Capitulo 2. Una ladrona

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-De acuerdo, vamos de nuevo – soltó Gus mientras volvía a barajear las cartas que tenía en las manos, llevaba durante toda la plática tratando de enseñarme un ridículo truco de magia. Al principio no estaba seguro si su comentario hacía referencia a él o a mí, pasados unos segundos levantó los ojos ligeramente para encontrarse con los míos, en cuanto entendí la indirecta decidí hablar

-Te digo que está como una cabra –solté un bufido de fastidio mientras desviaba la mirada hacia otro lado. Nos encontrábamos sentados en una banca de piedra ubicada en el patio central de la escuela, el cielo comenzaba a tornarse de color anaranjado y purpura, anunciando así la proximidad del atardecer, la jornada llegaba a su fin.

Durante las primeras horas de la mañana me había costado trabajo concentrarme, mi mente seguía estando conmocionada por todo lo ocurrido el día anterior con Fanny. Mi instinto me impidió que le contara la situación al joven Reeve nada más llegar a la clase; en el fondo sabía que necesitaba tiempo para organizar mis ideas, y mantener las distracciones lo más alejadas posible.

-Puedo entender perfectamente a esa pobre chica, aquel video pondría así a cualquiera, no fue fácil conseguirlo, tuve que navegar en lo mas profundo de la red – la seriedad de sus palabras, aunadas al hecho de que parecía estar realmente convencido de ellas me sacaron una sonrisa burlona.

-No sabía que así le decían ahora al videoclub en donde trabaja tu primo – mentiría si dijera que traté de sofocar la risa que me provocaba aquella posibilidad, pero August no se inmutaba, continuaba su labor con una minuciosa determinación. Por el sencillo hecho de que la balanza continuaba estando a su favor, si alguien tenía las de perder en este asunto ese seguía siendo yo, y no dudó un solo instante en recordármelo

-Di lo que quieras, yo no soy el que quedó como un pervertido frente a una completa desconocida – esperaba una risita, pero no hubo nada, y posiblemente esto fue lo que más me molestó. Porque no estaba haciendo una broma, no era el burdo intento de hacer un chiste, no, era mucho peor, estaba diciendo algo que era, para mi desgracia, completamente cierto. Así que, regresando a mi estado de humor original, le espeté con brusquedad

-Si ella supiera que fuiste tú el degenerado que me lo envió no habría reaccionado así en un primer lugar.

-Tu casa, tu habitación, tu computadora, tu video sucio – enumeraba mientras estiraba los dedos de la mano derecha - corrígeme si me equivoco, pero ninguna de esas cosas parece implicarme a mí en el crimen – abrí la boca con la intención de formular mi defensa, pero al final terminé desistiendo, no sabía cómo contradecirlo, y para colmo ese ni siquiera era el asunto que me había mantenido tan abstraído en mis pensamientos. Carraspeé unas cuantas palabras por lo bajo y al final solo pude decir

-Da igual, eso no quita el hecho de que sea extraña – la imagen de Fanny sentada sobre el tejado se repetía una y otra vez en mi cabeza, algo había visto en su mirada, en la forma en la que se comportaba. Su esencia misma me parecía inusual y fascinante, poco a poco comenzaba a considerarla como un enigma a cuya respuesta me era negado el acceso. Pero esto mismo provocaba que me fuera difícil pasar por alto todo lo dicho durante su visita, el reloj se movió cerca de veinticuatro horas y la furia que albergaba en mi interior apenas había disminuido un poco – Algo dentro de ella no funciona bien – mis palabras fueron arrastradas por el viento hacia el horizonte lejano, en busca de una respuesta para todas las dudas que se formulaban en lo más profundo de mi ser.

-Tal vez se trate de una bruja – aquella frase rompió el silencio súbitamente, mi mirada volvió a centrarse en Gus, solo para encontrarme con la baraja extendida hacia mí.

-¿Cómo dices? – mi desconcierto surgió por la declaración que Reeve acababa de hacer, pero también porque había olvidado el truco de magia que trataba de enseñarme, con mas torpeza de la que hubiera querido demostrar tomé una de las cartas del mazo.

Fanny. Una clase de magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora