S e p a r a d o s

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ALEX
Entre pláticas y eso me enteré que alguien había matado a dos de las personas que vivían en la prision, lo cual era muy preocupante, pero no podía hacer mucho.
Estaba acostada en la cama jugando con la roca que me había dado papá mientras que escuchaba las risas y los besos de los Rhee, luego escuché que Maggie iba a ir por algo de agua para él; a veces eran tan empalagosos. Rodeé los ojos de solo pensarlo.
—¿Alex, necesitas algo?.—escuché a la castaña.
—Un vaso de agua...por favor.
—Bien, en seguida vuelvo.—y salió dándome una sonrisa.
Ya me sentía un poco mejor y Glenn había podido pasar la noche, todo estaba yendo en orden otra vez.
Maggie se estaba tardando mucho, mientras pensaba eso se empezaron a escuchar disparos y bombas.
Me levanté para ir con Glenn a la otra celda y él ya estaba de pie.
—Alex.
—Glenn.—dijimos al mismo tiempo—¿Qué está pasando?.—es obvio que él no sabía que está pasando, qué pregunta más estupida.
—No lo sé, debemos salir.—me contestó igual de confundido.
—Ven aquí.—dije pasando su brazo por mis hombros mientras tratábamos de bajar las escaleras y mantenemos de pie.
—¡GLENN!. ¡ALEX!.—los gritos de Maggie se hicieron presentes.
—¡Maggie, por aquí!.—grité yo, ella me ayudó con Glenn y salimos del pabellón.
—¿Qué es lo que está pasando?.—pregunté queriendo obtener respuestas de la situación.
—Nos están atacando, el gobernador no esta muerto.—dijo y ambos nos quedamos consternados por sus palabras.
Nos subimos en el autobús escolar en el que habían llegado las personas de Woodbury meses atrás.
—¡BETH!. ¡¿DONDE ESTÁ BETH?!—preguntó Maggie en cuanto subió y no la vio.
—Salió a buscarte.—le dijo una mujer que estaba ahí.
—¿¡Por donde se fue?!.
—Por allá.—y le señaló la dirección.
—Iré contigo.—le dijo Glenn a Maggie, quién se alejaba para buscar a su hermana.
—¡No!. Quédense aquí.—gritó, prácticamente ordenándonos.
—No te dejaré ir sola.—yo no sabía que carajo hacer solo sostenía a Glenn para que pudiera mantenerse de pie y que no fuera tras ella.
Maggie se alejó y sin darme cuenta Glenn también bajó del autobús.
—¡Glenn!. ¡¿Qué haces?!.—ignoró mis gritos e iba tambaleándose por donde Maggie se había ido hace unos momentos—Maldita sea.—dije y bajé del autobús también.

CARL
—Carl, más despacio. Carl. ¡Carl!.—gritó papá alcanzándome—Debemos seguir juntos. Todo va...—lo miré con enojo, no podía decirme que todo iría bien después de lo qué pasó.
Luego de un rato encontramos un bar y decidimos entrar.
—Deberías cuidar.—me dijo.
—Tu deberías cuidar.—le dije.
—¿Disculpa?.—me miró ofendido.
—Ni siquiera puedes mantenerte de pie. No dejare que entres ahí solo. Ya hemos hecho esto antes.—abrió la puerta, no muy convencido y entramos.
Había un caminante pero lo detenían unas sillas y mesas, detrás de él había estantes con salsa picante y con suerte algo de comida.
—No le dispares, esta débil. Yo me encargo.—me dijo papá, tiró lo que se interponía y como era obvio el caminante se lanzó. Él le clavo el hacha pero no le dio al cerebro—No lo hagas.—me advirtió, pero lo ignoré y le disparé—¡Esa bala pudo haber servido en otro momento!.—me regañaba enojado.
—¡No ibas a poder matarlo con el hacha!.—le grité igual de furioso.
Después de eso, seguimos con la búsqueda y encontramos algunas latas de comida y continuamos con nuestro camino.

—Hey.—volteé a verlo fastidiado para ver qué tenía para decir—Esta casa es tan buena como las demás.—entramos con las armas en alto—Quédate aquí.—me dijo.
Ya estaba harto de que me tratara como un niño.
—¡Hey, idiota!. ¡Hey, imbecil!.—grité golpeando la pared.
—Cuida tu boca.—me dijo molesto.
—¿Bromeas?. De haber uno ya habría venido.—le dije.
Subí al segundo piso pero tampoco había nada. Entre a una habitación, había videojuegos, libros, cómics, una televisión, pero me detuve ahora no era momento para emocionarme con eso, ahora ni nunca. Tomé un cable y baje para amarrar la puerta con la ventana y así evitar que alguien entrara.
—Hay que poner el sofá.—se escuchó su debilitada voz.
—Ya hice un nudo.
—No podemos tomar riesgos.
—Es un buen nudo. Shane me enseñó.¿Lo recuerdas?.
—Claro que lo recuerdo. Lo recuerdo a diario. ¿Algo más que me tengas que decir?.—me había pasado con mi comentario pero estaba bastante molesto y tenía que desahogarme de alguna forma—Deberías comer.—me extendió una bolsa de cereal.
—Deberíamos guardarlo.—le dije. Se puso de pie y camino hacia mi.
—Come.—me ordenó.
—No quiero.
—Comételo.—lo aventó y se fue de la sala.

TWD-Carl Grimes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora