Comparte Tu Corazón

25 5 0
                                    

¿Acaso realmente debemos partir solos de este mundo?

Muchas veces he escuchado una frase similar a esta: solo vienes y solo te vas.

Existen muchas variantes de la misma pero el significado siempre será el mismo: a este mundo llegamos solos y nos iremos de la misma manera, nadie nos acompañará.

Aunque a niveles físicos eso pueda llegar a ser cierto, incluso dentro de esa forma de ver las cosas hay pequeñas fallas o excepciones a esa "regla", por ejemplo: existen los gemelos o cualquier grupo de seres humanos que llega aquí acompañado por sus hermanos y también están aquellos a los cuales la muerte se los llevó acompañados por una o más personas.

Así que partamos de esa premisa: no importa si llegamos solos o acompañados a este mundo y tampoco importa si nos vamos solos o acompañados, lo que realmente importa es el hecho de haber compartido nuestro corazón con los demás para así poder dejar parte de nuestro legado dentro de ellos.

En nuestro querido mundo existen personas que solo nacen para sufrir, tienen una existencia bastante miserable por una o muchas razones y nosotros no estamos listos para escuchar acerca de esas realidades que pueden distar tanto de la nuestra.

Hay personas que nacen con enfermedades terminales y viven toda su vida con estas, muchas de ellas se ven estigmatizadas por la sociedad y sufren aún más de lo que ya lo están haciendo, nuestro mundo se ha convertido en un basurero gigante en el que volcamos lo peor de nosotros y lo peor del caso es que lo hacemos sobre otras personas.

Hay otras a las cuales la vida les dio un duro golpe al colocarlas en hogares disfuncionales y viven dentro de una realidad en la que todo será tóxico.

Podría seguir enumerando los múltiples escenarios malos en los cuales se puede nacer, pero la verdad es que ese no es el punto de esto.

Si no el hecho de que incluso estas personas a las cuales la vida les arrebata todo desde su nacimiento o se los quita mediante el paso del tiempo, pueden dejar grandes huellas en nuestro corazón al compartir una parte del suyo.

No importan qué tan rotos estén, porque ellos pueden ver el mundo desde tantas perspectivas al mismo tiempo que nos sería casi imposible llegar a entenderlos por completo.

Muchos hemos aprendido que una de las formas más bonitas de vivir la vida es mediante la felicidad compartida, haciendo actos que traen felicidad a otros y que por consecuencia esa felicidad se vuelve la nuestra.

Hay formas muy diferentes de vivir la vida y una de ellas es compartiendo de la abundancia de nuestro corazón con los demás, de tal manera que ya no importe lo que nos haya sido arrebatado, que no importe cuánto hayamos perdido, que solo importe el hecho de haber ganado mucho más gracias a las experiencias que vivimos junto a los demás.

La vida para muchos es y será corta, mientras que para otros será suficientemente larga y no importa lo que nos toque vivir en ella, siempre hay que compartir de nuestro corazón para conectarnos con los demás, para poder entender sus batallas, sus agonías, sus momentos de tristeza, sus sueños, sus risas y sus llantos, para complementarnos los unos a los otros.

El día que nos vayamos, recuerda agradecer a la vida por haberte dado el tiempo justo para conocer y vivir tanta variedad de experiencias que forjaron tu ser final, por lo tanto: ama, ríe y llora, comparte y destruye, crea, aprende y sueña, trabaja y desfallece, levántate y sigue adelante todo el tiempo que te sea posible.

Palabras Que DuelenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora