Sus ojos, su cabello, su olor, su sonrisa... sus labios, todo seguía tan fresco que podía recrear una imagen de ella en mi memoria con tan solo cerrar los ojos. Mis labios se negaban a olvidar el contacto con los suyos, habían dejado una marca que difícilmente podría ser borrada, un sello que le pertenecía a la hermosa y atolondrada chica pelirroja.
"Si tuviera que pedirte un favor ¿Lo harías?" aquellas palabras en bucle martillando mi cabeza una y otra vez. Ninguno de los escenarios que pude llegar a considerar se acercarían lo más mínimo a los que Fanny tendría pensados; ya había demostrado lo impredecible que podía llegar a ser, así que, si lo pensaba bien, nada la detenía para llevar a cabo cualquier plan arriesgado.
Mientras más lo pensaba más llegaba a la conclusión de que nada de esto tenía sentido, tan solo teníamos dos días de conocernos, y la mayor parte de ese tiempo lo vivimos odiándonos mutuamente. Le ayudé a salir de los problemas en los que estaba metida, eso cambió la situación radicalmente, pero ¿Realmente creía en las palabras que le había dicho a Freddy? Al parecer una parte de mí lo hacía, para Fanny fueron convincentes, de lo contrario no me habría besado, aunque poniéndolo en perspectiva ¿El beso había significado algo para ella?
"Oficialmente he secuestrado tu beso... y no pienso regresártelo hasta que me hagas un favor..." No hacía falta conocerla para darse cuenta de que para ella un beso era tan solo una moneda de cambio, un juego que le concedía cierto poder sobre las personas, una herramienta para burlarse de los demás.
Podía aferrarme a esa idea, enfurecerme por ser tan crédulo, romper toda promesa absurda a la que me había visto obligado a aceptar, y olvidarme de ella para siempre. Pero simplemente no podía, mi mente se negaba a aceptarlo, mi cuerpo se negaba aceptarlo, mi corazón... se negaba a aceptarlo.
Esta idea ridícula me hizo despertar repentinamente de mi abstracción, me encontraba acostado en mi cama, no podía dormir, por un breve momento creí que en cuanto los problemas con Green se solucionaran podría tener la paz y tranquilidad que tanta falta me hacían, pero esto solo consiguió agravar mi salud mental, el estrés me estaba enloqueciendo.
Temiendo que esto derivara en un ataque de pánico decidí levantarme, aparté de mala gana las mantas y me senté en la orilla del colchón. En medio de la penumbra alcancé a ver el reloj que descansaba sobre la cabecera de madera, dos minutos para media noche, no podía ser peor, aunque quisiera. Sujeté con fuerza una de mis almohadas, para luego hundir la cara en ella, solo así conseguí amortiguar el grito de frustración que solté con todas mis fuerzas.
Fue en ese preciso momento que una serie de ruidos afuera de mi ventana llamaron mi atención. De haberlos escuchado unos cuantos días atrás los habría relacionado directamente con la esquizofrenia en potencia que estaba desarrollando, ahora todo era diferente, a decir verdad, ni siquiera necesitaba plantearme la incógnita sobre su origen, sabía perfectamente quien los estaba ocasionando, solo alguien podía seguir despierto a esa hora de la noche.
Me asomé por el cristal, no me sorprendió verla sentada en el tejado de su casa, no me sorprendió verla ensimismada observando a las estrellas, no, lo que realmente me sorprendió fue la nueva perspectiva que tenía de ella, algo había cambiado, yo había cambiado.
Los rayos de luna la cobijaban, dándole a su piel el brillo único, aquel que había mencionado con Freddy, convirtiéndola en una estrella caída del cielo, de una belleza que solo el cosmos era digno de poseer, una belleza perfecta. Por un breve momento no pude evitar pensar que, en aquel momento, despierto en medio de la noche, parado frente a mi ventana, estaba viendo por primera vez su versión más auténtica, la verdadera Fanny Green.
Como era de esperarse, al día siguiente no pude concentrarme lo más mínimo, las clases transcurrieron sin que yo tuviera la menor idea de lo que se estaba hablando en ellas. Aunado a esto, mi alto desempeño como estudiante no me eximía de ser considerado para participar en las actividades que los profesores designaban en sus asignaturas, esto solo provocó que toda la mañana me encontrara nervioso y distraído. Por suerte ninguno de mis temores llegó a confirmarse, así que dediqué la mayor parte del tiempo a pasar desapercibido, más de lo usual.
ESTÁS LEYENDO
Fanny. Una clase de magia
RomansaAdam tenía una vida aburrida, sin ninguna motivación que lo guiara, pero todo cambió cuando conoció a Fanny. La misteriosa chica que le enseñará que la vida puede estar llena de misterios y emocionantes aventuras, todo al alcance de una promesa.