- Espera, espera, espera -dijo Jung Min- ¿Te encontraste un diario de amor en nuestra nueva casa?
- Tiene lógica ¿no crees? -Hyung Jun miró la pantalla de su celular, su prometido se hallaba cambiándose el uniforme militar por una simple pijama- Osea, es que compramos una casa amueblada, amor.
Jung Min tomó el teléfono del pobre trípode que había improvisado y se sentó en la parte baja de su camarote, mientras inclinaba su cabeza saludando a uno de sus compañeros.
- Tienes razón -hablo el mayor- ¿Lo has leído?
- Si -respondió el menor sirviéndose su té verde.
- Que chismoso -rió Jung Min.
- ¡No es ser chismoso! -Hyung Jun chilló- Lo encontré y pensé que era de nosotros.
- Si, claro.
- ¡Hablo enserio, hyung!
Hyung Jun tomo su té, su celular y apago la luz de la cocina para irse al cuarto a la par que escuchaba a Jung Min hablar sobre el terrible sol que había hecho en la mañana y que seguramente tenía el rostro quemado. El menor se acomodó bien en la cama y mirando a su prometido por la pantalla, echó un suspiro y le hablo.
- ¿Que te parece si en vez de cantarte hoy, te leo una página del libro que encontré?
- Me haría chismoso a mi también -respondió el otro, haciendo una mueca.
- Colgaré entonces, porque voy a leerlo -Hyung Jun avisó.
- ¡Nononono! -Jung Min habló- Léeme entonces eso.
Hyung Jun sonrió orgulloso para luego subir las rodillas y poner su teléfono recostado entre sus muslos, tomó el diario que reposaba en su mesita de noche, luego carraspeó y puso en contexto a su prometido.
- ¿Es la tercera página que lees, entonces? -preguntó el soldado.
- Así es -contestó el menor.
- Bien, te escucho, cielo -Jung Min se acostó poniendo un brazo tras su cabeza.
El más joven volvió a aclarar su garganta, abrió el diario y lo primero que notó fue dibujitos haciéndole fondo al lindo texto, sonrió y leyó en voz alta.
Hola Saengie, espero estés disfrutando de la lectura y te estés hundiendo en nuestros más hermosos recuerdos. Hoy vengo a hablarte acerca de cómo nos empezamos a hablar, a hacernos cercanos sin siquiera notarlo.
Empezaste a frecuentar el bar casi todos los viernes y sábados. Siempre ibas con abrigos lindos y caros. Siempre ibas con una cara larga y amargada; sin embargo siempre sonreías cuando me veías servirte el vodka.
- ¿Estudias? -te pregunté una noche.
- He dejado la universidad -me respondiste y recuerdo perfectamente el gesto que hiciste, te llevaste una mano al cabello despeinado que tenías para luego con tu mano libre agarrar el vaso.
- Estudiar nos ayudará a salir de los huecos de mala racha como éste, ¿sabes?
- Y me lo dice un pobre barman -arqueaste la ceja.
Y me reí, después vi tu hermoso rostro de confusión.
- ¿Qué es tan gracioso? -me preguntaste.
- No soy un pobre barman -te respondí pasando una cerveza por la barra- Aquí donde me vez, con el sueldo que ganó siendo barman, me estoy pagando el último semestre de mi carrera universitaria.
Quedaste mudo y luego echaste una sonrisa y me hiciste una nueva pregunta.
- ¿Que estudias?
- Música, ¿y tú qué estudiabas?
- Diseño de interiores.
- ¿De verdad? -alcé las cejas.
- Si -sonreíste de nuevo.
- Podrías diseñar tu casa.
- Es mi sueño. La diseñaría tal cual como desee mi esposo sin duda -acariciaste el aro del vaso.
- Tranquilo, los sueños se cumplen.
Me miraste y asentiste a la par que extendiste el vaso hacia mi, pidiendo otro trago.
No sabía en ese entonces que yo sería tu esposo. No sabía que te ibas a crear un espacio cómodo, atractivo y cálido para habitar en mi corazón. Me alegra mucho haberte dejado entrar a mi vida, también me alegra mucho compartirla contigo... eres lo mejor que ha llegado a mi.
Sé que soy tu mejor lugar, tú mejor diseño. Déjame decirte que tú, Young Saeng, eres mi mejor lugar y mi mejor melodía.
Que lindo te vez haciéndome la cena y que lindo se ve nuestro tapiz amarillo que me inspira a seguir escribiendo lo nuestro en unas hojas rayadas con lápiz por nuestra hermosa bebé.
- Creo que se refiere a nuestro horrible tapiz amarillo -Jung Min habló cuando Hyung Jun terminó la lectura.
- Y creo que no podré deshacerme de ese tapiz -sonrío viendo a su prometido, Jung Min le devolvió el gesto.

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El Diario
RomanceKim Hyung Jun tuvo la suerte de encontrar un diario, y el privilegio de leer la historia de Kim Hyun Joong y Heo Young Saeng.