30 Días no son nada; UsArg [Finalizado•Editado]

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|Día 11 de 15 aproximadamente las 6:30 a.m.|Casa Rosada.

La "normalidad" había vuelto a la Casa Rosada, podía decirse que al fin estaban en paz. Buenos Aires despertó como cualquier día a preparar el desayuno para su familia. Las demás provincias se levantaron a hacer un poco limpieza y ordenar la casa.

Argentina se despertó al oír la alarma de su celular, dió un gran bostezo y estiró los brazos, había dormido muy bien durante la noche. Vió que a su lado aún seguía durmiendo USA, así solamente se quedó un ratito viéndolo. Una sonrisa boba se formó en sus labios al recordar lo de ayer ¡Estados Unidos declaró su amor ante él! Con sólo pensarlo sus mejillas adquirían un tono rojizo, fué lo más hermoso que ha escuchado en su vida y viniendo del norteamericano lograba agitar su corazón.

Como dicen algunos, "Ya le entró la tontera", porque escondió entre las almohadas su rostro totalmente colorado. Volvió a mirarlo teniendo la almohada cubriendo la mitad de su cara; Estados Unidos emitía ligeros ronquidos, hizo una mueca y se dió la vuelta. Ante eso Argentina volvió a hundir su cara en la almohada. "Hasta dormido es lindo el hijodemil..."

Buenos Aires llegó a la habitación, abrió con mucho cuidado la puerta y se quedó apoyado en el marco de esta, observó por un ratito las acciones de Argentina. Sonrió divertido y muy conmovido, lo que importa es que él ya estaba bien y feliz al lado del norteamericano.

—Ay el enamorado...—. Suspiró, el de celeste y blanco se sorprendió al escucharlo, despegó la cara de la almohada y se la arrojó a Buenos Aires.

—Nene, andáte—. La provincia se alejó de la habitación a carcajadas, debido a eso Estados Unidos despertó. Se removió de entre las sábanas y se giró para ver al argentino. —Buen día, despertaste temprano hoy—. Saludó mostrándole una sonrisa. USA se levantó de la cama, no sin antes darle un beso a Argentina dejándolo impresionado.

—Good Morning—. Dijo en un susurro cerca de los labios del latino provocándole un ligero jadeo. Acarició con sutileza la mejilla de su amado para luego irse al baño. Argentina sentía como su corazón latía con desenfreno, fué una sensación tan fuerte y...

Vaya. . .su mañana comenzó bastante bien.

Por otro lado, en la parte de abajo, las provincias ya estaban por desayunar y solamente faltaba que el par de tortolitos enamorados vengan. Córdoba preparaba las tazas para servir el mate cocido y el té. Buenos Aires llegó a la cocina muy contento,  saludó con un beso en la mejilla a su hermana y se fué a sentar junto a su familia.

—Así me gusta, que despierten con una sonrisa—. Comentó la cordobesa apagando las hornallas. —No con una cara larga como cierta personita que no quiero nombrar pero lo estoy mirando—. Dijo manteniendo su mirada puesta sobre Salta. —¿Qué pasó mi gauchito? ¿Dormiste mal?—.

—Algo así...—. Mencionó la provincia del norte con algo de cansancio. Buenos Aires quiso posar su mano sobre la mano del salteño pero éste no se lo permitió.