15. Rubito y castañita.

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NOTA IMPORTANTE EN EL FINAL, POR FAVOR LEANLA. (No es de vida o muerte, así que no se asusten :])

  Estábamos mi hermano y mi padre comiendo en silencio ya que los de la empresa de televisión decidió cortarnos el Internet y los canales. 

  —¿Sabías, pa? Hoy pasó algo muy loco —habló de repente Adams tomando un trago de su Coca-Cola —, más que Madison se parezca un jamón rostizado. 

  Gruñí mientras le pegaba con mi pie por debajo de la mesa. 

  —¿Quiero saberlo? —lo miró con una ceja levantada. 

  —Oh, creeme que si —sonrió malicioso hacia mi —. ¿Por casualidad has escuchado ruidos de la cama por las noches? Porque Mad ha estado experimentado… 

  Mi padre se atragantó con un pedazo de pizza, así que me levanté torpemente y lo rodeé con mis brazos para empujar con mis puños hasta que escupió el pedazo. 

  —Genial, feto, casi haces que papá muera ahogado —le pegué en la cabeza con fuerza. 

  —¿Madison? —mi padre habló luego de tomar un trago de su bebida, lo miré luego de fulminar a mi hermano con la mirada — ¿Eso es cierto? 

  —Oh, por Dios —rodé los ojos —. ¡Claro que no! Aún soy virgen, papá. 

  —¿Y esa posición con ese chico? —inquirió mi hermano. 

  Ahora le podía parecer gracioso, pero antes no parecía eso. 

  —Eso es complicado de explicar —hice una mueca. 

  —Dime que se están cuidando, Mad —dijo mi padre tomándome de la mano. 

  —¡QUE SOY VIRGEN, JODER! —rodé los ojos con fastidio. 

  —Grita más fuerte, creo que los de India no te escucharon, enana —rió Adams ganandose que le tire la lata vacía de Coca-Cola. 

  —Bueno, pero quiero que sepas, Madison —mi padre me tomó de la mano y mis ojos se abrieron para luego hacer una mueca de asco —, no me mires así —me regañó —. Quiero que sepas que cualquier cosa, tu viejo esta aquí, ¿si? 

  Asentí con rapidez y me levanté la mesa con tal de no volver al tema. Cuando pasé por al lado de Adams, este estaba caminando hacia las escaleras, así que aproveché y coloqué mi pie para que caiga. El ruido de su cabeza contra el piso fue sordo y por un momento me preocupé de que se haya lastimado la cabeza, pero cuando recordé que él no tenía cerebro me tranquilicé. 

  —¡ELIZABETH! —mi hermano gritó levantándose y agarrando su nariz con su mano, ya que sangraba. 

  —Ups, soy tan torpe —sonreí inocente para luego seguir levantando la mesa. 

  —Madison… —mi padre me regañó. 

  —¿Es que nadie se puede divertir en estos tiempos? —bufé dramáticamente. 

  Al otro día, había tenido que tomar el bus para ir al colegio. ¡El bus! ¡Y estábamos a casi 30 grados de calor! 

  Mi cara seguía ardiendo, pero por suerte —no, gracias al Universo que no me odia tanto como parece— mi padre tenía una crema para quemaduras. Pero seguía teniendo la cara roja. 

  Al llegar al colegio, lo primero que veo es a un grupo de chicos en la entrada, hablando animadamente hasta que me ven. 

  —¿Qué? ¿Nunca vieron a una barbacoa caminante? —dije al pasar por su lado. 

No Soy La Típica Chica© (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora