Razones

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Me duele el corazón, me duele demasiado y no, tú no eres la razón de mi dolor, ya no más. Realmente estoy mal, físicamente mal, de vez en cuando siento un dolor punzante en el pecho, en cualquiera de los dos lados, pero es más fuerte cuando es en el izquierdo.

Puede que me esté aferrando a la vida desde hace mucho y no me había percatado de que mi cuerpo pide que lo deje descansar en paz de una vez por todas.

Ya no tiene la capacidad de soportar tantas cosas, tanto descuido, tanta irresponsabilidad de mi parte, lo estoy destruyendo poco a poco y siento que me voy por momentos, una píldora no aliviará estos dolores, las medicinas no serán eficaces para este maldito dolor.

Primero me destruyes tú con tú sonrisa y risas, con tú mirada y tus besos, con esos gestos que realmente creí verdaderos, que consideré como un reflejo de tú amor real hacia mí, pero nunca me di cuenta de tus mentiras.

Me mantuviste tanto tiempo en la oscuridad que ahora prefiero esta frialdad que me diste a buscar la calidez que me ofrecen otras personas; no, no es eso lo que prefiero, realmente solo estoy asustado.

Te metiste hasta por debajo de mi piel y aún siento como te arrastras ahí, puedo sentir tus garras destrozar mis órganos poco a poco, destruir cada pedazo de mí y puedo sentir que lo disfrutas.

¿Es que acaso aún después de todo esto no puedo ser feliz? ¿Necesito pagar tus acciones también?

¿Tengo que recibir mi castigo por haberte amado?

¿Acaso es lo que quieres? ¿No puedes ver que ya estoy en mis últimos momentos y que no quiero tener nada que ver contigo?, solo déjame morir en paz.

Solo quieres ver que sufra hasta el momento final de mi vida, pero no te voy a dar el gusto, iré donde tu omnipresencia no pueda encontrarme, iré donde ya no tengas poder sobre mí.

Voy a huir porque es lo único que me queda, voy a escalar las montañas más altas o quizás me esconda en las montañas más oscuras, quizás encuentre una manera de llegar a lo más profundo del océano.

Ahora, aún ahora tu presencia me persigue y tu hace mucho tiempo que te fuiste, pero nunca me dejaste, te quedaste a mi lado siempre, solo para atormentarme hasta el fin de mis días.

Tengo cientos de razones para odiarte, pero no puedo hacerlo, porque si te odiara sería darte la oportunidad de ganar, de ganar control sobre mí y ya no me puedo dar el lujo de sucumbir ante ti y menos de esta manera.

Y es que el odio es un sentimiento y yo no quiero sentir más nada por ti, solo quiero que finalmente me dejes en paz y ya no traigas más guerra a mi morada.

Por favor déjame ser feliz, dame la oportunidad de ver atrás y de fingir que nunca exististe o que nunca te conocí.

Palabras Que DuelenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora