El viento choca contra mi rostro cubriéndome como fina capa de seda, amortiguando el calor del sol sobre mi piel.
Observo las montañas, contemplando su enormidad, y sintiéndome pequeña bajo su impotente presencia.
Según Steven me he vuelto más antipática y callada. Según Briana soy más sensible y me largo a llorar por todo.
Creo que soy ambas cosas. Pero sobre todo: observadora. Aprecio cosas que antes no entendía, y me asombro con todo.
De mis padres, no puede obtener información útil de cómo me ven. Cuando les pregunto: "¿Me veo diferente?", responden: "Te ves más madura" o "Tus ojos grises están cada día más brillantes" o "Se te oscureció el cabello."
No me sirve.
Pero es cierto, físicamente estoy diferente.
Además, por suerte, las cicatrices de la cara se fueron, y la enorme marca en mi cintura causada en la tragedia del avión, ahora es solo una mancha blanca... que parece de nacimiento.
Hace dos meses, nos trasladaron aquí, al Parque Nacional Yosemite en California. Estamos en una especie de comunidad, o barrio, que está conformada con veinte casas modestas.
Hoy se cumple nuestro primer mes en esta casa, y todavía no me he acostumbrado a vivir aquí.
Hace dos meses, una semana antes de trasladarnos, los militares nos convocaron a todos en el patio común, para que veamos algo importante. Allí, vimos como las naves de los Urganianos despegaban, y se iban a la velocidad de la luz.
Me quedé menos de quince minutos, y me metí dentro de la base, con una madre que tenía a su bebé resfriado; porque escuche en mi cabeza una voz que decía: "Volveré"
No era obra de mi cerebro. Lo escuché de verdad, sentía la vibración de cada letra. Nitreon me estaba hablando.
No le conté a nadie. Y eso me carcome la cabeza.
Soy la única que sabe que los Urganianos (al menos uno) volverán. Y sin embargo, no digo nada. No puedo. Me siento extraña cada vez que se lo quiero decir a mis padres.
_ ¿Tamara?_ Escucho a Steven subir las escaleras. Cuando llega, me mira y me dice: _ ¿Cómo es que siempre estás en la terraza?
Sí, eso es cierto. Pero es que el ruido de las personas me molesta, y el silencio me da miedo.
No hay mejor lugar que esta terraza. No hay ruido de humanos, pero los sonidos de la naturaleza rompen el silencio de una forma adormecedora.
Me limito a encogerme de hombros.
Steven se sienta a mi lado.
_ Es una suerte poder estar aquí, y no en la base, ¿no?
_ Sí._ Respondo.
Nos trasladaron aquí, porque mis padres ayudaron a un montón de personas un ataque a la base.
Les dieron medallas de honor y todo eso.
_ ¿Tamara, puedo hacerte una pregunta?
_ Sí.
_ Es sobre Nitreon.
Mi corazón explota en un torbellino de emociones. Mis ojos se llenan de lágrimas, pero no caen. Se quedan ahí, ardiendo.
Odio pensar en Nitreon, en la manera en que me mintió y manipuló. Me arrepiento de haberlo besado, de...
_ Tamara._ Steven me saca de mis pensamientos._ ¿Escuchaste?
_ No.
_ Qué raro._ Exclama irónico.
_ Vamos, ¿qué quieres preguntar?_ Digo mirando las montañas. Son realmente hermosas.
_ ¿Qué fue lo último que te dijo Nitreon?
Trago saliva abruptamente.
_ No me acuerdo._ Miento.
<<Sí que te acuerdas. >>
_ No, dije que no.
_ ¿Qué?_ Pregunta Steven._ No te he dicho nada.
<< Sí que te acuerdas. >> Escucho una voz en mi cabeza. Steven no había hablado.
_ ¡Steven!_ Grita mi mamá desde la cocina._ ¿Puedes venir?
_ Sí, mamá._ Steven se levanta y me revuelve el pelo y se va.
<< Sí que te acuerdas. No te olvides de mí tan rápido, por favor. >> La voz de Nitreon retumba en mi cabeza.
Repite una única palabra, miles de veces.
_ Basta. Basta._ Le digo.
Mis ojos arden, mi corazón duele, y el estómago se me retuerce de la culpa. Siento que me está observando.
Una lágrima solitaria y valiente cruza mi mejilla, antes de que Nitreon diga por última vez, en un susurro:
<<Volveré. >>
FIN DEL PRIMER LIBRO.
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SOBREVIVIENTES (#1)
Science FictionTodos esperaban la gloriosa lluvia de meteoritos. Pero nadie esperaba lo que iba a ocurrir después. Tamara y sus hermanos, Steven y Briana, son víctimas de los ataques ocurridos por "los de arriba". Tendrán que sobrevivir vagando a través de los Est...