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Recuerdo bien ese 23 de julio del 57. Aquel día entraste al bar de mala muerte en donde yo trabajaba. Lo primero que me llamó la atención fue el caro abrigo sobre tus hombros. Te sentaste mientras me llamabas para que te diera un trago. Pediste un vodka y te lo tomaste de un solo sorbo.

- Que peligro esa garganta -te dije.

- Deme otro -fue lo que respondiste.

Solo te obedecí (como siempre) y te oí suspirar desde el otro lado de la barra. Cuando me di vuelta para darte tu vodka, vi que tenías tu bello rostro entre tus manos a la par que fuertes espasmos tomaban el control de tu cuerpo. Me acuerdo haberte preguntado en un susurro si estabas bien y me dijiste algo como "¿No ve que estoy llorando?, es obvio que no estoy bien."

Menudo carácter, fue lo que pensé.

Te deje allí en tu sufrimiento y me quedé hablando con Min Woo hyung, el médico que siempre iba cada vez que fallaba en el quirófano. Él dijo que la vida era un soplo y tú reíste entre dientes.

- La vida es un soplo, ¿eh?... concuerdo -dijiste.

- Yo también concuerdo -dije.

- Entonces dejemos que la vida nos sople y nos lleve a donde se le dé la regalada gana -hyung elevó su copa y tú imitaste el acto.

- Que me sople hasta que me deje en los brazos de un jodido millonario -dijiste.

Oh Young Saeng... ¿alguna vez imaginaste que terminaríamos juntos después de aquel día?, ¿alguna vez imaginaste que el soplo que nos daría el destino mezclaría el polvo de nuestras vidas? Porque yo, por mi parte, jamás lo imagine... Pero que bueno, que hermoso y que perfecto fue que pasara.

Fuiste, eres y serás mi gran amor.

KHJ

Hyung Jun suspiró y su celular comenzó a sonar, exaltando su ser. Era su prometido quien lo llamaba.

- ¿Amor?

- ¿Por qué no te has ido a la cama? -la voz de Jung Min sonó ronca.

- ¿Usted no debería también estar durmiendo soldado? -rió el joven.

- No puedo dormir si tú no duermes.

- ¡Ay, por favor! -el menor soltó una carcajada- ¿Estabas dormido?

- Joder sí, pero me levanté para ir al baño y no sé... te extraño un montón, odio estar lejos de ti.

- Yo también te extraño, hyung...

Jung Min suspiró y Hyung Jun vio el diario sobre el escritorio, sonrió y volvió a hablar.

- Mi vida, ¿alguna vez imaginaste que terminaríamos juntos?

- Desde el primer momento, cielo -respondió Jung Min.

- ¿En serio? -preguntó el joven.

- Enserio.

Hyung Jun sonrió aún más.

- Vamos a dormir Jung Min, mañana debes madrugar.

- Vamos -susurró el mayor- Entrare a los cuartos así que hablaré lo más bajo posible.

- Bien.

- Junnie, ¿tú te imaginaste que terminaríamos juntos? -dijo ahora el otro.

- Sinceramente no, por eso te rechazaba constantemente.

- Vuelves a abrir la herida de la friendzone, bebé.

Kim se paró riendo suavemente y dejando el libro en el escritorio, se prometió seguir después con la lectura, pues debía cantarle al teléfono para que Park conciliara el sueño.

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