Capítulo 29: Todo estará bien

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Según Jonah y su abogado, mi muerte había sido un desafortunado accidente.

En su confesión, que yo observé sentada justo al lado de él, Jonah dijo que su intención era conservarme por siempre en la habitación tras el espejo. Tenía todo planeado, nadie me descubriría ahí, y había borrado todas sus huellas, por lo que nadie podría dar con él nunca. Su defensa en el juicio consistía en decir que su intención siempre fue dejarme viva.

Dijo que matarme nunca estuvo en sus planes y que todo había sido un simple accidente; el día en que morí, él estaba tratando de asustarme blandiendo un cuchillo cerca de mí. Se acercó de más, y me dio en la garganta. Le entró el pánico, y trató de ayudarme (intentó usar eso como defensa también), pero no lo logró. Entonces borró toda la evidencia que encontró, y me lanzó al río.

Le preguntaron en qué momento Lauren entró en la ecuación. Dijo que unos meses después de mi muerte, se dio cuenta de lo mucho que Lauren se parecía a mí. Según él no tenía intenciones de hacer lo mismo dos veces, pero ella era como una réplica mía, y no podía dejar de pensar en ella. Su obsesión creció más y más, al grado de incluso espiarla por la ventana de su habitación algunas noches. Y finalmente, cuatro años más tarde, el día de mi cumpleaños, escuchó que Katia no iba a llegar a casa hasta muy tarde. Para él, dentro de su retorcida mente, eso era una señal, una oportunidad de que yo volviera a estar junto a él. Y entonces, decidió "reemplazarme" con Lauren.

Cuando lo declararon culpable de mi secuestro, el de Lauren y el de Katia, homicidio, intento de homicidio contra Katia, manipular evidencia, manipular un cuerpo, mentir en una declaración oficial (dijo varias veces que no sabía dónde estaba), violencia física, psicológica y otros tipos de violencia...empezó a llorar en la corte, fue algo patético, pero mentiría si dijera que no disfruté verlo llorando.

Mientras tanto Lauren, mi pobre reemplazo, tuvo que pasar casi once semanas en el hospital mientras los médicos reparaban todo el daño que Jonah había infligido en tan sólo unos días. Huesos rotos, heridas infectadas, cortes profundos...ella era un desastre por dentro y por fuera. Era un milagro que estuviera viva.

Pasó sus primeras dos semanas inconsciente, en un coma inducido por los médicos mientras la examinaban. Cuando despertó, varios días después de su llegada, no habló por una semana y media. Sólo miraba al espacio recordando sin parar lo que había sucedido, y preguntándose si era su culpa, si hubiera podido hacer algo por cambiar lo que pasó. Tenía que ser sedada cada vez que un médico iba a verla porque atacaba a todos el personal que se acercara a su cama. Solía ​​patear, golpear, rasguñar, y morder, sin siquiera permitir a su madre o su padre cerca de ella. Ella no quería que nadie la tocara, no quería ni que le dirigieran la mirada, y sus padres, quienes sólo querían abrazarla, llenarla de besos y amor, tenían que esperar a que estuviera lista.

La verdadera Lauren, la chica alegre, dulce y sonriente que todos conocían y amaban, todavía estaba allí, yo lo sabía. Estaba enterrada bajo montones de recuerdos dolorosos y repugnantes, y la oscuridad estaba venciendo a la luz. Era como un bosque, tan espeso que apenas permitía que la luz alcanzara las flores en el suelo. Lauren era una flor tratando de abrirse camino desesperadamente hacia la luz del sol. Y aunque la oscuridad estaba ganando la batalla, Lauren eventualmente ganaría la guerra.

Ella todavía me recordaba. Recordaba las veces que ella y yo hablamos cuando estaba cautiva, y aunque recordaba mis palabras, ella no podía ver más allá de su odio, su sed de venganza, y su dolor. Decidí no presionarla. Necesitaba tiempo para sanar.

Finalmente, dos semanas después de llegar al hospital, Lauren dejó que una enfermera cambiara sus vendas sin pelear ni gritar. Dejó de intentar golpear a los doctores que se acercaban. Poco a poco se volvió menos complicado acercarse a ella o tocarla, y un día de la semana ocho, mientras Katia leía un libro frente a la cama de su hija, ella habló por primera vez:

El Asesinato de Anneliese TrevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora