Capitulo 7. ¡Desde arriba!

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-Supongo... supongo que eso es todo – estas últimas palabras fueron arrastradas por la brisa nocturna que nos envolvía en ese momento. En cuanto las clases terminaron decidimos ir a la zona comercial, específicamente a una de las áreas más apartadas, al menos así no seríamos interrumpidos en ningún momento.

Una parte de mí se encontraba tranquila al saber que por fin podría contarle toda la situación a Gus, al hacerlo no solo me quitaría una enorme carga de encima, sino que además podría contar con el sabio consejo de mi mejor amigo. Sin embargo, otra parte de mí se sentía atrapada en las garras de Reeve, en ese momento no era como si tuviera la opción de negarme a decirle la verdad; a vista del más perspicaz yo era un prisionero llevado al paredón de fusilamiento, la razón de esto era demasiado sencilla.

El silencio en el que August se mantuvo durante toda mi explicación me puso nervioso con forme el tiempo avanzaba, tampoco esperaba alguna intromisión de su parte, me había encargado de no darle esa posibilidad. El problema radicaba en que su expresión no cambió lo más mínimo desde que comencé mi letanía, ni siquiera una sonrisa burlona, o la furia reflejada en su semblante, nada, era como una estatua viviente sentada junto a mí.

Decidí contarle cada evento que había ocurrido desde que conocí a Fanny, sin omisiones, y con lujo de detalle: mi encuentro con ella en la zona comercial, el beso robado... bueno, besos robados, nuestro jardín secreto, mi enfrentamiento con la enfermera, el encuentro con Emily en el parque, el altercado con Liam, para por fin terminar con nuestro nuevo inicio en la enfermería, estaba seguro de que no me faltaba nada, y aun así, August parecía esperar algo más, un comentario final de mi parte, pero ese nunca llegó.

Fue por esto mismo que para cuando terminé de hablar me era difícil saber lo que me diría con respecto a Fanny, cualquier cosa me serviría, solo así podría tranquilizar la maraña de pensamientos en mi cabeza, los cuales se iban enredando cada vez más, pero el tiempo seguía corriendo y lo único que recibí de su parte fue silencio.

Se podía escuchar el murmullo lejano de las tiendas atiborradas de personas que iban y venían, el fin de semana estaba cerca, por lo que la zona comercial iba cobrando vida cada vez más rápido. No podía evitar tener el terrible presentimiento de que algo no andaba bien, en aquella noche de verano August y yo parecíamos dos completos desconocidos.

Entonces el joven de ojos verdes se levantó de forma repentina, ocasionando que me sobresaltara, por un momento se me cruzó por la mente la idea de que en cualquier momento saldría corriendo, el solo pensarlo me generaba una significativa aprensión, no estaba preparado para salir a su encuentro, todas las posibilidades que venían con eso terminaban terriblemente mal. Por lo que me dispuse a rezar a cuanto dios se pudiera para que Reeve no sufriera un colapso nervioso, o al menos si iba a tenerlo prefería que ocurriera con él manteniéndose justo donde estaba.

Al final mis temores no se cumplieron, aunque de haber sabido lo que ocurriría a continuación lo habría preferido mil veces. August avanzó un par de pasos, lo suficiente para que los rayos de luna lo bañaran por completo, aquello le otorgaba un aspecto celestial, casi divino, pero solo era eso, el simple aspecto.

Puesto que Gus podía ser muchas cosas, cada una de ellas más admirable que la anterior, pero nunca podría considerarlo alguien celestial, para serlo se necesitaba tener un alma pura, carente de cualquier sentimiento negativo, sin embargo, esa noche terminé descubriendo que la de él estaba corrompida hasta lo más profundo, y todo comenzó con una simple pregunta de mi parte.

-August... ¿Te encuentras bien? – consiguió despertar de su letargo en cuanto escuchó el sonido de mi voz, me dio la impresión de que por fin recordaba en donde estaba, y lo más importante, con quien. Levantó lentamente la cabeza hasta que su mirada se posó en el cuarto creciente, cuya soledad en medio de la bóveda celeste lo hacía brillar con más intensidad.

Fanny. Una clase de magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora