E l C D C

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ALEX
Después de la tragedia todos estaban quemando a los cuerpos y clavándoles los cuchillos en la cabeza. Carl, Sophia y yo estábamos sentados en una roca viendo todo lo que ellos hacían.
—Solo los caminantes van a ser quemados.—dijo Glenn.
—Da igual.—le respondió papá.
—¡No!. A las personas se les da un entierro decente.—insistía Glenn con la voz quebrada.
Papá lo miró mal y llevo los cuerpos a otro montón.

—¡Mordieron a Jim!. ¡Lo mordieron!.—gritó Jakie.
Todos corrieron hacia él con sus armas en mano. Hicieron un pequeño círculo y discutían qué hacer con él. De un momento a otro Daryl se lanzó hacia Jim pero Rick fue más rápido y lo detuvo. Llevaron a Jim dentro de la caravana, llegando al CDC veríamos que harían con él. Según Grimes en ese lugar estaba la cura para esta mierda.

—Hay que enterrar los cuerpos.—habló Rick.
—¿En serio?. Solo porque el chino se puso sentimental le hacemos caso.—preguntó papá pero no obtuvo respuesta.

Estábamos alistandonos para irnos cuando Morales dijo que él y su familia no irían. Que ingenuo Morales, no sobrevivirán. Trataron de convencerlos pero no lo lograron, le dieron armas y se despidieron. Nosotros partimos camino al CDC.

A mitad del camino Jim pidió que lo dejáramos, estaba muy mal. Lo miré con pena y me subí al auto cuando papá me hizo una señal de que ya era hora de macharnos de ahí. No es que me hubiera dolido dejarlo ahí pero, la manera en la que lo hicimos fue algo, inhumano.
Llegamos al lugar ese, había un edificio, parecía intacto como si no pasara nada; a excepción de los cientos de cadáveres en el suelo. Bajamos cubriéndonos la nariz por el olor tan penetrante en el aire, aunque papá parecía no percibirlo.
Golpeaban las puertas, trataban de subir las cortinas pero era inútil, el lugar parecía inhabilitado.
—Es inútil viejo, hay que irnos.—le decía Shane a Rick quien insistía.
—Lo más cerca es a 160 km y ya no tenemos combustible.—dijo Andrea.
—Necesitamos una solución ahora.—decía Lori desesperada sosteniendo a Carl.
Caminantes empezaron a acercarse a nosotros. Papá me puso detrás de él mientras apuntaba con su ballesta.
—¡La cámara se movió!.—gritó Rick.
—Amigo, fue tu imaginación. Vámonos.
—¡Tu!. ¡Oye!. Sé que me escuchas. ¡Abre la puerta!. Hay niños aquí.—le pedía Grimes.
Shane lo jaloneaba para irnos.
Todos estábamos entrando en pánico ya que los caminantes se acercaban cada vez más a nosotros.
De pronto la puerta se abrió, una luz blanca nos cegó a todos y la tranquilidad volvió a nosotros.
—¡Entren!.—se escuchó una voz desconocida. Sin pensarlo todos corrimos dentro.
—Una vez que se cierran las puertas ya no se abren.

TWD-Carl Grimes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora