capitulo.. 23

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Hermosa gente .....! espero que disfruten este Penultimo capitulo y disculpen por no aver subido antes 


El amanecer fue espléndido. Subieron a pie el sinuoso sendero en dirección a los acantilados, un grotesco cortejo fúnebre. Atrás, en un enorme charco de sangre, habían dejado el cadáver de Warren, y ahora caminaban, escalaban la misma colina a la que habían subido de pequeños, con George parloteando contento mientras les conducía montaña arriba.

—¿Qué tal anda tu memoria ahora, Harry? —se burló George—. ¿Estás volviendo a recordar tu turbio pasado?
—Una parte, sí —respondió Harry, agarrando con fuerza a ________ de la mano—. Hace maravillas verte con una pistola en la mano.
—Apuesto a que sí. Aún no entiendo cómo conseguiste engañar a tío Warren y que creyera que eras un impostor. Supe que eras tú nada más verte. Yo fui quien te mató la primera vez. Hasta mi madre te reconoció, aunque ella estaba convencida de que habías regresado de entre los muertos para atormentarla.
—¿Sabían ellos que me disparaste aquella noche? ¿Estaban metidos en esto? —Harry sonaba distante, poco interesado en lo que debería haber sido de suma importancia.
—Sí y no. Lo supieron cuando ya era demasiado tarde, y no tu vieron más remedio que encubrirme. Al fin y al cabo, lo había hecho por ellos, ¿no? Y tía Sally siempre fue patéticamente protectora, naturalmente no le habría importado lo más mínimo el escándalo que habría supuesto que me acusaran de asesinato. Aunque, por supuesto, Patsy y Warren se habrían asegurado de que no se me acusara, pero aun así habría sido un follón.
—¿Puedes refrescarme la memoria? —le preguntó Harry recalcando las palabras—. ¿Por qué a mí? Aparte del hecho de que era realmente insoportable. Si mal no recuerdo, tampoco es que tú fueras un santo por aquel entonces.
—Ah, ahí es donde te equivocas. Yo era el hijo perfecto. Adoraba a mi madre, y siempre estaba pendiente de lo que más le convenía. Ya sabes que soy muy observador. La noche que te ibas me sorprendiste espiando a mi madre y su novio. Estaban montándose un número Sadomasoquista, lo que lo hacía aún más divertido. Me estropeaste el plan.
—¿Qué es lo que hice?
—Me amenazaste con darme una paliza si no dejaba de mirar. Claro que es difícil romper ese hábito. —Sonrió alegremente—. El otro día en la biblioteca también pasé un buen rato observándolos. Me hubiera encantado una repetición antes de quemar la casa de Edgartown, pero habéis sido muy poco complacientes. No me cabe la menor duda de que debéis haber copulado como conejos, es sólo que se mantuvieron fuera de mi ángulo de visión.
________ sintió náuseas.
—¿Estuviste mirándonos?
—Miro a todo el mundo. Es mi mayor placer en la vida, lo aprendí hace muchos años. Normalmente no me hace falta recurrir a ninguna estratagema. Pertenezco a un club neoyorquino muy discreto que organiza este tipo de cosas para interesados como yo.
—Querrás decir para pervertidos como tú —le espetó ________.
—Querida prima, no se puede hablar de perversión entre adultos que actúan libremente. Y yo diría que tú actuaste con total libertad. Harry tiene un don especial, ¿no crees? —George suspiró con fuerza—. No sé a quién me apetecería más tirarme, a ti o a él. Aunque dudo que ninguno de los dos estuviese muy dispuesto a cooperar. Aun así, ¡sería tan divertido que el otro mirara!
—¿A qué viene tanta prisa? —preguntó Harry con suavidad, sin hacer caso de la expresión de pánico de ________—. Si tú estás dispuesto a hacerlo, yo también.
George se echó a reír.
—Eso es muy considerado por tu parte, pero no voy a caer en tu trampa. ¿Crees que ganando tiempo conseguirás engañarme? Me temo que he aprendido a renunciar a mis apetitos en beneficio de un bien mayor. Al despuntar el sol ya estaréis muertos. Un salto suicida por el acantilado.
—¿Qué podría empujarnos a hacer tal cosa?
—Yo no soy psicólogo; no sé cómo funciona una mente —dijo George con indiferencia—. ¿Qué podría empujarte a manipular el coche de nuestra querida ________ y luego a llevártela contigo? ¿Y a matar a tu tío a sangre fría cuando te sigue para intentar detenerte? ¿Qué explicación tiene eso? ¿O el hecho de que redujeras a cenizas la casa de Edgartown? Cuando esté junto a la cama de mi madre y vengan a darnos la triste noticia me mostraré confundido. Estaremos todos consternados por la pena. —Sonrió con dulzura.
—¿No te parece que quemar la casa ha sido un tanto drástico? Supongo que estás haciendo esto por dinero, pero te den lo que te den por el seguro, la casa valía más.
—Ya, pero sabes tan bien como yo que no se puede hacer una tortilla sin romper algunos huevos. Pensaba que Warren entendía eso.
—Habían llegado a la cima, y el sol salía por el horizonte, enviando magníficos rayos de luz por el oscuro cielo.
—George —dijo ________ en voz baja—, sigo sin entender por qué quieres hacernos daño. ¿Tanto te importa el dinero? ¡Pero si te sobra!
—Nunca se tiene demasiado, ________. Siempre has sido patéticamente ingenua. Mi tren de vida es tremendamente caro. Pero tienes razón, ése no es el verdadero motivo.
—¿Y cuál es?
—¿Acaso no es obvio? Seguro que Harry ya se lo ha imaginado. No sois auténticos Styles. Tú eres una bastarda, y él el sustituto clandestino de otro bebé. Ninguno de los dos pertenece a la familia, ninguno se merece ni siquiera un centavo de la fortuna que mis ante pasados han ido amasando a lo largo de generaciones. Sois un par de impostores. Toda la vida lo he sabido, como os he dicho antes, tengo el hábito de mirar y escuchar. Siempre he sabido que, tarde o temprano, tendría que deshacerme de Harry, y cuando me pilló espiando con deleite los pecadillos de mi madre, decidí que ése era un momento tan bueno como otro cualquiera. No estaba seguro de tener que hacer
algo o no contigo, ________, pero con la vejez Warren se estaba volviendo sentimental. Me advirtió que no te pusiera una mano encima. Hasta entonces no era mi intención hacer nada, pero su preocupación paternal era demasiado peligrosa. —Se detuvo. Estaban al borde del precipicio, muy pronunciado. Abajo había rocas, rodeadas por el agua del mar, y a la izquierda, bañado por el rosado resplandor del alba, estaba el faro de Gay Head—. Es hora de saltar, chicos. Podéis cogeros de la mano, si queréis.
—¿Y qué pasa si no saltamos? —se opuso Harry—. Te resultaría mucho más difícil tener que explicar unos agujeros de bala en nuestros cuerpos, ¿no?
—No necesariamente. En el agua desaparecerían. Cuando dieran con vosotros no habría suficientes restos para poder identificaros, y menos aún para encontrar una explicación a vuestras muertes. Es un riesgo que estoy dispuesto a correr si no colaboráis. El mar te salvó una vez. Dudo mucho que vuelva a hacerlo.
En el promontorio hacía viento, y por encima de sus cabezas las gaviotas chirriaban y daban vueltas mientras el sol salía. ________ levantó una mano para quitarse el pelo de la cara, y le pareció oír un coche a lo lejos.
George también lo oyó.
—Viene alguien —anunció con simpatía—. ¿Quién quiere saltar primero?
El rugido de un viejo motor se extendió por toda la ladera, mientras las luces del vehículo se confundían con las del crepúsculo, iluminándoles como en un cuadro bíblico vivo, y acercándose a ellos a una velocidad que, a juicio de ________, superaba la ficción. George se quedó petrificado, como un ciervo sorprendido por la linterna de un cazador furtivo, mientras el viejo camión le pasó por encima a toda pastilla. Y ________, completamente desesperada, supo de pronto de quién se trataba.
—¡Al suelo! —gritó Harry, agarrándola por la cintura y empujándola contra el rocoso precipicio, protegiéndola con su cuerpo, cubriéndole rápidamente los oídos con sus manos y apretándole la cara contra su hombro.
Pero no podía tapar el sonido, ni ocultar la verdad. El camión robado se estrelló contra el cuerpo de George, salió disparado por los aires y rodó precipicio abajo hasta chocar contra las rocas y estallar en llamas. Y ________ pudo ver la cara de Warren, pálida y decidida, mientras embestía a George y conducía a ambos a la muerte al pie del acantilado.
Lentamente, Harry deshizo el nudo que formaban sus cuerpos y se levantó con esfuerzo. Le tendió una mano a ________, pero ésta volvió la cabeza, negándose a moverse. Él caminó hasta el borde del acantilado y contempló la escena durante largo rato.
Ya había salido el sol. Las gaviotas sobrevolaban sus cabezas en círculos y gritaban, a lo lejos se oyó la sirena de un coche de policía. Y en el corazón de ________, algo floreció y murió. 

solo falta un capitulo :´´( 

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