30 Días no son nada; UsArg [Finalizado•Editado]

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/Día 29 después de la llegada a la tarde/

En la casa Rosada no se encontraba casi nadie, la mayoría estaba en sus respectivos territorios obviamente haciendo sus deberes como provincias. Por ahora pueden estar tranquilos ya que su padre está bien y en buenas manos. Sinceramente, podían confiar en USA, todos sentían que él cuidaría muy bien de Argentina. Irían a verlo cuando estén libres, tampoco se la van a pasar todo el rato vigilando, además, ellos necesitan más tiempo a solas.

Argentina estaba durmiendo una siesta junto con Estados Unidos, de cierta manera ya se acostumbró a dormir a su lado, también a sentir como era abrazado por la potencia, era una sensación muy agradable.

Alberto estaba en su descanso después de estar toda la mañana con tanto papeleo, había ido a pasear y estar alejado del trabajo por unas horas. Buenos Aires se fue por ahí con alguno de sus pretendientes o con uno de sus amigos, nunca se sabe con quién anda. Así que en la casa no rondaba casi nadie.

El timbre del la residencia sonó, el único que se aproximó a la puerta a abrir fue CABA, ya que él estaba allí. Al ver de quién se trataba no dudó ni un momento en lanzarse a abrazarlo y llenar de besos su cara.

—Did you miss me? (¿Me extrañaste?)—. Preguntó risueño recibiendo un beso en sus labios por parte de la Ciudad.

—No sabés cuánto mi amor, te extrañé una re banda—. Cerró la puerta y abrazó con fuerza a su adorado novio.

Australia correspondió el abrazo, después le mostró un ramo de rosas a su amado, CABA sonrió encantado recibiendo las rosas y volvió a besar las mejillas del más alto. El australiano siempre era muy detallista, romántico, cariñoso y sobre todo, un apasionado en lo íntimo.

El hombre perfecto, se podría decir, pero ya tenía dueño y ese era el "hijo" de Buenos Aires. Un muchacho que logró encantarlo, estaba enamorado de CABA y había hecho de todo para conquistarlo, incluso llegó con un globo aerostático a la Casa Rosada pero ese día hubo un mal temporal que hizo que se atascara en un árbol. Una locura total que dejó muy avergonzado a Buenos Aires, a CABA le había parecido muy gracioso pero tierno a la vez por la intención de tremenda boberia.

Buenos Aires no lo aceptaba, pero creo que es algo típico que ocurre con los padres cuándo sus hijos tienen pareja ¿o no?. La provincia no lo quería ver ni en pintura, ¿por qué? Quién sabe, Buenos Aires es raro algunas veces.

—I really wanted to come and be able to see you (Tenía muchas ganas de venir y poder verte)—. Dijo Australia aún manteniendo a la Ciudad entre sus brazos. —I missed you so much—. Murmuró lo último cerca del oído del porteño logrando que se estremeciera. Después comenzó a repartir besos por su cuello escuchando los ligeros jadeos del más bajo.

No pasó tanto tiempo pero estar lejos de su amado era casi una tortura, no poder sentir su aroma, no poder tocar su piel ni escuchar su voz. Iba a aprovechar su visita para estar cerca de su pareja y disfrutar de su compañía.