Malas noticias

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-¿En serio? -dije- Genial.

Entramos. Ya estaban todos despiertos y acomodados alrededor de la radio, aunque algunos seguían con cara de recién levantados. Jula también estaba allí, con su par de muletas.

-Bien -pregunté a Nico-, ¿qué encontraron?

-No lo sé -respondió-, pero parece un canal de noticias.

Efectivamente, de los parlantes brotaba el irritante tono de música que los noticieros utilizaban. Se escuchaba la voz de una mujer. Increíblemente, se escuchaba sin cortes ni interferencias.

-Bienvenidos a lo que es probablemente nuestra última emisión. Nosotros vamos a ser los encargados de explicarles lo que verdaderamente esta pasando con estos muertos vivientes. Se ha hablado de un arma biológica, de un nuevo tipo de enfermedad mortal. Ninguna de esas suposiciones es verdad...

-¿Y entonces? -preguntó Aaron.

-Shhh. -lo callamos todos.

-El virus "Necroa" -continuó la reportera- surgió a partir de una especie de hongo descubierta recientemente. Sus esporas se transmitieron a través del aire, y todos en el mundo las absorbimos. El virus se aloja en el cerebro, y una vez que el corazón se para, reactiva el cerebro logrando que el huésped vuelva a la vida como un zombie. El primer lugar donde se detectó la nube y se produjo el primer brote fue en Los Ángeles, Estados Unidos. La mordida de un muerto viviente es sumamente tóxica, y mata en pocas horas. Eso sumado al hongo logró la gran epidemia y destrucción que se produjo en Norteamérica. La OMS decidió que lo mejor era aislar la zona hasta que se encontrara una cura. El problema fue que, al saber tan poco del virus y que la nube se estaba expandiendo, hubo brotes en América Central y del Sur. Y... Por cuestiones que desconocemos... No aislaron la zona... La bombardearon... Y no quedaron sobrevivientes.

No lo podíamos creer. La mayoría nos quedamos con la boca abierta, hasta que yo caí de rodillas. Los que habíamos venido de Argentina llorábamos, y los demás nos trataban de consolar. Mientras, la reportera seguía hablando.

-Por el momento, la única solución para que los muertos no se levanten es dañarles gravemente el cerebro. Si por alguna razón los muerden en una parte no vital, deben cortarla inmediatamente para no morir. Los Laboratorios Génesis están investigando todo lo posible para encontrar una cura y parar el virus. No hay mucho más que decir...

Apagué la radio. Era de lo más evidente que nadie pretendía seguir escuchando. Miré a mi alrededor: todos mis amigos estaban llorando, y Renata, Nico, Sarah y Aaron intentaban, en vano, consolarnos. Sin mediar palabra, me dirigí arriba, a buscar mis armas. Mis pistolas estaban ahí, pero el hacha no. Bajé a la cocina, y encontré un cuchillo. Me dispuse a salir de la casa.

-¿Nahue? -dijo Vicki entre lágrimas- ¿Qué estás haciendo?

No respondí. Solo me dirigí al gimnasio, y trabé la puerta. Una vez dentro, comprendí todo: yo los había visto en el más allá. Ese supuesto sueño no era tal cosa, había estado con ellos.

-Solo hay una forma para volver con ellos -dije, mirando el cuchillo-... Solo una.

Acerqué el cuchillo a mi pecho, pero un gruñido lejano me hizo entrar en razón. Me acerqué a la ventana, y vi a un pequeño grupo de unos cinco caminantes acercándose a la entrada.

-Fue su culpa -pensé-. Fue por su culpa que ahora casi todos a los que conocía y amaba están muertos.

Abrí la puerta, y arremetí contra ellos con el cuchillo de cocina en mi mano. No voy a contar las horripilantes cosas que les hice, pero para que se hagan una idea, a uno de los caminantes le clavé el cuchillo abajo de la garganta y lo bajé hasta la cintura. Sin contar que mi sudadera blanca ahora estaba ensangrentada casi por completo.

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