Si bien Santiago no acompañó al matrimonio Landa durante el almuerzo, lo hizo durante la cena.
Estaba muy confundido.
Esa noche quiso buscarla, quiso conversar, y fue después de la cena.
Óscar se había instalado en su habitación para descansar y Soledad prefirió ocuparse de algunos platos sucios de la cocina. Eran ciertos días tan solo en los que la enfermera prefería sentirse útil y no tan atendida y consentida como siempre.
― Soledad... —una vez más la mujer se alteró al escuchar la penetrante voz. Ella lo miró por sobre el hombro y siguió con el quehacer.
― ¿Qué ocurre? —y no escuchó más que silencio. Fue cuando decidió mirarlo.
― ¿Por qué nunca mencionas a tu familia?
Fue como un pinchazo, mas no quiso darle importancia.
― No sé a qué te refieres.
― Está bien —se acercó a la mujer—, déjame ser claro. ¿Por qué nunca dijiste que tienes un hermano en coma en un hospital?
Se le resbalaron unos platos de las manos ocasionando un estruendo en el lavadero.
Empalideció de pronto y quedó inmóvil, con la mirada inquietante cruzada con la de él.
― ¿Cómo sabes eso?
― No importa.
― Mira, yo sé que la situación entre tú y yo ha sido difícil pero no tienes por qué meterte en mi vida y mucho menos con mi hermano, ¿me entendiste?
― Soledad...
― No permitiré que hagas lo que te pegue en gana si es que te crees superior a mí.
― Quiero ayudarte...
― Tú no tienes derecho a echarme en cara esto. ¡Con mi familia no te metas! —se detuvo de a poco en sus últimas palabras—. ¿Qué dijiste?
― Por eso no te has divorciado de mi tío, ¿no? Él paga los gastos médicos —quedó fría. Era cierto.
― ¿Qué es lo que pretendes?
― Nada, excepto ayudarte.
― ¿Pero cómo sabes todo esto?
― Tú no eres un misterio griego, Soledad. Sé muchas cosas.
Y era cierto. A raíz de las investigaciones personalizadas que mandó a hacer se enteró de Marcos Rey, un joven que a los veinticuatro años quedó en coma. Y ya habían pasado más de diez.
― ¿Cómo es que de repente me quieres ayudar?
― ¿Por qué no me cuentas qué pasó con tu hermano?
― Yo no tengo que conversar nada contigo sobre él.
― Escucha, yo conocí a Marcos.
― ¿Qué?
― Cuéntame, por favor.
Ella solo lo miraba con desconfianza.
― Soledad...
― Él... Había sido un largo día para mí en el colegio, y preferí quedarme en casa viendo películas que salir con mis padres y mi hermano a cenar. Mi mamá incluso se enojó conmigo esa noche. Ya era tarde y ellos aún no regresaban y fue cuando recibí una llamada... Fue un fatal accidente. Óscar me encontró llorando en la sala de espera del hospital. Fue cuando lo conocí. A mí mamá hubo que operarla y mi hermano... quedó gravemente herido. Mi papá se salvó. Nosotros no éramos ningunos ricos y el seguro no cubría los gastos. Empecé a frecuentar a Óscar y él me ofreció su ayuda. Él salvó a toda mi familia de la miseria. Mi mamá se recuperó pero Marcos... —suspiró profundamente—, mi mamá todavía tiene la esperanza de que un día despierte, pero hace mucho tiempo que lo perdimos en realidad. Bueno... ¿y ti que tanto te importa él?
― Fuimos juntos a la universidad. Dijo que se iría de viaje, que se retiraría de la carrera, que quería hacer otras cosas. Nunca más supe de él, y no pensé que... Él era un buen amigo.
― Pues... ya es inútil. Desde hace muchos años yo quise... dejarlo ir. Es que es lo mejor pero mi mamá... ella simplemente no lo permite.
― Entonces... fue por él que te casaste.
― Santiago, ya te lo he dicho. Yo me casé porque...
― Ya no lo niegues. Tú no amas a mi tío.
― Yo... ya es tarde y quiero terminar de lavar esto —volteó hacia el lavadero.
El hombre suspiró. Se frustró.
Se encaminó hacia fuera de la cocina pero no sin antes dejar un aviso en el aire.
― Iré a ver a Marcos. Solo te pongo al tanto.
La mujer quedó inmóvil y pensativa. Se estremeció con tan solo recordar a su querido hermano mayor, y le fue imposible contener alguna lágrima.
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La mujer del tío Óscar
ChickLitNOVELA PENDIENTE DE CORRECCIÓN. Soledad Rey llevaba años cuidando de su marido moribundo. Atada a él desde muy joven, pronto se vio ata-cado por cáncer y su mujer, como enfermera titulada, debió atenderlo. Ella había perdido sus mejores años en...