S o l o u n o s n i ñ o s

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CARL
—Hazla pasar.—dijo Negan sonriendo.
Al verla entrar puede notar sus golpes y parecía que acababa de llorar, me miró con sorpresa y luego sus ojos pasaron a una expresión de miedo.
—¿Qué...qué hace él aquí?.—se dirigió a Negan.
—Sabía que te pondrías contenta de verlo.—le sonrió. Me dolió tanto verla en el estado en el que estaba—Tu valiente novio, vino aquí, solo para verte a TI.—le decía a Alex, pero ella no dejaba de verme.
Tocaron la puerta—Pasa.—dijo Negan impaciente—Gordo Joseph.—instintivamente Alex, quién se encontraba a un lado del sillón de dónde estaba, camino rápidamente a un lado de Negan. Él también lo noto—¿Qué te pasa?.—le preguntó con preocupación a ella, pero ella solo negó con la cabeza, abrazando su cuerpo e intentando alejarse lo más posible de aquel sujeto. Negan la volteó a ver extrañado—Bien que es lo que quieres.
—Dejó a Lucille allá abajo y yo sé la traje.
—¿Tu hiciste eso?.
—Si, señor.
—¿La trataste como una dama?.
—Si, señor.
—Bien hecho, gordo Joey.—el sonrió satisfecho—Ahora lárgate.—inmediatamente Alex pareció respirar de nuevo—¿Y a ti que te pasa?.—le seguía insistiendo Negan.
—Ya dije que nada.—y él se alzó de hombros.
—Bien, niños. Es hora de hablar. Ambos son bastante listos. De hecho les dire cuán listos son, en caso de que no lo sepan. Cualquier persona de su edad estaría llorando, deprimiéndose por perderse el baile de graduación. En cambio tú.—me señaló a mi—Sales a una misión, me enfrentas, matas a dos de mis hombres.—Alex se sorprendía con lo que decía y sentía su mirada furiosa sobre mi—Y eres tan listo que sabes que no lo pasaré por alto. Y tú.—señaló a Alex—Me enfrentas, no te importa cuál vaya ser tu castigo y siempre que te doy una oportunidad sigues siendo leal a quién eres. Es por eso que veo el futuro en ustedes muchachos.—sonrío y hubo un momento de silencio—No puedo.—lo volteamos a ver confundidos—Tienes que quitarte eso de la cara, es como hablar con una caja de regalos. Quiero verlo.
—No.—dije yo serio.
—¡Dos hombres!—gritó Negan.
—NO.—dijo Alex.
—Dos...hombres. ¿Realmente quieren verme enojado?. Ese es el castigo.
Me quite el sombrero y empecé a quitarme la venda, esto era humillante.
—Quítate el pelo de la cara, déjame ver.—me sentía bastante avergonzado—¡Dios, que asco! ¡Te lo has visto en el espejo? Puedo verte hasta el hueso. Quiero tocarlo. ¿Puedo tocarlo?.
—¡YA BASTA!—gritó Alex con la voz quebrada, yo solo lloraba.
—Maldita sea. Cielo santo, niño. Es fácil olvidar que solo son unos niños. No quise herir tus sentimientos. Solo estaba...
—Olvídalo.—le dije.
—Fuera de broma, se ve aterrador. Yo no me cubriría eso. No sería muy popular con las chicas.—y volteó a Alex—Bueno, aunque ya tienes una que te quiere así. Pero nadie se metería contigo, lo juro. No señor.—me decía con su típico tono de voz—Los hombres se toman el pelo entre ellos. Eso es lo que tu padre debería enseñarte. ¿Que haces para divertirte?.¿Te gusta música?. Quiero que me cantes una canción.
—¿Qué?.—dijimos Alex y yo al mismo tiempo.
—Si. Quiero algo a cambio de todo lo que hiciste. Cántame una canción.
—No me se ninguna.—le dije nervioso.
—¡Mentira!. ¿Qué música te cantaba tu mami?.
—Negan...—habló Alex
—Cállate Alex, no nos interrumpas.—la amenazaba con su bate.
—¿Qué música ponía tu padre en el auto?.—puso su bate cerca de mi cara y Alex se tensó al igual que yo—Canta.
—Tu eres mi rayo de Sol. Mi único rayo de Sol.—comencé a cantar mientras miraba a Alex quien me veía con lagrimas en sus ojos—Me haces feliz. Cuando el cielo está nublado. Nunca sabrás, amor. Cuanto te quiero. Por favor, no me quites ese rayo de Sol.
—Muy bien. A Lucille le gusta que le canten. Y al parecer a la pequeña psicopata también. ¿Tu mamá te cantaba eso?.
—Ya basta.—interrumpió Alex.
—Vuelve a interrumpir y ya sabes cual será tu castigo, linda. ¿Donde está ella ahora?.—yo negué llorando—Maldita sea. Muerta.—se respondió—¿Cómo fue?.
—Yo le dispare...antes de que...
—Maldita sea, con razón eres un asesino serial en proceso. Ese es un ejemplo de cómo se toman el pelo los hombres. ¿Y qué hay de la tuya, Alex?.—le preguntó, ella tardo en responder—¿Quién es la afortunada de tener a Daryl?.
—Se largó antes de que pudiera recordar su rostro.—le dijo ella en un tono seco.
—Vaya, tiene sentido tu manera de ser, criada por tu padre bla, bla, bla. Vamos niños, ya debe estar listo—dijo mientras se levantaba.
—¿Qué cosa?.—preguntó Alex.
—El hierro.

Nos llevó a otra sala donde había mucha gente. Había un tipo amarrado y enfrente había un horno con fuego. Al ver a Negan todos se arrodillaron.
—Ya sé lo que le hará.—me susurró Alex, pero antes que le pudiera contestar Negan me extendió el bate.
Alex y yo cruzamos miradas con Daryl sin saber que hacer o que decir. Daryl miró a su hija sorprendido por todos sus golpes en la cara, al parecer no se habían visto desde que llegaron aquí.
—Lo que va a suceder va a ser difícil de ver. No quiero hacerlo. Pero son las reglas y no puedo dejarlo pasar. ¿Por qué?.
—Las reglas nos mantienen vivo.—dijeron todos.
—Eso es correcto. Nosotros sobrevivimos. Nosotros proveemos seguridad para otros. Traemos la civilización de vuelta a este mundo. Somos los Salvadores.—escuché a Alex soltar un bufido y la imaginé volteando los ojos—Pero no podemos hacerlo sin las reglas. Se que no es fácil. Siempre hay un costo.
—Él hizo algo malo, se metió con una de las esposas de Negan.—seguía susurrándome Alex. A esta mujer no le daba miedo interrumpir a Negan mientras hablaba, no lo veía con miedo como los demás lo hacían, vaya que si mi novia era valiente, pero en estas circunstancias hasta a mi me daba un poco de miedo ver a Negan molesto.
—...si tratas de tomar el atajo...—gritaba Negan bastante molesto, pero luego se relajó y sonrió—Te corresponde el hierro. De pie.—y todos de levantaron—D.—y el otro sujeto le pasó una plancha antigua que sacó del fuego, la cuál agarró con un guante—Lo siento. Pero es lo que es.—y se la puso en la cara a aquel hombre que gritó hasta desmayarse—No fue tan terrible, ¿o si?. Cielos, se hizo encima. Limpia eso.—le dijo a Daryl y Alex apretó mi mano demostrando cuánto le molestaba eso—Que la cara de Mark sea el recordatorio para todos, que las reglas importan.—hacía énfasis en lo último—Eso fue fantástico ¿no?.—me susurró—Vamos, veamos que haremos contigo.—me tomó del hombro—Sherry encárgate de ella.—y me preocupe al saber que ya no estaría con Alex pero no podíamos hacer nada, nos miramos y me resigne a lo que pasaría después.

TWD-Carl Grimes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora