Hijos de puta

367 21 0
                                    

Tenía pocas opciones: debía que pelear contra los caminantes. Sinceramente, no estaba preocupado, porque lo hacía a menudo.

Al primer caminante lo levanté en el aire, quedó tirado, y le aplasté la cabeza con mi pie. Recién ahí reaccioné de que todavía tenía la cadena, pero decidí no usarla. Al segundo le partí el cráneo contra una pared. Y al tercero le hice algo... Bastante asqueroso: lo tomé de la cabeza, y aplasté los ojos con mis pulgares, hasta llegar al cerebro.

-¿Eso es todo?- pregunté, arrogante.

-Bien- respondieron-, podría decirse que tenés las habilidades necesarias.

-¿Habilidades necesarias para qué?- pregunté.

-Para unirte a nuestro grupo.

-¿O sea que todo mi grupo es bienvenido?- pregunté, ansioso.

-Noonoo, no estás entendiendo. Vos fuiste aceptado en el "grupo VIP". Como no demostraron rudeza o habilidad suficiente, tus amigos quedaron como sirvientes.

-¿Perdón?

-Sirvientes, esclavos. Como les quieras decir.

-¿Qué tipo de esclavos?

-Cualquier tipo.- dijo sonriendo maliciosamente.

Con ese "cualquier tipo" me di cuenta de que no se refería solo a servidumbre, sino también como esclavos sexuales. Hijos de puta. Pero tenía pocas opciones para sacar a mis amigos de ahí, es decir, tenía que "estar de acuerdo" con ellos.

-Jaja, claro. Bien, ¿dónde están los esclavos?- pregunté.

-En la cocina. Las mujeres cocinan, y los hombres limpian y funcionan como camareros.- dijo un tipo.

-¿Cuál es tu nombre?-

-Aaron, ¿y el tuyo?

-Nahuel, un gusto- dije, estrechando su mano. Y pregunté-. ¿Cuántos hay en el grupo VIP?

-Unos cien.

-¿Y esclavos?

-También. No somos unos muchos.

Hubo un pequeño e incomodo silencio.

-Una pregunta- dije-: ¿mi máscara dónde quedó?

-Ahh, perdón. Me la había guardado- respondió, y dijo por lo bajo-. Este... No hay necesidad de que uses a los sirvientes.

-No entiendo. Tu amigo recién dijo que...

-No le hagas caso, Brian se aprovecha de todos por haber creado este grupo. Se cree el líder. Hablando del otro tema, yo no los uso, normalmente me dan pena...

-Entre vos y yo, a mi también... Me gustaría ver a mis amigos.

-Podés. Lo único que los vas a tener que tratar un poco... Bruto. Para que nadie sospeche.

-Claro.

-Seguime, te voy a devolver tus armas.

Me llevó hasta un lugar gigante, y en él encontré todas nuestras armas. Aaron me alcanzó mi Colt 45 y mi machete.

-Vení, vamos a las habitaciones.- me dijo.

Yo iba a compartir habitación con él, y no pude evitar ver que había una cama de más. Le pregunté de quién era.

-Era de mi novia, Sara- dijo, sombrío-. La pusieron con los esclavos por intentar revelarse.

-Ah... ¿Nunca pensaste en ayudarla?

-A veces, pero para salir de acá se necesita un buen grupo. Odio este lugar...

Me quedé mirándolo: él también deseaba irse. Quizá podíamos aliarnos, y salir todos de aquí. Pero eso era pensar muy rápido. Al menos por el momento...

SurvivorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora