harry, rompiendo el silencio—. Tienen gambas.
Esa declaración la hizo volver en sí. Levantó la cabeza de golpe y le miró, sus ojos estaban tristes.
—¿Por qué estamos aquí?
—Porque hemos perdido el último ferry.
—Sabes perfectamente que no me refiero a eso. ¿Por qué hemos venido aquí? ¿Por qué vamos otra vez a Vineyard?
—Tengo que resolver algunas cosas. Quiero saber quién me disparó. Al parecer no hay forma humana de que me proporciones esa información, y no me veo capaz de aparcar el asunto, especialmente ahora que alguien ha decidido utilizarte para sus prácticas de tiro. Creí que podría olvidarme del tema y seguir adelante con mi vida pero me temo que no soy tan benévolo como pensaba. Sobretodo cuando alguien ha empezado otra vez a hacer de las suyas.
________ comió los fideos con total desgana.
—¿Qué quieres decir?
—Quienquiera que te disparara, quienquiera que manipulara tus frenos, probablemente sea la misma persona que creyó haberme matado aquella noche. O al menos eso pienso. La noche que me dispararon estaban todos en Vineyard, y prefiero descartar la idea de que haya dos asesinos potenciales en la familia Styles.
—¿Por qué querrían matarme? Yo no tengo nada que ver contigo. —En su monótona voz no había ni pizca de provocación.
—¡Pero si es obvio! Da la casualidad de que ambos somos un gran obstáculo para cualquier interesado en aumentar su porción de herencia de la fortuna de Sally.
—Mi fideicomiso no supondrá una gran diferencia en el curso de las cosas. No, si tenemos en cuenta todo lo que ha dejado Sally. Además, ya está todo dispuesto; no se podrá cambiar aunque me muera.
—Apartó los fideos de su vista.
—Bueno, tal vez nuestro atareado asesino no se haya dado cuenta de eso. O tal vez sea perfectamente consciente de que tendrías muchos más derechos si decidieras reclamarlos.
—¿Se puede saber de qué estás hablando?
—Come.
—No tengo hambre, y no pienso seguir comiendo hasta que te expliques. —La indignación empezó finalmente a mudar su inusual serenidad. La indignación y un atisbo de miedo. ________ no quería oír lo que él iba a decirle. No quería conocer la verdad.
—¿Nunca has querido saber cuál fue tu origen? —preguntó Harry, dejando su recipiente de comida en la mesa de formica—. ¿Nunca has preguntado nada, ni te has parado a pensar por qué Sally te trajo a casa a vivir con nosotros, los Styles? Porque, desde luego, no tenía por costumbre recoger a gente de la calle. —Recordando sus propios orígenes, no pudo evitar hablarle con cinismo, pero ________ lo malinterpretó.
—No es necesario que me lo recuerdes —comentó con tristeza—. Yo no pertenezco a esta familia. Me trajeron aquí por compasión. No tengo derecho a nada.
—¿Alguna vez le preguntaste dónde te encontró?
—Eso ya lo sé. Nadie ha tratado de esconderlo nunca. Soy la hija ilegítima de alguien que solía trabajar para ella.
—¡La buena de Sally!
—No lleva ni veinticuatro horas muerta, Harry —le espetó.
—No, pero eso no la convierte en una santa, y ella sería la primera en reconocerlo.
—Conoces la historia tan bien como yo. Sally tenía cariño a esa mujer, y cuando murió decidió asegurarse de que no me faltara nada.
—Podría haber mandado un cheque mensual. Y no me digas que ese no era su estilo. Sabes de sobra que prefería hacer obras de caridad distancia. ¿Qué le llevó a traerte a casa?
—Está claro que tienes alguna teoría al respecto —dijo ________, perdiendo la paciencia—. ¿Por qué no me la cuentas?
Harry inclinó la silla hacia atrás, escudriñándola con aire distante.
—Eres una Styles —afirmó categóricamente. ________ ni siquiera parpadeó.
—¡Venga ya!
—¿No te has fijado nunca en el tremendo parecido? Tessa y tú podríais ser gemelas.
—Tú estás loco. Mi madre era una niñera sueca...
—Es posible. Pero tú padre es Warren Styles.
Se quedó lívida. Le miró, parecía que fuera a vomitar.
—No —negó rotundamente.
—Sí. No hay otra explicación. Sally era demasiado mayor, y Patsy acababa de dar a luz a Tessa. En las últimas generaciones la sangre de la familia Styles se ha debilitado. Demasiados casos de endogamia, me temo. Sólo hay otros dos Styles vivos: una tía abuela que está en una clínica de Inglaterra y un primo segundo que es muy joven además de gay. No hay nadie más.
—Yo no soy una Styles.
—Sabes que sí —la contradijo él—. Ése ha sido siempre tu problema. En el fondo de tu corazón sabías que eras una de ellos.
—Estás como una cabra —le insultó, pero Harry vio en sus ojos, tan parecidos a los de Tessa, una sombra de duda.
—Pregúntaselo a Warren.
Repentinamente furiosa, se alejó de la mesa.
—No pienso hacerle a Warren ni una maldita pregunta. Sally ya ha muerto y me trae sin cuidado el resto de tu asquerosa familia. Si diera la casualidad de que Warren es mi padre, estoy segura de que no lo admitiría, porque debe considerarlo el mayor error que ha cometido jamás. Y yo no quiero saberlo. No quiero volver a ver o a hablar con ningún Styles en lo que me quede de vida. —Miraba a su al rededor, desesperada—. Incluido tú.
—¿Se puede saber qué buscas?
—Mis zapatos. Me largo de aquí.
—No, no puedes irte —dijo Harry con aparente tranquilidad—. Ya te he dicho que tu vida está en peligro.
—Y yo que no quiero pasar ni un minuto más con ninguno de los Styles.
—Estupendo. No soy un Styles.
Se dio cuenta de inmediato de que acababa de cometer un error táctico. ________ era una mujer fuerte y resistente, pero los últimos días, culminados con la muerte de Sally esa misma mañana, habían sido demasiado intensos. Cogió una silla y se la lanzó.
Harry consiguió detenerla e ir tras ________ levantándose de un salto. Ésta ya había abierto la puerta, y estaba a punto de salir, medio descalza, cuando él la agarró por el brazo y la arrastró hacia dentro, dando un portazo y empujándola contra la puerta. El también había perdido los estribos, pero no le importó. Se acercó a ella y la retuvo mientras luchaba por deshacerse de él, dándole ****azos en el pecho, y patadas en las espinillas con sus pies descalzos, al tiempo que escupía una letanía de patéticos insultos sin sentido.
La sujetó por los hombros y la zarandeó con fuerza, y ________ se calló unos instantes a causa de la impresión. Las lágrimas rodaban por su pálida cara, lágrimas que no había vertido desde que encontraran a Sally muerta.
—No es lo tuyo decir palabrotas —murmuró. Temblando, respiró profundamente.
—¿Quién **** eres? —le preguntó ________ con voz ronca.
Una sonrisa poco amable mudó la expresión del rostro de Harry.
—Eso ha estado mejor. Soy Harry Styles, ya lo sabes.
—Lo que supuestamente te convierte en mi primo hermano —dedujo ella amargamente.
Harry dijo que no con la cabeza.
—En esta habitación, la única persona que tiene sangre Styles eres tú. Sally tuvo solamente un hijo que murió antes de nacer, e hizo las gestiones necesarias para encontrar otro bebé que sustituyera el suyo.
________ cesó el forcejeo. Echó la cabeza hacia atrás, contra la puerta, y le miró fijamente.
—¿Tú te has vuelto loco o qué?
Harry sacudió la cabeza en señal de negación.
—¿Por qué crees sino que Sally se opuso totalmente a hacer las pruebas de ADN? Ella sabía que no demostrarían nada. El intruso en esta familia soy yo, ________, no tú.
________ levantó la cabeza y le miró, asustada, y él no pudo evitar acariciarle la cara, la piel pálida, suave y sedosa.
—No tú —repitió en voz baja, apoyando su frente contra la de ella—. No tú.