Secretos

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-Acompañame -me dijo Aaron-, ya es hora de cenar. De paso vas a poder ver de vuelta a tus amigos.

-¿Y... Ellos cenan? -pregunté, rogando que respondiera que sí.

-Obviamente, sino no podrían cocinar. Pero...

"Siempre hay un pero" pensé.

-... Ellos -continuó- comen un poco menos de la parte que nos toca a nosotros.

-¿Y cuánto nos toca a nosotros?

-Hasta tres platos. No tenés que comértelos todos, obvio.

-¿Y a los sirvientes?

-Un plato. Digamos que lo tendrían que agradecer, porque antes no comían nada.

Llegamos a un recinto bastante grande, donde estaban prolijamente acomodadas tres largas mesas de madera pálida. Me senté en una de las esquinas, con Aaron al lado.

-Seguramente -me comentó Aaron por lo bajo- vamos a tomar sopa de verduras por un buen rato, ya que estamos en invierno.

-Bien -respondí, también por lo bajo-, por lo menos es una buena idea para resguardarnos del frío.

Estuvimos esperando por un buen rato, y si alguien me preguntaba, por casualidad, algo de mi vida o cosas por el estilo, contestaba de forma muy cortante, para no dar paso a continuar alguna conversación. Cuando empezaba a dudar seriamente si íbamos a cenar, un chico se acercó con dos platos, uno para mi y otro para Aaron.

-¿Nico? -pregunté, extrañado.

-¿Necesita algo, señor? -me respondió, como si estuviésemos en el trabajo, y yo fuera su jefe.

-No... No pasa nada... ¿Y por que me decís "señor"?

-Así es como debo hablarle a mis mayores, señor.

-Yo no soy ningún mayor tuyo, vos sos mi amig... -me interrumpí, al reaccionar de que era eso a lo que se refería Aaron: debía tratarlos bruto, para que nadie sospeche nada.

-Perdón, señor -dijo, cuando vio que un guardia se acercaba peligrosamente-. Debo volver a mi puesto de trabajo.

-Y la próxima -dije, guiñando un ojo a Nico-, avise que tienen que calentar la sopa.

Nico sonrió, al darse cuenta de que el guardia volvió a su posición. Aproveché para hablarle por lo bajo.

-¿Hay guardias en la cocina?

-Creo que no -dijo Nico-, no los vi. Ni en la entrada.

-¿Y cámaras?

-Tampoco.

-Ok, avisale a las chicas que las voy a ir a visitar a medianoche.

Nico se alejó, y volví a sentarme. Probé la sopa, y verdaderamente estaba deliciosa. Decidí soltarme, y comenzar a charlar de cosas como a qué se dedicaban antes otras personas, cómo funcionaban las cosas ahí dentro, entre otras cosas.

A eso de las 22:00 hs, nos fuimos a nuestras habitaciones. Esperé a que todos estuvieran dormidos, y salí de mi cama. Aaron me escuchó, y me preguntó a dónde me dirigía. No podía mentirle.

-Voy a ver a mi grupo. -dije.

Me miró, y se levantó. Se dirigió hasta su baúl, y extrajo un papel. Era una especie de plano del lugar: en él estaban ubicados la posición de los guardias, las cámaras, y los puntos ciegos.

-Gracias. -dije, y salí de la habitación.

Una vez fuera, esquivé todo peligro que se me cruzó, y llegué hasta la cocina. Entré en ella, y busqué a los chicos. Estaban apilotonados, en unas precarias bolsas de dormir. Toqué levemente el hombro de Jula, para despertarla. Cuando despertó, me dijo:

-Un toque tarde, ¿no?

-Perdón, todo es más estricto de lo que parece.

-No importa, ¿la viste a Abru?

-¿No será Abi?

-No, Abru. Resulta que había venido de viaje con los padres, a ellos los mordieron, y también se creyó lo de los Centinelas.

-¿En serio? Qué casualidad, justo de viaje en Estados Unidos. Todavía me parece un poco raro que los hayan puesto a todos con los esclavos. Ustedes no son débiles.

-Nahue, no sabés ni la mitad de todo esto.

-¿A qué te referís?

-Acá no encierran solo a los débiles. Te explico: Cindy, Posi y Azul pasaron el examen, calificadas como "peligrosas". Acá encierran a los débiles y a los peligros. Afuera están los "habilidosos controlables", para que no haya ningún tipo de rebelión... Es una mierda.

-Nos vamos a ir. Lo prometo -dije, y agregué-. Me tengo que ir, antes de que se den cuenta de que hable con ustedes. Ya voy a encontrar algo mejor para comunicarme con ustedes.

Me alejé, y volví lo más rápido posible a mi habitación.

-¿Todo bien? -preguntó Aaron, cuando estuve dentro.

-No... -dije- Es una mierda. -y me dormí.

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