Capitulo 18. Una sonrisa para no caer

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Decidí reservarme la conversación que tuve con August por la mañana, el ambiente estaba cargado de alegría, no quería quitarle eso a mi pequeño grupo de amigos. Sabía que los cabos sueltos solo se amontonaban en los rincones de mi mente, las dudas amenazaban con caerme encima. Sin embargo, con solo ver de nuevo la sonrisa de Fanny podía dejarlo pasar, ya habría tiempo para eso.

-¡Una caja de sorpresas, eso es lo que eres! ¡No solo eres ridículamente apuesto, sino que también tienes la habilidad de someter a la autoridad máxima de la población estudiantil! ¡Paren todo! ¡Tenemos aquí al próximo presidente de la nación! ¡Ya sé, yo seré tu jefa de campaña! Tendremos que dividir las ganancias, la mayor parte me la llevo yo, desde luego, pero no estoy cerrada a negociar – también era reconfortante ver a Gina de tan buen humor, incluso ella se había visto afectada por la tormenta de emociones negativas en la que estuvimos envueltos durante los últimos días.

Nos dirigíamos lentamente hacia la zona comercial, el regocijo no había terminado todavía. August iba a la cabeza del grupo, con una hiperactiva Deen revoloteando a su alrededor, la expresión del joven de ojos verdes era todo un enigma, a cada segundo salía a la luz un sentimiento diferente, aunque el más sobresaliente era la alegría, tal vez una fingida, pero ahí estaba.

Fanny y yo nos encontrábamos un par de metros detrás del resto, al principio no dijimos una sola palabra, permitimos que los reflectores enfocaran a la princesa de oro lo máximo posible. Tal vez fue por la cantidad de emociones a las que fui sometido desde que desperté, pero en ese momento casi toda mi energía había desaparecido. Por su parte, Fanny caminaba con una enorme sonrisa dibujada en el rostro, mientras que sus ojos estaban posados en el cielo, ambas eran muestras evidentes de su buen humor.

Consideré por un breve momento la posibilidad de que esa podía ser la oportunidad que tanto estaba buscando para preguntarle acerca de aquello que tanto daño le estaba provocando. Pero mis pensamientos me detenían a la menor provocación, sobre todo el que me advertía sobre los peligros de iniciar una conversación de esa manera, cuando una persona se sentía afectada por algo lo que menos deseaba era que se lo recordaran constantemente.

¿Ese era el pensamiento correcto? Por supuesto que no, no habíamos llegado hasta ese punto para acobardarme en el último momento, el plan funcionó, eso tenía que ser digno de celebración. Pero no significaba que los demás problemas desaparecieran, tenía muchos asuntos por resolver, ni siquiera había tenido la oportunidad de contarle a Deen acerca de la madre de Green.

Y luego estaba la chica pelirroja, cuyos demonios en su corazón anhelaba exorcizar, sin embargo... no podía evitar sentirme atado de manos. Nuevamente experimentaba el temor de que se rompería como el cristal con solo acercarme a ella, la incertidumbre era agónica.

La maraña de ideas se hacía cada vez más grande, abstrayéndome de la realidad, posiblemente me habría hundido en el agitado mar de mis pensamientos de no haber sido por el repentino roce entre Fanny y yo. Su cuerpo se había inclinado ligeramente hacia la izquierda, provocando así que nuestros brazos se tocaran entre sí.

Ese simple gesto hizo que mi cabeza se despejara en un parpadeo, la sensación era increíble, sencilla, pero sumamente increíble. El poder sentir el cuerpo de Green junto al mío, notar el calor emanando de su cuerpo, poder escuchar de cerca su respiración. No podía dejar de imaginar lo bien que se sentiría rodearla con mis brazos, unirme a ella para ser uno solo, si tan solo colocara su cabeza suavemente en mi hombro...

-¿Nunca has tenido el presentimiento de que algo bueno está a punto de suceder? – Fanny preguntó súbitamente, lo especial de su incógnita fue el tono empleado, un susurro que apenas pude escuchar yo, un enigma en confidencia solo para los dos.

Fanny. Una clase de magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora