La carta

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-Miri de verdad que no nos hemos besado ni nada- dijo mi hermana nerviosa. 

-Tranquila, te creo, ¿pero desde cuándo os conocéis?- pregunté sorprendida. 

Cuando los vi tan abrazados supe que no se acababan de conocer, que ellos me ocultaban algo. Me contaron que se conocieron por casualidad mientras veían como Patrick y yo estábamos juntos en el parque. Se reconocieron enseguida porque ambos habían visto fotos conmigo y comenzaron a hablar. Y a gustarse.

Por supuesto, no pude echarles nada en cara, yo me había enamorado de su ex. Todo parecía sacado del guión de una película, pero no, todo había sido casualidad del destino una vez más. 

Después de hablar un buen rato con ellos y aclarar todo, volví a mi habitación y escribí una carta: 

"Hola Patrick, te preguntarás por qué te he escrito esta carta pero tranquilo, sigue leyendo y lo descubres. Siempre he sido más de expresarme escribiendo que hablando, ya lo sabes, y necesitaba decirte algo muy importante. No sé si llegó tarde, no sé si haré bien pidiéndote lo que te voy a pedir, no sé nada. He roto con Julen. Era absurdo seguir con él mientras seguía queriéndote a ti. Además él estaba conociendo a otra chica, ¿sabes a quién? A mi hermana. Creo que es el karma, pero no lo sé. Ahora quizá tendría que seguir pensando que no puedo estar con la persona que mi hermana ha querido, pero si ella va a estar con Julen, ¿por qué no puedo estar contigo? Será raro, la verdad, porque aunque no haya sentido lo que creía sentir por él, lo he querido y aún le sigo queriendo mucho. Pero... yo siempre he estado enamorada de ti. En fin, lo que te quiero pedir es que cuando leas esta carta si sigues sintiendo algo por mí por favor no dudes en venir corriendo a buscarme, dejemos de ser amigos, besame y no me sueltes nunca. Si por el contrario tu decisión de ser mi amigo es la que quieres mantener, déjame espacio, no contestes, me querré olvidar de ti y para ello no podré ser solo tu amiga. Te quiero mi chulo prepotente favorito."

                                                                        ......dos horas después....

No entendía nada. O mejor dicho, no quería entender. Cuando le envíe la carta a través de un mensaje de whatsapp estaba casi segura de que la respuesta iba a ser buena. Parecía que me había confundido. En la carta escribí que si me quería viniera corriendo a por mí. Ya habían pasado dos horas y nada. Ni rastro. Quizá no había podido. O quizá sí, pero era demasiado tarde.

No pude evitar que mis mejillas se mojaran de finas y saladas lágrimas. Mil pensamientos se pasaron por mi cabeza pero solo se repetía uno: "Ya no te quiere".

Eran ya las 8 de la tarde y yo seguía en la cama. No tenía ganas de nada pero decidí levantarme a comer algo. Mientras me preparaba un sándwich de nocilla y un cola cao, me llegó un mensaje.

"Tenemos que hablar. Ven al parque de la ruleta en 20 minutos por favor."

¡Era él! Dejé el sándwich a medio hacer y subí rápidamente a mi habitación. Me cambié de ropa y me maquillé un poco. ¡Quería verme! Aunque siendo realista el mensaje sonó frío, muy frío, mis ojos volvieron a humedecerse. 

                                                                   .........varios minutos después........

Llegué al parque, fui directa a sentarme en la ruleta, me encantaba pasar ratos y ratos ahí sentada, hablando con mi hermana y dando pequeñas vueltas en ella. Miré el reloj, habían pasado 22 minutos desde el mensaje. Nerviosa giré un poco en la ruleta. Volví a mirar el reloj, 25. Y luego, 26 minutos. No entendía nada. Primero tardaba en responder y luego en llegar al parque. 

- Buenas tardes – dijo fríamente mientras se sentaba a mi lado.

- Hola Patrick, estoy nerviosa, ¿qué pasa? ¿Por qué has tardado en escribirme? ¿Y en llegar aquí? – no cogía aire, solté todo de golpe.

- No sabía cómo contestarte, no sabía que decirte.

En ese momento el mundo se me vino abajo, ya tenía todo claro. No llegaba tarde él, llegaba tarde yo. Solo pude suspirar y agachar la cabeza para que no viera que mis ojos volvían a fabricar pequeñas gotas saladas.

- No sabía cómo decirte que he esperado este momento cada día, que algo dentro de mí me decía que nosotros no podíamos dejar de querernos.

Al escuchar esas palabras levanté la cabeza y lo miré como quién ve el mar por primera vez. Se dio cuenta que mi expresión estaba cambiando.

- He querido salir corriendo al leer tu carta, irte a buscar y no soltarte, como me has escrito, pero no podía, mi cuerpo estaba paralizado. Y luego ya he pensado que era mejor quedar e ir a dar un paseo juntos. Lo de llegar aquí tarde ha sido sin querer, me he juntado con tu hermana por el camino.

- ¿Con Triana? ¿Ha pasado algo?

- No, solo me ha dicho que nos quiere mucho.

- ¿Y nada más?

- Tranquila Miri, tu hermana me ha dado un abrazo, yo digo que cuando apretamos fuerte es porque sentimos el abrazo de verdad, y ella ha apretado muy muy fuerte.

Sonreí aliviada, por fin a mi hermana no le molestaba que estuviera con él.

- ¿Y ahora? ¿Tú y yo?

- Ahora tú y yo nos vamos a dar el primer paseo como novios, ¿por qué quieres ser mi novia, verdad?

Me llevé la mano a la barbilla haciendo un gesto de pensar. Reí.

- Claro que quiero amor, he estado esperando este momento mucho tiempo. – me lancé a sus labios.

Ahora los besos ya no eran prohibidos. Por fin el amor venció a todos los obstáculos que habían aparecido en nuestro camino.


CASUALIDAD DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora