El peor de los líderes

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Nos despertaron a las 7:30. Cuando me levanté, tomé mi máscara, mi cepillo de dientes y me dirigí al baño. Me lavé los dientes, me di una ducha rápida para despabilarme, me acomodé la máscara, y fui al patio a tomar un poco de aire. Vi a Brian y a un par de tipos más haciendo tiro al blanco con sus armas. No le daban ni a un blanco.

-Si nos queremos escapar -pensé-, no nos vamos a tener que preocupar de que nos disparen. Nunca vi a alguien con tan mala puntería.

Al parecer, Brian captó mis pensamientos, porque me miró con el ceño fruncido, y me gritó:

-¡Hey, Nahue! ¿Qué tan buena puntería tenés?

-No lo sé. Bastante, supongo.

-Demostrámelo.

Una parte de mí me decía que fuese sensato, que no valía la pena gastar un par de balas. Pero la otra me daba ganas de dejarlo muuuuy mal enfrente de todos esos pibes. Y terminó venciendo la segunda.

-¿Por qué no? Un poco de diversión nunca viene mal. -respondí.

El hecho de que aceptara la apuesta únicamente acentuó el mal humor de Brian. Me acerqué a ellos, y me tomé mi tiempo para apuntar.

-¿Y? -me apuraba Brian- Dale. ¡Dispara!

El último grito logró que me sobresaltara, y el tiro se desvió por un par de centímetros. La risa de Brian me hizo enfurecer.

-¡¿No era que disparabas bien?! -me provocaba- ¡JAJAJAJAJA!

Me dieron ganas de partir la culata de mi Colt 45 en su cabeza, pero me contuve. Volví a apuntar, haciendo oído sordo a sus burlas, y disparé. Esta vez, la bala impactó de lleno en el blanco.

Los otros dos tipos que estaban practicando con Brian se quedaron con la boca abierta y me felicitaron, mientras yo miraba a Brian con una sonrisa burlona.

-¡¿Cómo hiciste eso?! -gritaba, como un niño pequeño- ¡No vale! ¡Hiciste trampa!

-¿Cómo voy a hacer trampa si estoy a cincuenta metros del blanco? -respondí tranquilamente.

Por toda respuesta, me golpeó en el estómago, y luego en la cara. Me empecé a levantar, pero me dio una patada en el estómago.

-Nadie me gana, ¿entendido? NADIE. -dijo, con tono amenazador.

Me levanté lo más rápido que pude, y arremetí contra la cara de Brian, rompiéndole la nariz. Comenzó a sangrar, lo que hizo crecer su ira. Intentó patearme la cintura, pero atajé su pierna en el aire, y le devolví la patada en la mandíbula.

No pudimos seguir peleando, ya que los otros dos tipos nos inmovilizaron. Aún antes de que nos dejaran ir, Brian seguía alardeando. Logré zafarme del tipo que me retenía, y volví a lanzarme contra ese maldito bastardo. En eso, apareció Aaron.

-¡Nahue! -dijo- Calmate. Por el amor de dios, calmate.

Lo miré inexpresivo, a través de la máscara. Bajé la vista, y la fijé en Brian, quien no paraba de hablar.

-Yo tengo el control -balbuceaba-. Yo, y nadie más que yo.

Desvié la vista, y me acerqué a Aaron.

-¿Qué pasó? -me preguntó.

-El imbécil de Brian -respondí- me desafió a darle a un blanco. Primero se burló de mi cuando no le di, porque él me había distraído. Luego, cuando le di, comenzó a gritar que había hecho trampa, y me golpeó. Y yo lo molí a trompadas.

-Y todo eso, porque le ganaste en un tiro al blanco. ¿Por qué no me sorprende?

-¿A qué te referís?

-Nadie soporta a Brian. ¿Creíste que el único que peleó contra él fuiste vos?

-Obvio que no. Me sorprendería.

-Tenés suerte: generalmente, los que se pelean con él terminan con los esclavos, como le pasó a Sara...

-¿A ella por qué la metió con los esclavos?

-Ella había calificado para estar en el sector VIP. Todo iba bien, hasta que Brian comenzó a coquetear con ella, incluso sabiendo que era mi novia. Cuando me enteré, fui tras él, para que podamos hablar, y cuando le dije lo mal que me caía lo que estaba haciendo, respondió: "Ustedes están acá gracias a mí. Si no les gusta, pueden volver afuera con sus queridos zombies."

-Pero ustedes no querían volver afuera, no querían volver a la escasez de comida y al constante enfrentamiento con caminantes.

-Exacto, y por eso tuvimos que apretar los dientes, y soportar todo lo que hacía. Hasta que Brian intentó violarla.

-¿Perdón?

-Si, intentó violarla como a la mayoría de las mujeres jóvenes que pasan por acá. Bueno, el tema es que cuando llegaron a la habitación... Ella explotó. Lo golpeó en todos los lugares imaginables con una lámpara. Y luego él la puso con los esclavos.

-Es decir... ¿Que a mis amigas les puede pasar lo mismo?

-Si yo fuera vos, agradecería que todavía no les hicieron nada...

Un silencio incómodo invadió la habitación. Me quité la máscara, y me miré al espejo: la venda que cubría mi ojo estaba mugrienta. Me la saqué cuidadosamente, y busqué otra en mi bolso.

En ese momento reaccioné de que ya no necesitaba la venda, ya que mi ojo se había curado de la ceguera parcial, aunque lamentablemente la enorme cicatriz de la mano de ese maldito caminante seguía ahí, y bien sabía que nunca se iba a ir.

-Gajes del oficio. -murmuré, y me volví a poner la máscara.

El sonido de la campana del almuerzo me interrumpió. Me levanté, guardé la máscara y la venda dentro de mi bolso, y salí de la habitación.

Una vez habíamos llegado a el comedor, busqué el lugar donde me había sentado antes. Vi que Brian me miraba sin disimulo y con bastante odio desde otra mesa. Una chica, a quién no había visto antes, se sentó enfrente de mí.

-Perdona -dijo-, ¿vos son Nahuel?

-Si. -respondí indiferente.

-El que se peleó con Brian, ¿no?

Levanté la vista, y la miré fijo a los ojos. Vi la sorpresa y el temor reflejados en sus ojos al ver mi cicatriz.

-Si -respondí, y agregué-, ¿por qué?

-Dicen que le diste una buena lección -dijo riendo, y luego habló refiriéndose a mi cicatriz-... ¿Eso te lo hizo él?

-Fue un caminante. Ese estúpido ni llegó a hacerme cosquillas.

Vi que Nico se acercaba, y luego de dejar los platos, me hizo una seña para que me acercara a él.

-¿Todo bien? -pregunté por lo bajo.

-No -respondió-. Estamos hartos: hoy un pendejo le tiró un plato en la cara a Posi. Nos queremos ir.

-Yo también. Estoy haciendo todo lo posible, pero...

-Ya sabemos. Pero no podés hacer todo solo. Escucha: una chica, una tal Sara, conoce todo el lugar. Sabe a dónde salen las tuberías. Es una buena vía de escape.

-Ya lo creo... Está bien. Voy a alcanzarles un plano del lugar. Nos vamos a ir en muy poco tiempo.

-Espero que estés en lo cierto.

Me alejé, y acomodé en mi asiento. Vi de reojo que un tipo se metía en la cocina. No le presté atención, y comencé a almorzar. Aaron me interrumpió.

-Nahue, hay problemas. -dijo.

-¿Qué pasó? -pregunté.

No respondió. Se limitó a señalar al mismo tipo que había entrado hace un rato a la cocina, saliendo. Estaba llevando... O más bien casi arrastrando a... ¿Abi y Abril? Oh, no. Las estaba llevando a las habitaciones.

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