S u f r i m i e n t o

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ALEX
Mi nariz sangraba, mi boca también ya no podia ver con claridad.
Arat se había colocado una de esas cosas en los nudillos para pegarme más fuerte. Estaba en el suelo intentando incorporarme pero era inútil, las patadas en mi abdomen me lo impedían. Fueron varios días seguidos de golpizas, a veces peleaba pero ella tenía ventaja pues la mayor parte del tiempo estaba amarrada.

—¿La princesa ya se cansó?.—dijo jalándome del cabello.
La golpeé en la cara haciendo que retrocediera, eso me dio tiempo de incorporarme y la golpeé en el abdomen con mi rodilla, le di varios golpes en la cara pero ella me dio un gancho que no vi venir, empezó a patearme, abriendo mis heridas de nuevo y formando nuevos hematomas, como si no fueran suficientes los que tenía.
—Hija de perra.—le dije cuando saco esa cosa que se puso en los nudillos.
—Arat. Dios ya basta. Solo dije que le dieras una lección, no que la mataras.—llegó Negan, pero yo ya no podía levantarme del suelo—Mira como la has dejado. Ya fue suficiente, ve por alguien para que la lleven con el doctor.—y salió de ahí dejándonos solas.

—¿Necesitas ayuda?.—me dijo cínicamente, pues estaba intentando incorporarme.
—Eres una maldita hija de perra tramposa.—le dije, pues era la verdad, yo no tenía con qué defenderme y me ataba a la silla para poder golpearme en la cara.
—Tu deberías estar muerta niña.—me lo dijo con odio—Tienes suerte de agradarle a Negan.—y salió de ahí.

—Bien, necesitas descansar, esas heridas deben de sanar y los hematomas desaparecerán en unas semanas.—me decía el doctor Carson—Tienes una costilla rota pero con reposo, sanará. Tienes que venir diario para ponerte hielo y darte medicamento. Estarás bien si así lo deseas.
—Luces de la mierda.—me dijo Negan entrando a la habitación—¿Qué es lo que necesita, doc?.
—Mucho reposo y una buena cama, de lo demás me encargo yo.

—Bien Arat, le darás tu habitación.—casi se le salen los ojos al escuchar eso.
—Pero...
—Tu provocaste esto y ella necesita un lugar donde descansar.
—¿Y yo dónde voy a quedarme?.
—Yo que se, pregúntale a Laura o ya sabrás que hacer. Ahora fuera.—y ella se fue mirándome con odio—¿Viste lo que hiciste sin hacer nada?.—me dijo Negan.
—¿Dónde está mi padre?.—le pregunté.
—Yo creo que no lo verás.
—Quiero verlo, ahora.—le exigí.
—Shhh.—hizo un ademán callándome—No hagas que te mande a ese cuarto de nuevo. Ahora descansa.
Realmente necesitaba dormir bien, aunque sea un par de horas, después vería la manera de ver a papá.

Abrí los ojos y me encontré con una mujer joven.
—Hola, despertaste.—me dijo alegre pero su mirada se veía triste—Me llamo Sherry. Tu debes ser la hija de Daryl, ¿verdad?.
—¿Donde está mi padre?.—pregunté alterada, intentando levantarme pero el dolor me lo impedía.
—Cuidado.—dijo ayudándome y yo me alejé rápidamente.
—Él está bien, es lo único que puedo decirte.—me dijo—Escucha, sea lo que sea que vaya a pasar solo haz caso, de lo contrario será peor. Mucho peor que esto. Debo irme, si necesitas algo, estaré en la sala de estar.—era el lugar dónde se encontraban todas las mujeres y claro ahí estaba ella, por eso sabía que su rostro lo había visto antes. La vi alejarse y me dispuse a comer lo que había dejado en la charola.

Estaba revisando que tan mal me veía y efectivamente estaba echa mierda, me dolía todo el cuerpo y caminaba con dificultad, mi abdomen estaba lleno de moretones y heridas abiertas al igual que mi rostro, pero debía encontrar a papá.
—Alex, ¿que haces?.—me topé a Sherry en los pasillos.
—Buscando a mi padre, muévete.—le dije de una forma grosera.
—No puedes, si Negan te ve...
—¡Me importa una mierda si Negan me ve!. Necesito ver a mi padre.—intenté quitarla pero mis fuerzas no eran suficientes.
—Escucha, yo intenté escapar varias veces, desobedecí a Negan y las consecuencias fueron terribles.—me dijo con la voz quebrada—Si puedo ayudarte a que no pases lo mismo que yo, lo haré.
—¿Por qué?.—le dije.
—Porque yo estoy aquí a la fuerza, porque no soy como los demás, porque odio a Negan.

Me contó la historia de cómo conoció a mi papá, que le robó su ballesta y su moto para poder salvar a su hermana porque estaban siendo perseguidos por los salvadores, me dijo que se sentía realmente mal por eso, que al final su hermana murió y Negan los encontró. Él la obligó a casarse para poder perdonarle la vida a Dwight, pero eso no impidió que lo castigara y es por eso que ahora tiene la mitad de la cara quemada.
—Lamento por lo que estas pasando.—le dije, no me sentía mal por Dwight, solo por ella.
—Esta bien, te acostumbras.
—Yo no lo haré, saldré de aquí.—le dije convencida y ella solo hizo una mueca.

—Negan, quiere verte.—me dijo Dwight quien iba a tomarme del brazo para llevarme con él pero yo rápidamente me hice a un lado.
—No me toques, imbécil.—le dije.
Llegué a un cuarto donde se encontraba Negan.
—Alex, ¿cómo te sientes? ¿Mejor?.—me preguntó—¿Quieres un vaso de agua?—pero yo no respondí—Que feos modales.
—¿Qué es lo que quieres?.—le dije fastidiada.
—Te daré una última oportunidad, aprovéchala.—me susurro—¿Quién eres?.—medite unos segundos, no quería otra golpiza más.
—Alex.—le dije y él rio.
—Creí que serían más inteligentes que eso.—supongo que se refería a mi padre—Llévala a las celdas.—le ordenó al cara quemada y él me tomó bruscamente llevándome a un lugar feo.
—No tienen idea de la suerte que tienen.—dijo para luego cerrar la puerta.
—Alex.—escuché la voz de mi padre al otro lado.
—Papá.—le dije apunto de llorar, hubo unos segundos de silencio.
—¿Ellos...te hicieron...
—No, papá. Estoy bien.—le dije. Empezó a sonar una estupida canción que hacía querer arrancarte los oídos. Me pregunté por cuánto tiempo estuvieron torturando a papá de esta manera.

Había perdido la noción del tiempo, cuando desperté le hablé a mi padre pero no respondió así que supuse que se lo habían llevado a otro lado. Me dolía el cuerpo bastante y dormir en el suelo no fue lo más cómodo, así que intenté levantarme cuando oí que abrían la puerta de mi celda. Era un tipo gordo, me daba asco el solo verlo.
—Hola.—me dijo con un tono de voz que casi me hace vomitar.
—Deja la comida y lárgate.—ni siquiera lo miré solo escuché cómo cerró la puerta otra vez y alce mi cara confundida.
—¿Qué carajo estás haciendo?.—le pregunté enojada y con un poco de miedo.
—Vine a divertirme un poco, ahora que nadie esta.—trague saliva. Otra vez no por favor, pensé cuando comenzó acercarse.
—¿Que carajo haces aquí, gordo Joey?.—preguntó Simón algo molesto.
—Yo...yo.—el idiota no sabía que decir.
—¿Acaso tratabas de...—dejó su pregunta al aire. Me sentía muy vulnerable. El otro idiota estaba muerto de miedo—Sabes que aquí no hacemos eso. ¡Largo de aquí!.—le ordenó bastante molesto. Volteó a verme y acto seguido cerró la puerta detrás de él.
Seguía temblando y agradeciendo que Simón había aparecido.

TWD-Carl Grimes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora